Fotoperiodista.

«En general, nuestros políticos son muy aburridos»

Por Ignacio Martín Granados, @imgranados Director de La Revista de ACOP

Eulogio Martín Castellanos, más conocido como Uly Martín @ulymartin, es fotoperiodista cordobés que trabaja para el diario El País. Estudió Ciencias Geológicas en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Fotografía en el Centro de Estudios de la Imagen (CEI). Fue cofundador de la agencia PENTA PRESS y, durante 14 años, compaginó la fotografía de prensa, como colaborador fijo del diario El País, con la fotografía científica, como técnico especialista en el Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM. En 1998 abandona la universidad y entra a formar parte de la plantilla de El País como redactor gráfico de la sección de Fotografía.

Con más de 30 años de experiencia, actualmente cubre los entresijos de la actividad parlamentaria en el Congreso de los Diputados y la política nacional, pero también ha cubierto la guerra de Libia, los Balcanes o el desastre del Prestige.

En esta entrevista, la primera que realizamos a un redactor gráfico en La revista de ACOP, charlamos en el Congreso con uno de los más agudos captadores de momentos políticos del panorama nacional sobre periodismo gráfico, imagen y poder y, por supuesto, comunicación política.

Ruedas de prensa sin preguntas, plasmas, cortes enlatados, Parlamentos en las que se prohíbe o dificulta tomar fotografías de sus señorías… ¿cómo es la salud del periodismo gráfico?

Me da la sensación de que poco a poco se nos van poniendo más trabas a nuestro trabajo. Hay varios ejemplos recientes: desde hace unos meses tenemos prohibido el acceso a la tribuna de prensa y de invitados del Senado, un lugar idóneo para hacer fotos desde arriba del hemiciclo, a raíz de unas fotos que se le hicieron a la senadora Rita Barberá mandando unos mensajes con su teléfono. Está claro que hay imágenes que desean que no se vean, son comprometedoras.

Pero si hay una cosa que realmente me preocupa es que los eventos se cubran en régimen de ‘pool’. Un nuevoejemplo, las reuniones mantenidas por el Rey con los líderes políticos para la formación de un Gobierno, las ha cubierto la agencia EFE para fotos y TVE para vídeo, y luego distribuyen las imágenes. Y en este caso no es por falta de espacio. Pero a pesar de esto creo que aún respiramos y seguimos luchando para evitar esas trabas, que a veces conseguimos eliminarlas. Y por cierto, el tema del plasma no era rueda de prensa, como se ha escrito mucho sobre el tema, era una intervención de Mariano Rajoy en una Junta Nacional del PP. Estas intervenciones se dan en abierto a la prensa desde diversos monitores, cuando llega el turno de preguntas delos miembros de esas reuniones, se corta la emisión. Igual ocurre con el resto de partidos. Recuerdo unos meses antes, en un Comité Federal del PSOE, hacer fotos en la sala de prensa de la sede en Ferraz de la intervención de Rubalcaba a través de las pantallas de televisión.

En España, la labor del fotógrafo oficial de una institución se entiende más como un servicio fotográfico para que quede constancia, casi notarial, de la actividad pública ¿Falta emoción en la fotografía pública y política?

Realmente sí, es un tipo de fotografía que está encorsetada, no se puede salir de ciertos parámetros, por lo general es sota, caballo y rey. Desde mi punto de vista, «el culpable» es el responsable de prensa de cada organismo, parece que se tiene miedo a la innovación. Para destacar, el equipo de comunicación de Cristina Cifuentes está aportando algo de novedad en este sentido.

En Estados Unidos, el fotógrafo presidencial es tan importante como cualquier asesor e incluso su fama trasciende fronteras, como el genial Pete Souza, ¿por qué cree que en España todavía no está profesionalizada (tal y como es concebida en EE.UU.) e institucionalizada esta figura?

Como decía anteriormente, me da la sensación de que se tiene miedo a lo novedoso, se quiere tener el control total de la imagen. Me temo que no estamos preparados para eso. En Moncloa hay varios fotógrafos y no se aprecia ese cambio de rumbo. Las imágenes que se distribuyen del Presidente, siguen siendo más o menos parecidas a las de sus antecesores. Puede haber alguna evolución, pero es insignificante si la comparamos con su homólogo americano. De todas maneras Obama rompió muchos muros, este de su imagen es uno de ellos, veremos si Trump sigue con esa línea.

La imagen sigue siendo un icono del poder, una buena imagen es un mensaje, traslada de una forma excelente una intención política mejor que cualquier discurso y es una magnífica herramienta de comunicación política. Pese a ello, en la política española, ¿se desprecia todavía el poder de la imagen frente a la palabra?

Han empezado a hacer sus pinitos. En las últimas campañas electorales, los candidatos han aparecido en programas de televisión que nada tienen que ver con la típica entrevista televisiva al político de turno. De todas maneras estas actitudes van por zonas geográficas, en unas son más abiertas que otras en este sentido. Por ejemplo, en cada elección en Cataluña, los candidatos se juntan un día y se ponen a las órdenes de los gráficos de cada medio impreso para realizar una sesión de fotos en el lugar que cada periódico estime más oportuno. No tiene que ver con elecciones pero recuerdo una foto de familia de los personajes políticos catalanes más relevantes, subidos en una barca y remando juntos en favor de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92.

La eclosión de las redes sociales y su uso por lo políticos, en especial Twitter e Instagram, ¿facilita el trabajo de los fotoperiodistas o supone un nuevo reto al sufrir la «competencia» fotográfica y noticiable de los propios políticos?

