Por Miguel Candelas @MikiCandelas Politólogo

A pesar de la presumible nominación de Hillary Clinton como candidata demócrata tras su contundente victoria en el “supermartes” de junio, Bernie Sanders ha logrado convertirse en la auténtica sorpresa de las primarias al plantar cara a la ex-primera dama. Todo ello a través de un ambicioso programa izquierdista, intervencionista y “anti-establishment” en el que han destacado la apuesta por un sistema educativo y sanitario públicos, la lucha contra la desigualdad social y la firmeza frente a la especulación financiera, en aras de dar respuesta a las nuevas necesidades de los estadounidenses empobrecidos tras la crisis. Además, su irrupción ha supuesto la ruptura de muchos tabúes ideológicos en Estados Unidos, donde hasta la fecha parecía imposible que un candidato que se autoproclamase “socialista” como Sanders pudiese tener la más mínima posibilidad. A su vez, dicho programa rupturista ha sido combinado con una brillante campaña de comunicación llevada a cabo en diversos frentes sociales, financiada a través del “crowdfunding”, capitaneada por el ingenioso eslogan “Feel the Bern” y con un estilo dinámico y refrescante que le ha hecho obtener el apoyo, entre otros, de los jóvenes universitarios y de las clases trabajadoras blancas.

Y lo más sorprendente de todo es que nadie hubiese apostado por el éxito de Sanders hace apenas un año. Las primarias demócratas se planteaban como un paseo triunfal de Hillary Clinton, a la que la cúpula del partido había puesto la alfombra roja para que fuese nominada candidata a la Casa Blanca sin mayores problemas, en contraste con una más que probable guerra civil en el bando republicano entre las distintas familias conservadoras. Sin embargo, terminó sucediendo justamente lo contrario, con el mediático Donald Trump arrasando sobre sus demás competidores (Ted Cruz, Marco Rubio, Jeb Bush y John Kasich, principalmente) y situándose como único candidato republicano ya a finales de abril, y en cambio, con un Partido Demócrata sumido en una igualada lucha entre Clinton y Sanders, con este último llegando con posibilidades hasta el final del proceso de primarias.

Todo ello gracias a las victorias del senador en los caucus y primarias de 23 Estados, la mayoría de ellos en el norte, centro y oeste del país. Nada más arrancar la campaña, Sanders sorprendía venciendo en New Hampshire, Colorado, Oklahoma y Minnesota. A ello se sumaba la victoria en Vermont (su feudo), y posteriormente los triunfos en Kansas, Nebraska, Maine, Michigan y la circunscripción que forman los demócratas en el extranjero. Unas semanas más tarde, el socialista encadenaría siete victorias seguidas en Idaho, Utah, Alaska, Hawaii, Washington, Wisconsin y Wyoming, y a pesar de que la ex-primera dama venció con autoridad en los estados del este y del sur del país aprovechando la fidelidad del voto hispano y afroamericano, Sanders de nuevo recortó distancias en mayo con cuatro triunfos en Rhode Island, Indiana, Virginia Occidental y Oregón, lo que unido a sus dos recientes victorias en Dakota del Norte y Montana, han mantenido a Bernie en la pugna por la nominación hasta la convención demócrata de Filadelfia, a pesar de la victoria final de Hillary en California.

De este modo, aunque finalmente Sanders no haya logrado alcanzar a Clinton en número de delegados, su irrupción y actuación en la campaña demócrata ya va a constituir en sí una cierta victoria para sus partidarios, al haber logrado situar en la agenda política estadounidense temas claves como la lucha contra la desigualdad o la defensa de una sanidad universal, los cuales hasta la fecha no eran considerados relevantes dentro de la cosmovisión hegemónica liberal que caracteriza al país, pero que ahora deberán ser tenidos en cuenta por Clinton si quiere obtener los votos del senador socialista, necesarios para vencer a Trump y llegar a la Casa Blanca en noviembre.

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1 “Feel the Bern” es un juego de palabras con la popular expresión en inglés “Feel the burn” (sentir el ardor).
2 La inspiración musical de los seguidores de Sanders ha sido especialmente positiva para la frescura de su campaña, con temas variados dirigidos a diferentes segmentos como “El Quemazón” (para captar el voto latino), “Talk Bernie to me” (para disputarle a Clinton el voto femenino) o “Feel the Bern, an anthem” (destinado al target universitario).

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