Pedro J. Rabadán, @PJRguez, Doctor en Periodismo y autor de “El sesgo en la Televisión. La noticia política en campaña”

Mismo informativo, misma pieza sobre el debate entre Sánchez y Rajoy: el periodista dice “Sánchez decide sacar la artillería pesada” para introducir una declaración de ese candidato, y después “Rajoy continúa esgrimiendo un argumento ya conocido” para dar paso a la respuesta. En otra cadena, mismo telediario: en la noticia de Rivera se escuchan aplausos en tres ocasiones, por una o ninguna en las piezas de los otros candidatos. Otra televisión ofrece noticias de actos de cinco partidos en su telediario, pero ninguno de ellos son Podemos o Ciudadanos. Un ejemplo más: se utilizan directos para conectar con PP, PSOE, Podemos y C’s; a IU les consuelan con unas imágenes y una sola declaración de su líder. Todas son técnicas de sesgo encontradas en las noticias políticas de esta campaña de 2015. Algunas ostentosas, otras sutiles. ¿Qué se esconde detrás de ellas?

Definitivamente, las elecciones generales del 20 de diciembre en España han sido históricas. Por los resultados, por el protagonismo de dos nuevos partidos emergentes y por cómo ha sido la campaña electoral. Los partidos han vivido más que nunca por y para la televisión; la respuesta de los medios ha sido distinta. Dos mundos que chocan: uno por intereses ideológicos y otro por respeto a los criterios profesionales. Una batalla que se puede observar atendiendo al sesgo.

Para McQuail el sesgo “es una tendencia para salirse del camino recto de la verdad objetiva desviándose o bien a la izquierda o bien a la derecha”. Esa desviación no necesariamente tiene que ser una manipulación. Emplear algunas técnicas de sesgo para provocar esa orientación interesada a la noticia no conlleva alterar los hechos. Pero hay que añadir dos consideraciones: una, que no siempre el sesgo que se percibe es intencionado; y dos, que la orientación no siempre sale del periodista o de la televisión que emite la noticia, también puede ser provocada por elementos estructurales y organizacionales, por la propia percepción del espectador, y especialmente, por agentes externos (como los partidos políticos). Detectar una técnica en una noticia no presupone hacer un juicio de valor de las intenciones de la cadena porque puede estar producida por muchos factores. Sería intentar entrar en la subjetividad del periodista sin los elementos suficientes para juzgarlo. Pero si esta técnica se repite con frecuencia, entonces hay una estrategia que esconde una intencionalidad ideológica.

En 2011 las técnicas más empleadas fueron la concesión siempre de imágenes positivas a los candidatos, principalmente Rajoy y Rubalcaba. Se abusó de planos emotivos positivos, de espacios públicos llenos, de planos picados, aplausos… y se obvió cualquier tipo de imágenes negativas o escenas en los mítines que pudieran incomodarles. Las imágenes tienen significados por sí solas, más allá de lo que diga el texto de la noticia. Fue un éxito del PP y PSOE colocar en todas las cadenas su propia señal realizada de sus actos. No en vano, expulsaban a los cámaras de sus mítines tras la entrada del candidato. Consiguieron condicionar más del 70% de las informaciones. La ley (LOREG) amplificaba este éxito al obligar a las cadenas públicas a hacer bloques electorales garantizando la presencia de los partidos con unos criterios alejados de los valores noticia.

Pero esta ha sido la campaña del cambio, también en este aspecto. PP y PSOE han mantenido su profesionalizado sistema audiovisual, convertido en agencia de noticias, pero se enfrentaban a dos partidos emergentes con grandes cualidades televisivas. Pese a no tener sistemas propios, su dominio del medio les ha proporcionado un control de la escena tan eficaz como sus principales rivales. Pablo Iglesias y Albert Rivera han condicionado la información creando una realidad específica para la televisión, fabricando sus actos pensando en cómo se van a mostrar a los espectadores en sus casas. Saben que la televisión se ve, a veces se escucha. Tiemens dice que “todo lo que la cámara ve, necesariamente lo interpreta”. Vilches, que la realidad creada engaña a la audiencia. Lewis concluye que el espectador recibe la imagen y le pone su significado interno, sin procesarla ¿Qué interpretación daría la audiencia si viera un plano corto de un asistente a un acto electoral bostezando mientras interviene su candidato? ¿O si se muestran gradas vacías en un mitin? Los partidos lo llaman control de la imagen, yo sesgo. El resultado ha sido que en casi todas las noticias ha habido mucha presencia de imágenes positivas favorables al candidato aludido, pero que no han sido determinantes porque beneficiaban a todos.

