Por pedro miguel casado casero, @pmcasado, consultor Senior Atrevia Public Affairs

En el actual contexto económico, los consejos de dirección de las compañías, en sus respectivos procesos de decisión estratégica, tienen la necesidad de contar con la mayor cantidad posible de información que les permita posicionarse por delante de sus competidores. Cantidad no significa calidad, por lo que esta información debe ser concreta y útil acorde a las necesidades de dichos directivos.

El concepto de inteligencia se comenzó a usar durante la II Guerra Mundial. Willmoore Kendall1, que trabajó en la oficina de servicios estratégicos de los EE. UU. durante la contienda bélica, definía el concepto de “inteligencia”, en esencia, “como un apoyo a los decisores políticos para conseguir influir en el devenir de los acontecimientos, ayudándoles a comprender los factores operativos en los cuales EE. UU. podía tener un cierto impacto”. Obtener información no significa que esta ya forme parte de lo denominado como “documento de inteligencia” ya que, como menciona el profesor Antonio Díaz2 “asumamos grosso modo, a manera de basamento, que información es equivalente a dato y que inteligencia es un producto elaborado que permite tomar decisiones con la menor incertidumbre posible”. Entonces, ¿cuál es el proceso por el que la información se transforma en inteligencia?

A continuación exponemos el denominado “ciclo de inteligencia”3.

a) Fase de dirección o planeamiento:
Esta fase es la más importante de todo el proceso ya que determina las necesidades y prioridades de la inteligencia. Es importante conocer la empresa y sus prioridades ya que el analista deberá emplear su criterio para afinar, en materia tangible, las necesidades y prioridades establecidas por la compañía.

b) Fase de obtención:
Este proceso da cumplimiento a los objetivos especificados en el paso anterior. Determinará qué tipo de fuentes se han de emplear en el proceso de obtención de información (fuentes abiertas, fuentes cerradas).

El 80% de la información recopilada proviene de fuentes abiertas que son aquellas a las que se puede acceder de forma libre. En este caso me gustaría hacer mención a Internet. La red puede aportar una gran cantidad de información si la búsqueda se realiza de forma eficiente. Establecer criterios de búsqueda e identificar espacios con información veraz y fiable es indispensable si queremos que nuestra búsqueda de información no se vea ensuciada por contenidos no veraces.

c) Fase de elaboración / análisis:
El análisis consiste, en una interpretación simple, en saber interpretar y establecer escenarios posibles en un puzzle en el que no se disponen de todas las piezas. Es decir, emitir juicios sin tener toda la información deseable. Este proceso es una mezcla de “arte” y “oficio”. Esta fase puede subdividirse en diferentes etapas que permitan transformar la información en conocimiento: valoración de la información obtenida, análisis, integración e interpretación.

La inteligencia no consiste en recopilar información, sino que ésta debe ser trabajada, ponderada y analizada. En definitiva, es generar conocimiento cuya materia prima es la información aunque en este caso combinada con experiencia, contexto y reflexión.

d) Fase de difusión:
Para hacer una correcta difusión de la denominada inteligencia hay que tener en cuenta varios factores. La primera es el tiempo. Es preferible dar el 75% de la información a tiempo que el 100% tarde. El segundo es el formato de difusión. Alertas, informes periódicos, boletines, perfiles, informes ad hoc, etcétera, son los formatos más utilizados aunque cada uno de ellos tiene sus propias especificaciones. El objetivo de todo el proceso, como no podría ser de otra manera, es que la inteligencia llegue a su destinarios en tiempo y forma.

En definitiva, todo el proceso de inteligencia no es un fin en sí mismo ya que este debe satisfacer las necesidades en el proceso de toma de decisión. Si la inteligencia no facilita dicho proceso de decisión no tiene valor por sí misma.

Inteligencia y Asuntos Públicos

Con un informe de inteligencia adaptado a las necesidades de la compañía y a los procesos sistematizados de obtención de información, “se mejora la competitividad de la empresa, su poder de influencia y su capacidad de defender sus activos materiales e inmateriales”4. De ello, se hacen referencia a los tres ámbitos de la Inteligencia: el activo, enfocado al conocimiento del entorno competitivo de la organización; el de influencia, orientado a transformar dicho y entorno; y el defensivo, dirigido a la protección de los activos.

