El término desafección política ha trascendido de los ámbitos académicos a los bares, plazas y hogares en los que abiertamente se habla de política con un profundo descontento. La desconfianza, insatisfacción y decepción con los partidos políticos, sumado a su incapacidad de regeneración y conexión con los ciudadanos provoca que hablemos no sólo de crisis de los partidos tradicionales, tal y como les hemos venido entendiendo hasta ahora, sino de crisis del propio funcionamiento del sistema democrático representativo.

Ante este panorama, la sociedad en España responde de diversas formas, ya sea con movimientos ciudadanos como el 15M cuyo principal lema era el de “No nos representan”, o con la i­rrupción de nuevas respuestas partidistas que recogen el descontento ciudadano. Así nos encontramos con el último ejemplo de lo que acabamos de relatar. El autodenominado “Partido X, el Partido Del Futuro” que se presentó en sociedad el pasado 8 de enero. Esta nueva formación política, inscrita en el registro de partidos el 17 de diciembre de 2012, conseguía en su pri­mera semana de existencia más de 16.000 seguidores en Twitter, más de 10.000 en Facebook, y cierto interés mediático.

Más que un partido se definen como un método al servicio de todos para desarrollar la “Democracia y Punto”, esto es, la recuperación de la soberanía por parte de la ciudadanía, y un plan mínimo de contingencia contra la crisis. A modo de programa electoral, proponen cuatro mecanismos para instaurar una verdadera democracia donde los ciudadanos, a través de la sustitución de la élite política por unos empleados-públicos-electos, tengan control sobre lo que se legisla y ejecuta: Refe­réndum obligatorio y vinculante; WikiGobierno o elaboración de legislación participativa y transparente; Derecho a voto real y permanente, y Transparencia en la gestión pública.

Salvando las distancias pueden establecerse ciertos paralelismos con el Partido Pirata. Afirman que en su ideología existen una serie de principios comunes a diversas iniciativas que se mueven en Internet y en el mundo como el software libre, el código abierto, la cultura libre o la comunidad científica; aunque de momento no tienen intención de acudir a ninguna elección ni de presentar líderes.

Influida bajo una estética Matrix, propone algo aparentemente moderno como es resetear la democracia. Sin embargo, Maquiavelo, en sus Discursos, ya proponía como res­puesta ante la crisis de la república emprender su renovación mediante la búsqueda de un nuevo comienzo, es decir, resetear el sistema, arrancar de nuevo el motor que le dio origen y aplicar las reformas necesarias dirigidas a evitar su corrupción. ¿Acaso no hay algo tan rompedor como volver a los clásicos?
En definitiva, más allá del oportunismo y las críticas que pue­da suscitar la aparición de un partido single issue, lo que sí es cierto es que los partidos políticos se crearon como herramien­tas para canalizar las demandas ciudadanas, selección de cuadros políticos y permitir el mejor desarrollo de la acción política dentro de un sistema democrático. Sin embargo, los ciudadanos perciben que no están cumpliendo estas funciones. Los partidos políticos deben estar al servicio de la sociedad y no debería ser necesario que surgiesen partidos que lo recordaran e hicieran bandera de conceptos que deben formar parte de su genética como agentes políticos.

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