Los cambios en últimos años en la composición política nacional han venido acompañados de otros en el panorama mediático. En 2011, La Sexta era una televisión emergente; en 2015, la principal referencia informativa, haciendo girar su programación sobre programas de actualidad política en todas sus modalidades. Durante la campaña ha hecho de sus ataques al Gobierno una bandera editorial legítima como reclamo para conseguir audiencia. En sus noticias, no hay esfuerzo por esconder algunas técnicas de sesgo. Es la mejor expresión de cómo la política se convierte en un juego que se representa en la televisión, convirtiéndose ésta un actor político más a favor de una ideología.

La Sexta consigue rebajar notoriamente la influencia de las imágenes de los actos de partido. Al ser la referencia informativa, consigue todos los días la presencia de los candidatos u otros líderes políticos en sus programas y tertulias, que acaban siendo escenario de campaña, donde se producen declaraciones y noticias que dejan en un segundo plano lo que han dicho en el mitin. Sus informativos se nutren de ello, de tal forma que tienen más imágenes donde elegir. Eso influye también en las declaraciones o “totales” de los candidatos. En sus noticias se alternan las intervenciones en actos públicos con valoraciones realizadas a esa cadena. Una ventaja con la que no cuenta la competencia. Eso les sirve para poder marcar la agenda, preguntar sobre los temas que les interesa a la cadena, por encima de los intereses de los partidos. La noticia política adquiere una relevancia que abarca prácticamente todo el informativo, con presencia muy amplia de los cuatro grandes partidos, aunque presentada como contienda política, casi siempre con un tema noticioso en el que los distintos candidatos se atacan y critican mutuamente en la misma información. Esa batalla se aprecia también en la selección de totales, en su mayoría de ataque para todos los candidatos. No importan los actos políticos, sino los temas de los que hablan. En la selección de noticias priman los criterios profesionales y los intereses propios de la cadena.

En esa selección de noticias se puede apreciar también la tendencia a los escándalos y noticias negativas que afectan al partido del Gobierno, reiterando día tras día noticias sobre las comisiones de dos miembros del PP. En la repetición se ve la estrategia de marcar la agenda, de incidir en esa noticia amplificada por la técnica de mostrar imágenes de archivo de los políticos cuestionados por su conducta en compañía de Mariano Rajoy. Se produce una “metonimia visual” basada en la proximidad por la que se relaciona negativamente a un candidato con una noticia, se generaliza en este caso el escándalo hacia un líder político.

También se puede ver una estrategia en una serie diaria de vídeos en el que se pregunta a personalidades de la cultura a quién vna a votar. La selección de éste colectivo y no otros ya puede ser tendenciosa, porque tradicionalmente se han mostrado contrarios al PP. Si bien es cierto de que alguno de los encuestados manifiesta su preferencia por éste partido, la inmensa mayoría –aunque habitualmente no desvele las siglas de a quién ira su voto- anuncia su rechazo a la formación de Rajoy. En esta serie de videos se puede ver un deseo de influir en los espectadores.

En el lenguaje se percibe claramente el sesgo en La Sexta, y permite calibrar la intencionalidad del periodista. Mirando al tipo de verbos del periodista, a los verba dicendi (los que utilizan los periodistas para dar cuenta de lo que dice algún protagonista), a las configuraciones semánticas y al lenguaje connotativo, se puede apreciar la negatividad sobre Rajoy, el mejor trato a Sánchez, aunque también resulta en ocasiones perjudicado, y un lenguaje más neutral en los verbos y connotativo positivo para Rivera y sobre todo Iglesias. Especialmente revelador es el día después del debate entre los dos principales aspirantes a la Moncloa: mientras Sánchez “obvia hablar de Cataluña”, Rajoy “echa balones fuera”; mientras el socialista “afilaba el colmillo”, el popular estaba “agazapándose desorientado”; Sánchez “habló de empleo precario”, pero Rajoy “se aferró” a los datos económicos. Y ya en las sedes tras el debate, el líder del PSOE “se centró en propuestas” mientras el líder del PP “lanzó la última pulla a Sánchez”. ¿Y los partidos emergentes? “Sonríen”, “piden a la gente”, “aprovechan para sacar pecho”. En general, se utilizan verbos más neutrales (apunta, señalan…) y se evitan expresiones como las que utilizan en sus directos del PP (“no están para mucha celebración” o “la resaca está siendo dura”).

