En el mes de enero de 2013 se inaugurará una nueva legislatura, la de la reelección de Barack Obama. Hace cuatro años, él era la máxima novedad al convertirse en el primer presidente afroamericano. Sin embargo, cuando Estados Unidos inaugure su Congreso número 113, podrá decirse, sin equívocos, que estas elecciones fueron las de las minorías.

Así, en la Cámara de Representantes, habrá un 47% de hombres blancos demócratas y un 90% de hombres blancos republicanos. El nuevo Congreso incluirá el mayor número de mujeres que ha habido hasta la historia (20 en el Senado y 77 en la Cámara), pero también acogerá a las primeras mujeres que han reconocido abiertamente ser lesbianas (Tammy Bladwin, Wisconsin) y bisexual (Kyrsten Sinema, Arizona), además de otros cinco congresistas gays; la primera mujer de procedencia asiática (Mazie Hirno, Hawai) e hindú (Tulsi Gabbard, Hawai) y un creciente número de representantes de las comunidades afroamericana, hispana y asiática.

Pero también este nuevo Congreso hace historia por resucitar la saga más celebre de la política estadounidense. Los Kennedy vuelven a contar con un representante en la vida pública –Joe Kennedy III– tras el fallecimiento del último gran patriarca de la realeza política del país, Edward Moore «Ted» Kennedy, senador del Estado de Massachusetts de 1962 a 2009.

La estirpe de los Kennedy tiene su origen en Joseph Kennedy, uno de los líderes del partido demócrata, y continuaría con sus hijos, los tristemente asesinados John Fitzgerald Kennedy y Robert Kennedy, presidente y senador por Nueva York, respectivamente.

Joe, nieto de Robert, sobrino de Ted, e hijo de Joseph Patrick II -congresista en seis legislaturas-, derrotó al republicano Sean Bielt y será el nuevo representante demócrata del Distrito 4 de Massachusetts en el Congreso. Recupera para el Capitolio el apellido Kennedy que, tras la salida en 2010 de su primo Patrick (congresista por Rhode Island), se quedaba en su sala sin ningún representante por primera vez desde 1947, cuando John F. Kennedy, entró por la puerta del edificio Cannon convertido en el nuevo representante por Massachusetts.

El flamante nuevo representante de la dinastía Kennedy es un blanquecino y pelirrojo hombre de 32 años, licenciado en Ingeniería y Ciencias de la Administración en la Universidad de Stanford y en Derecho por Harvard que ha dejado su trabajo de asistente del fiscal en el que afirmaba luchar por las injusticias para dedicarse a la política. Además de la capacidad evocadora de su apellido, completa su aura de político con un prometedor futuro con el voluntariado de dos años realizado en la República Dominicana en los Cuerpos de Paz; por lo que habla perfectamente español, en un país donde los hispanos representan una minoría cada vez más importante. En diciembre contraerá matrimonio con Lauren Birchfield, hija de un reverendo con la que ha compartido trabajos educativos. ¿Les suena la historia?

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