Este proceso metodológico también es empleado por departamentos de asuntos públicos como herramienta a la hora de realizar proyectos de consultoría estrategia. Ya no es suficiente con disponer de una buena agenda de contactos para poder asesorar a tu cliente sobre cómo influir a un determinado actor de la administración pública, sino que es necesario, de forma previa, contar con información concreta sobre el escenario y los actores con los que te vas a relacionar.
La palabra clave en este contexto es anticipación. El objetivo primario de los asuntos públicos, o al menos en un porcentaje elevado, es dar información a sus clientes para poder anticiparse a los asuntos regulatorios o sobre los actores que intervienen en un determinado proceso normativo. Analizar un escenario, determinar las posibilidades de que algo suceda, identificar actores relevantes, contextualizar un determinado posicionamiento político son elementos que, entregados en tiempo y forma, ayudarán al decisor empresarial, el cliente en definitiva, a posicionarse un paso por delante de su competencia.

En un contexto empresarial donde los intereses legítimos priman por encima de las buenas intenciones, los actores corporativos, independientemente de su tamaño e impacto, tienen la necesidad de realizar una identificación constante de todo aquello que les rodea. El proceso de inteligencia no es más que una metodología efectiva para identificar, canalizar, analizar, interpretar, y difundir información. Por este motivo, su aplicación es perfectamente valida en cualquier contexto social, político o económico. Sin embargo, suele centrarse en el ámbito empresarial y en la aplicabilidad en el mundo de la consultoría corporativa.

Por este motivo, se puede llegar a desprender que el término “Inteligencia Competitiva” es aquel proceso, basado en los procesos de inteligencia o procesos de obtención de información, que permite al destinatario anticiparse a los escenarios con el consiguiente beneficio que esto supone en el proceso de toma de decisión de las grandes empresas a nivel mundial y en sus relaciones con las administraciones públicas. Tener la capacidad de predecir escenarios futuros en base a información obtenida de diversas fuentes, siendo esta analizada e interpretada con un fin, permite a los decisores aumentar su capacidad de influencia con respecto de sus competidores más directos.

Por último, pero no menos importante, es necesario indicar que los perfiles profesionales que se emplean para realizar “inteligencia” son muy extensos y variados. Todo dependerá del tipo de información con la que se vaya a trabajar. Pueden ser economistas, sociólogos, abogados, politólogos, periodistas, médicos, etc… no hay un perfil que sea el ideal para desempeñar este tipo de trabajo dado que muchas de las habilidades que se necesitan para poder trabajar en este campo no se aprenden en la universidad. Un aspecto importante es conocimiento de idiomas. Esto proporcionará al analista una ventaja con respecto de otros perfiles dado que la información hoy en día es global. Es decir, aunque existen los intérpretes, un analista que tenga la capacidad de interpretar textos sobre un mismo asunto en inglés, español, alemán o árabe, por poner un ejemplo, cuenta con una gran ventaja competitiva y será considerado un analista de alto valor para la organización.

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1 KENDALL, Willmoore. “The function of Intelligence”, World Politics, Vol.1, nº 4 Julio 1949, pp 542 – 552.
2 DÍAZ FERNÁNDEZ, Antonio M. – “El papel de la inteligencia estratégica en el mundo actual” Instituto Español de Estudios Estratégicos – Cuaderno de Estrategia Núm. 162 – La inteligencia económica en un mundo globalizado –. Capítulo I.
3 Ciclo de inteligencia – Centro Nacional de Inteligencia – http://www.cni.es/es/queescni/ciclo/4 DÍAZ FERNÁNDEZ,  Antonio M. – “El papel de la inteligencia estratégica en el mundo actual” Instituto Español de Estudios Estratégicos – Cuaderno de Estrategia Núm. 162 – La inteligencia económica en un mundo globalizado –. Capítulo

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