Antena 3, también cadena privada nacional, del mismo grupo que La Sexta, se rige igualmente por criterios profesionales, sin ofrecer bloques electorales fijos, y otorgando mucha presencia a los partidos emergentes. Decide con su criterio que son de interés para la audiencia y les dedica una cobertura similar en medios técnicos y formatos a los grandes partidos. Otorgar un directo a una formación política denota de por sí que lo que se cuenta es importante. Se le asigna a esa noticia el medio técnico más caro e inmediato, y se acompaña de una pieza o una declaración del líder. Se lo concede a PP, PSOE, C’s y Podemos, no así a IU ni a otros partidos minoritarios, demostrando a quién da mas relevancia. Al elegir esta manera de presentar la información de campaña de cada día, va separando los contenidos por partidos, y recurre con menos frecuencia a las noticias en las que todos los candidatos son protagonistas al mismo tiempo, reservadas para hechos noticiosos con valoraciones políticas, como por ejemplo las reacciones a la agresión a Rajoy en Pontevedra. El orden en la escaleta de la información también supone una jerarquización de los contenidos, es decir, se le concede más importancia a unos que a otros. En este sentido, el más beneficiado es el PP, pero algunos días, si las declaraciones de algún otro candidato se consideran más noticiosas, se elige a ese partido como primera noticia, sin importar su color. La sucesión de informativos revela el intento de ofrecer la información diaria aportando claves para entender los mensajes políticos con elementos valorativos. Se manifiesta claramente en el uso de frases de relevancia del presentador tipo “las declaraciones suponen un notable cambio” o sencillamente con un “atención”. En la narración, tanto del presentador como del periodista que introduce la voz en off del vídeo, se encuentran expresiones connotativas negativas como “Rivera ya no está dejando tan claro”, “Sánchez defiende contra viento y marea que…”, “Iglesias esquiva la pregunta” o “Rajoy lanza promesas electorales” (en lugar de “promete”). Pero la mayoría de las veces usan verbos neutrales como “asegura, insiste, niega, dice, sostiene”… En cuanto al tipo de totales que selecciona de los candidatos, hay una diferencia importante respecto de la Sexta, ya que escogen muchas más declaraciones positivas, de propuestas.

TVE1 da un giro respecto de 2011. Entonces, introducía un bloque electoral mostrando su desagrado por la imposición de tiempos y orden que establecía la Junta Electoral Central de acuerdo con la representación parlamentaria de anteriores comicios. Siempre seguían el mismo esquema y el mismo orden. Al margen de los actos del día, contaban en otras noticias políticas el resto de la actualidad que no fueran actos de campaña. En esta ocasión lo mezclan. Anuncian que siguen los criterios de la Junta Electoral, pero desconcierta porque no todos los días aparecen los mismos partidos. PP y PSOE siempre están, otros días también aparecen todos o algunos de los siguientes grupos: IU, Democracia y Libertad, UPyD, EH-Bildu, PNV, Coalición Canaria, Nós-UP, ERC y Unió. Podemos y C’s aparecen unos días sí, otros no, y con distinto tipo de formato. Se aprecia un claro sesgo a favor de los dos grandes partidos y en contra de los partidos emergentes, en el que seguro ha influido el poder político mediante la ley, pero también la propia cadena. Igualmente, los formatos más relevantes se le otorgan a los dos grandes partidos, con mucho más tiempo asignado, y por consiguiente, más medios técnicos. Se utilizan para todos, siempre, imágenes positivas. Lo que sí repite en esta campaña con respecto a la de cuatro años antes es el cuidado que demuestra con el lenguaje. Siempre busca verbos neutrales, alejados de cualquier interpretación, y que su discurso tome la lejanía suficiente para no ser sospechosos de intentar favorecer a nadie (“a su juicio”, “según ha destacado”…). Saben que están siendo vigilados. Pero utiliza técnicas más difíciles de detectar, como quién tiene la última palabra en las noticias en las que hablan todos los candidatos. En la mayoría de ellas, el que “cierra la discusión” es Rajoy, posiblemente con la intención de que su palabra no tenga respuesta.

En definitiva, la Sexta se convierte en un actor político de forma deliberada principalmente contra el PP. Antena 3 y TVE1 no juegan ese papel, no parecen pretender condicionar el voto hacia un partido. Aunque en el caso de la cadena pública, sí hay una orientación hacia la defensa del bipartidismo y se aprecia una tendencia favorable al partido del Gobierno.

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