Por África Sánchez Carnero @africa_sc Responsable de Prensa de CCOO Servicios a la Ciudadanía y Santiago Cubero Lastra @CuberoSanti Responsable de Comunicación de CCOO Construcción y Servicios
El ámbito en el que actualmente se mueve la comunicación sindical es un espacio en continua evolución hacia una nueva configuración comunicativa.
En la etapa preconstitucional los sindicatos españoles más representativos, conocidos como organizaciones de clase al representar al conjunto de los trabajadores sin importar el sector o la profesión, utilizan rudimentarios medios de difusión y el “boca a boca”, con la implicación clandestina de sus militantes, para hacer llegar sus mensajes a sus receptores finales: las masas obreras.
En ese tiempo cuentan con la ventaja de que la información que trasladan tiene un alto grado de aceptación e incluso es requerida por sus destinatarios. Son los años de la multicopista, los carteles, los pasquines editados de madrugada en imprentas ilegales, con esfuerzo y sacrificio de mujeres y hombres que cambian el rumbo del país.
Hoy en día la comunicación sindical se mueve en parámetros muy diferentes. El aparente distanciamiento de los trabajadores y el conjunto de la ciudadanía con respecto a sus representantes laborales, junto con cierto silencio mediático, hace que la percepción de su necesidad sea menor. Sin embargo, los sindicatos mayoritarios siguen afianzados en el mercado de trabajo. Por una parte, mantienen afiliadas a cerca dos millones de personas, cifra que se está incrementando a la par que la tímida recuperación económica. Por otra, aún cuando tienen que hacer frente a diario a una continua campaña de elecciones sindicales, que se agudiza cada cuatro años durante más de doces meses, mantienen el grueso total de los delegados elegidos por encima del 75 %. Con ello la legitimación en los centros de trabajo está garantizada.
No obstante, esto requiere de un esfuerzo informativo mayor que el de apenas hace un par de décadas. En concreto, la permanente campaña electoral se afronta en buena medida gracias a una presencia muy definida en las redes sociales. Con esencia a esa clandestinidad de antaño, los sindicatos consiguen, en no pocas ocasiones, superar el bloqueo mediático e impregnar a la sociedad con sus iniciativas y denuncias.
La llegada de una nueva generación de sindicalistas, mujeres y hombres cercanos, preparados, que combinan madurez y juventud, provenientes del mundo laboral y con una formación política importante, hace que las propuestas sindicales se abran paso también en los medios, a través de artículos de opinión en diarios digitales o intervenciones en programas audiovisuales, tratando de conectar con esas personas de entre 25 y 55 años que llevan el peso de la recuperación económica del país.
El futuro de la comunicación sindical afronta importantes retos, uno de los más destacados es la posverdad, donde las noticias, a favor y en contra, están escritas de antemano, a lo que se suma una sociedad instalada en el escándalo que las acoge de buen grado.
Para superar estos desafíos son indispensables las redes sociales, a las cuales los sindicatos demuestran adaptarse, como también saber utilizar los beneficios que la tecnología aporta al mundo comunicativo: podcast, radios online, retransmisiones multiplataforma, etc. Ello posibilita el empoderamiento del sujeto activo, el sindicalista de a pie, llegando al mundo del trabajo con mensajes cercanos, recogiendo el feedback imprescindible para reivindicar las necesidades de su clase, haciendo que la confianza en los sindicatos se refuerce para seguir siendo lo que son, la última barrera ante las políticas laborales y económicas liberales que afectan al mundo del trabajo y al conjunto de la sociedad.
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