Anna Carulla

@annacarulla

Normalmente se menosprecia TikTok. Parece una red social banal utilizada solo por jóvenes para consumir vídeos graciosos, repetir trends o aprender recetas de cocina en menos de un minuto. Lo cierto es que el espectro de usuarios es cada vez más amplio y no solo interpela a jóvenes, aunque puedan seguir siendo el público principal. Por otro lado, y teniendo en cuenta que en TikTok se pasa mucho tiempo, podemos deducir que no están ahí únicamente por la broma. Y sí, es adictivo; los vídeos suelen ser cortísimos y abunda la sátira. Pero no conviene pensar que con seguir un trend o hacer un meme el asunto ya está cubierto.

Esto ha llevado a apostar por estrategias erróneas: muchos perfiles vinculados a partidos y candidatos suelen priorizar el meme por delante de cualquier otro tipo de contenido o sumarse a determinadas tendencias sin pensarlo mucho. Esto se puede problematizar: también se consumen sucesos, moda, teorías de la c­onspiración, noticias, etc. De hecho, el 80% de jóvenes (Informe Juventud en España 2020 del Injuve, 2021), cuando quiere noticias, las busca online. En consecuencia, es esperable que reciba contenido político. Y, como en todos los formatos, es evidente que hay que adaptar el lenguaje y el ritmo, pero no se tiene por qué recurrir a la banalización. Lo que comunicamos en TikTok no se puede reducir al meme y mucho menos al meme mal ejecutado.

Todos los profesionales de la comunicación deberíamos mejorar nuestros estándares de transparencia y de rendición de cuentas

Partiendo de aquí, es interesante conocer qué preferencias tienen los y las jóvenes en esta plataforma. Podemos acercarnos de dos maneras: por un lado, hablando directamente con ellos y, por otro, fijándonos en los vídeos con más éxito. Lo primero no es fácil, ya que requeriría de una muestra significativa, pero intenté aproximarme en mi trabajo sobre ‘El papel de TikTok en la opinión política juvenil’ (Beers & Politics, 2024). Lo segundo tampoco es sencillo: el número de visualizaciones, likes o comentarios puede ser un criterio engañoso. A veces los vídeos se comparten y comentan precisamente porque generan rechazo y con el fin de burlarse. Para eso podemos detenernos en los comentarios. Pero vayamos por partes.

En las entrevistas focales llevadas a cabo para este trabajo con jóvenes se lanzaron preguntas genéricas y se enseñaron vídeos publicados por partidos. Se pudo observar que TikTok era la fuente de información más mencionada, normalmente vinculada al consumo pasivo (el contenido político aparecía en su FyP). En cuanto al formato, hay tres puntos claves que se mencionaron en todas las ocasiones y que pueden funcionar como mínimos a cumplir en esta plataforma:

1) El lenguaje debe ser breve, simple y directo (explicaciones cortas y comprensibles, si no, aburre).

2) El inicio tiene que llamar la atención (hay que despertar interés).  

3) Contextualizar es crucial (no podemos dar por supuesto que estén al día de todo).

Y, de acuerdo con estos criterios, la tipología de vídeos que más gustaron fue:

1) Pantalla verde (alguien que explica algo con una imagen de fondo).

2) Reportaje (alguien que acude al lugar de los hechos para informar desde ahí).

3) Fragmentos de intervenciones parlamentarias (o similares).

4) Fragmentos de meetings o entrevistas.

En estas conversaciones, los memes y los trends siempre quedaban en último lugar y, de hecho, se los tomaban mal. Cuestionaban que la política tuviera que llegar al ridículo para interpelarlos y coincidían en decir que se notaba que quien los hace no conecta con ellos (estaban mal hechos y les daba cringe). ¿Esto quiere decir que mejor no usarlos? No, pero quizá fijarse más en dónde se publica y por qué. Los vídeos personales tampoco terminaban de convencer: no resultaban coherentes con los perfiles de los partidos y se veían forzados y desconectados.

Los vídeos personales no resultaban coherentes con los perfiles de los partidos y se veían forzados y desconectados

Esto conecta con una cuestión clave: deberíamos distinguir entre perfiles para hacer el contenido. No es lo mismo el perfil de un partido, que el de un candidato, que el de un generador de contenido (de hecho, los perfiles personales parecen funcionar más que los de los partidos). Para ejemplificar esto, podemos echar un vistazo a unos ejemplos:

Para completar la investigación, haría falta una revisión mucho más exhaustiva de perfiles que tuviera en cuenta ciertas variables: si se pagó publicidad, si hay trolls, cuál era el objeto concreto de esos vídeos, etc. Pero, a simple vista, podemos constatar que se necesita atinar más en los formatos y que la efectividad de ciertas maniobras está en entredicho. Las redes sociales están en el core de los y las jóvenes: son centrales en su socialización. A diferencia de otras generaciones, las usan para interaccionar, informarse y buscar opinión. Si comprendemos el p­apel que tienen, debemos entender que no todo vale y afinar en lo que se publica. De hecho, lo forzado puede sumar a la desafección.

Si comprendemos el papel que tienen las RRSS, debemos entender que no todo vale y afinar en lo que se publica

Para terminar, concluyo con dos testimonios que participaron en el trabajo y que dan buena muestra de lo explicado en este artículo: “¿Esto lo ha colgado un partido? Yo no sé lo que dicen, pero mi voto no lo tienen”. “Si el año que viene voy a votar, igual voto lo que más me haya gustado en TikTok”.

Deja un comentario