Primero. El comportamiento de los indecisos se hace cada día más decisivo. Varios estudios recogían el incremento de los indecisos con el paso de las décadas como síntoma propio de las sociedades democráticas en la actualidad. La desafección es producto de cambios en los patrones de consumo, la crítica a las explicaciones generales, y una población cada vez más educada, exigente y crítica con la política (Merino, 1995). Se aprecia que en los dos últimos años en España el nivel de indecisos parece haberse normalizado en torno al 19%, es decir, uno de cada cinco electores no sabe por quién votar (CIS, 2015). Esto representa un 5% de incremento con respecto a los promedios de años anteriores, ni hablar de los años 90, cuando los porcentajes representaban la mitad que ahora.

Segundo. Tras la aparición de las redes sociales, se abrió un nuevo campo de lucha política pero hoy su incidencia en los resultados de una elección sigue siendo objeto de debates. Lo que no se puede negar es que las redes sociales llegaron para quedarse y transformar la manera en que experimentamos los hechos políticos (Fernández, 2014). Los espacios digitales importan, prueba de ello son las campañas recientes en España, donde la era digital marcó de forma innovadora el debate.

Tercero. Entre sorpresas, los análisis coinciden en el gran golpe al Partido Popular y las victorias de Podemos y Ciudadanos (ver gráfico). Aun en candidaturas con otro nombre, lo cierto es que Podemos se ha hecho con las dos ciudades más importantes del país y la izquierda en general quedó en potestad de pactar para apartar al PP de los principales centros de poder.

Cuarto. Manuela Carmena y Ada Colau constituyen los éxitos más resonantes ya que son los únicos casos en los cuales siendo candidaturas de “unidad popular” -sin el logo de Podemos-, tuvieron mayor número de votos que sus candidaturas oficiales a las Comunidades Autónomas correspondientes. Así, Carmena obtuvo una notable diferencia respecto a la lista de Podemos en la Comunidad de Madrid pero en el resto de ciudades con más de 500.000 habitantes Podemos supera a la candidatura “sin logo Podemos”.

Quinto. Se aprecia que el voto PP va correlacionado al ingreso económico (ver gráfico). Sin embargo, los resultados de Podemos y su alianza municipal en Madrid constituyen un suceso anormal ya que no puntúan tan bajo en distritos de ingresos medios, como se podría intuir.

El desafío actual está encaminado a determinar demográficamente la configuración de un nuevo electorado cuyas aspiraciones son distintas, cuyos valores son diferentes a los de sus abuelos y, quién sabe, no se guían tanto por las ideologías que marcaron la política española desde la democracia y ahora votan más por personalismos o propuestas concretas. Los desarrollos que vendrán tienen que ir en la dirección de las campañas americanas que se orientan decisivamente al votante independiente, porque los partidos ha quedado solamente para el votante duro (CIS, 2015).

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