Por Facundo Galván, @fggalvan, director de información y capacitación electoral en la Dirección Nacional Electoral (DINE) de Argentina.

Según el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), la capacitación electoral puede ser definida como “(…) el conjunto de procesos y técnicas por los cuales se transmite a los destinatarios conocimientos, destrezas e información necesarios para el cumplimiento adecuado de sus tareas en el campo correspondiente del área electoral.” O sea, nada menos que la transmisión de todos los contenidos que serán requeridos tanto por ciudadanos como por personal especializado para implementar el proceso.

Sin embargo, la “capacitación electoral” suele remitirnos a compromisos de última hora, de quienes son convocados como autoridades de mesa para un acto comicial. También puede hacernos remembrar spots o publicidades (de esforzada producción) que reproducen momentos típicos de una jornada electoral. Pero más allá de ello, la capacitación electoral no encuentra aún gran reconocimiento en las investigaciones académicas sobre temas electorales, y tampoco en las normas electorales de la región. Se evidencia entonces que un tema clave en el proceso electoral, del cual depende el ciudadano para ejercer correctamente su derecho a votar, se encuentra en un lugar bastante devaluado y periférico en lo que respecta al mundo de los comicios.

Los órganos electorales, sean estos independientes o partes de poderes judiciales, ejecutivos o mixtos, suelen focalizar la capacitación en aquellos actores que tomarán parte activa en la jornada electoral. Con ellos nos referimos a las fuerzas de seguridad, las autoridades de mesa, los funcionarios presentes en establecimientos, etc. Estos procesos de capacitación son efectivos y suficientes sólo en los casos que un sistema electoral ha encontrado amplios umbrales de legitimidad y conocimiento por parte de la ciudadanía. Esto ocurre, por ejemplo, cuando existe un sistema electoral en el cual los votantes confían, por ejemplo, cuando se utiliza el mismo instrumento de sufragio en varios procesos consecutivos. Este tipo de capacitación electoral, restringido a funcionarios y actores vinculados a la administración del proceso electoral, según la IIDH pertenece al modelo “interior”.

Sin embargo, cuando se trata de planificar la capacitación electoral en comicios a celebrarse luego de una reforma electoral es el ámbito “exterior”, o sea la ciudadanía en general, el que cobra un mayor protagonismo. A modo de ejemplo, cuando se dan cambios del instrumento de votación, los requerimientos en términos de planificación y recursos organizativos exceden por mucho a los actores antes nombrados y, por ende, el órgano electoral precisa mayores redes de capacitación. En estos casos la academia, las ONGs y los medios masivos se presentan como aliados claves del órgano electoral en su desafío por comunicar la reforma y capacitar a todo el padrón electoral.

Estos procesos se dieron en los órganos electorales (nacionales o subnacionales) de aquellos lugares que abandonaron el voto en papel por el voto electrónico. En esos casos tuvieron que embarcarse en arduas campañas de comunicación y capacitación ciudadana. Sin embargo, pese a que de la capacitación depende algo tan crucial como lo es “que las cosas salgan bien”, no solo para quienes desempeñan roles de gestión sino para todos los votantes, aún conocemos poco sobre este tema y nos quedan muchos interrogantes por responder, por ejemplo: ¿Qué medios son más adecuados para capacitar electoralmente? ¿Qué consecuencias conlleva una mayor inversión de recursos en capacitación presencial que virtual (y viceversa…)? ¿Qué actores son los mejores socios potenciales de un órgano electoral a los fines de garantizar ecuanimidad y objetividad en los contenidos de una capacitación masiva? ¿Disminuye los niveles de ausentismo brindar capacitación en los establecimientos de votación el mismo día de los comicios? ¿Cuánto modifica el desempeño electoral de los partidos políticos el nivel de capacitación de sus fiscales o jurados?

Estos solamente son algunos de los interrogantes cuyas respuestas ayudarían mucho en la gestión electoral pero de las que carecemos de respuesta debido a la falta de atención sobre un tema tan clave pero aún en un rincón marginal.

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