Creo que no nos facilita el trabajo. Los partidos políticos disponen de fotógrafos, tienen la posibilidad de tomar imágenes en sitios y circunstancias a las que nosotros estamos vetados. Rajoy tiene una persona dedicada a captar imágenes de él para las redes sociales. Habría que diferenciar información de promoción.

Actualmente, ¿se abusa de la «photo opportunity» en la política? ¿Son aburridos nuestros políticos a la hora de ponerse delante de una cámara?

En general son muy aburridos. Puede que sea temor al ridículo. Un simple paseo es ya una novedad. Esperanza Aguirre es una excepción. Sabe cómo aparecer en cada momento para llevarse la foto. Vestida de
chulapa, jugando al tenis, montando en bici, y un largo etcétera. La verdad es que a nosotros nos da juego.

Sigue siendo cierta la frase de Alfonso Guerra, «¿Quién se mueve no sale en la foto?»

Me da la sensación que los partidos quieren seguir siendo un bloque, en este sentido, cualquier discrepancia se corta de raíz.

Es famosa su serie de #AutoRetretes (#Ulynarios) en los que capta tanto a políticos -que esperan impacientes pasar por este peculiar salón de la fama- como compañeros de los medios de comunicación en los baños del Congreso, ¿cuál es su objetivo? Alguna anécdota que nos pueda contar…

Una amiga, la ministra de Cultura del Gobierno de Zapatero, Ángeles González Sinde, me mandó una foto que se hizo con el teléfono: recogía su reflejo en el espejo de un baño durante una visita oficial, creo recordar que era Lisboa. Yo le respondí con dos o tres fotos realizadas por mí en diferentes baños comentándole el tema de luces -en los baños suelen ser cenitales y malas-, encuadres, etcétera, y la aplicación que uso en el iPhone para las fotos, en este caso Hipstamatic. Hice dos o tres fotos más en diferentes baños y al final me junté con media docena de imágenes mías realizadas delante de espejos. Las puse en un álbum en mi muro
de Facebook y continué alimentándolo: yo solo, con otros compañeros, tanto del periódico como de otros medios, en el fútbol, Congreso, Moncloa, etc., el número empezó a subir como la espuma. Alguien los llamó autorretretes –puesto que son autorretratos realizados en los retretes-, y yo los bauticé como #autoRetretes. Posteriormente un antiguo compañero sugirió el nombre de #Ulynarios. Y llegó el momento de ampliar el horizonte y empecé a preguntar a las personas a las que les hacía fotos para El País si querían participar en esa especie de «proyecto». La mayoría decían que sí, y así fue como empezó todo. Tengo bastantes personajes, pero puesto que en los últimos años me toca bastante cubrir el tema político (Congreso, Senado, Moncloa, partidos, etc.), la mayor parte de los personajes fotografiados en los baños, se dedican a la política.

El objetivo es intentar realizar el mejor retrato posible usando el teléfono como cámara de fotos y trabajando con la luz ambiente de cada baño, y dejando que el personaje haga lo que quiera. El #Ulynario que le hice a Toni Cantó estuvo simpático, él quería hacérselo afilando cuchillos, así que subimos al restaurante del Congreso y le pedimos unos cuchillos al maître. Este preguntaba continuamente que para qué queríamos los cuchillos, pero después de mucho
insistir y ver que era el diputado el que se los pedía, nos dejó un cuchillo
jamonero, pero ahí no terminó la cosa. El hombre alucinó cuando vio que entrábamos los dos al baño.

Al proponerle el #Ulynario al ministro de Defensa, Pedro Morenés, estando en su despacho del ministerio, recordó que le habían regalado una espada en el Museo del Ejército y quiso posar con ella, pero después de buscar un buen rato por todo el despacho no apareció y al final optó por hacerse una foto cepillándose los dientes.

Como buen cazador de imágenes, hay que tener mucha paciencia, oficio y suerte para obtener la foto adecuada que ilustre una noticia -y diga mucho más que el propio titular-. En este sentido, en lugar de fotógrafo, ¿a veces se siente un poco psicólogo escrutando milimétricamente a su objetivo y consiguiendo trasladar con una imagen aquello que no se puede explicar con palabras?

No sé si psicólogo, pero estar con cien ojos, desde luego. Por ejemplo, durante un pleno del Congreso, intuir movimientos, miradas, hablar por el móvil, pequeños detalles, de algunos políticos, te pueden dar pistas para saber que se va a producir un encuentro y de esta manera puedes conseguir una imagen que ilustra una noticia de negociaciones, pactos, etc.

En su opinión, y a sabiendas de que es una pregunta políticamente incorrecta, de los políticos españoles, ¿cuál es el más y el menos fotogénico?, ¿o quién da más juego? O si lo prefiere, ¿Quién es el que mejor utiliza la imagen/fotografía como herramienta de comunicación política?

Hasta ahora, la pareja Pablo Iglesias e Íñigo Errejón no tenían competencia a la hora de dar fotos. Pedro Sánchez suele dar bien ante la cámara. A Albert Rivera lo noto siempre con cierto temor y desconfianza, me da la sensación que no se encuentra a gusto. Mariano Rajoy suele gesticular demasiado. Y fuera del Parlamento, desde luego Esperanza Aguirre no tiene competencia.

Por favor, pónganos sobre la pista de sus fotoperiodistas favoritos (y por qué)…

Hay unos cuantos que me gustan, daré un par de nombres. Para empezar, me fascina el trabajo de Gervasio Sánchez, su manera de contar los conflictos bélicos y sus consecuencias, no tiene parangón. Otro es Daniel Berehulak, es un colaborador habitual de New York Times, se mueve por medio mundo cubriendo guerras, desastres naturales, etc.

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