Carlos Guadián Orta, @carlosguadian
Consultor y analista
En comunicación política, todo el mundo tiene en mente la figura del spin doctor. Se ha escrito mucho sobre esta figura, es más, normalmente la compol está supeditada a las instrucciones de expertos que configuran percepciones con un objetivo muy definido, ganar elecciones. Expertos en relaciones públicas y comunicación política cuyo trabajo es manejar la imagen pública de un político, un partido político, una empresa, una organización o cualquier entidad en los medios de comunicación.
El trabajo de estas figuras clave en comunicación política es ayudar a moldear y presentar la información de manera que sea favorable a su cliente, utilizando técnicas de persuasión de la opinión pública. Esto puede implicar un cambio de la narrativa de una historia, minimizar o disminuir noticias negativas o promover mensajes positivos y atractivos para la audiencia.
Los spin doctors suelen trabajar en estrecha colaboración con los políticos y otros líderes de opinión para ayudarles a articular su mensaje y comunicarse con su público de manera efectiva. A menudo emplean encuestas de opinión y otros métodos de investigación para ayudar a sus clientes a comprender mejor lo que el público piensa y cómo pueden ser percibidos.
A todos nos vienen a la mente nombres como del de Pedro Arriola o de Iván Redondo cuando se habla de spin doctors, nombres de aquellos que han aupado al poder a líderes de partidos tan dispares como el Partido Popular o el PSOE. Y todos nos podemos preguntar si hoy en día, con las herramientas de inteligencia artificial generativa que hay a nuestra disposición, seguirían teniendo la misma capacidad de influencia y de maniobra. Seguramente el que ha sabido aprovechar las oportunidades del mundo offline, sabría aprovechar las que ahora le ofrece el mundo digital.
Poco a poco vamos a ver como los equipos de campaña, los asesores políticos, los spin doctors van a tener en su caja de herramientas, como si de una llave maestra se tratara, a una inteligencia artificial generativa que les ayude a hacer de todo.
ChatGPT y #ComPol. Una IA para controlar el mensaje
A estas alturas todos hemos oído hablar de ChatGPT como una herramienta de inteligencia artificial que hace maravillas. También han saltado todo tipo de alarmas respecto de su uso en ámbitos como el educativo. Pero la tónica general, que más o menos tiene en mente todo el mundo, es que ha llegado un nuevo tipo de herramientas que pueden crear y generar textos basándose en una mera descripción.
ChatGPT, como muchas otras IA generativas, es capaz de generar contenidos nuevos y originales gracias a procesos estocásticos. La cantidad de tareas que le podríamos asignar a esta herramienta dependería de nuestra imaginación, pero si hablamos de comunicación política le podríamos pedir que nos escriba un discurso electoral; que nos resuma un texto legislativo para poderlo explicar en un lenguaje más accesible; que nos escriba un artículo (este no, ¡eh!); le podemos pedir que nos ayude en una campaña de activismo escribiendo mensajes en redes a un organismo, partido o candidato; que haga alegaciones y comentarios a propuestas de ley con un determinado propósito; que ayude a explicar un programa electoral; que sirva de canal para interactuar con el electorado; que nos ayude a tomar decisiones más informadas o incluso que pudiera ejercer de portavoz de un gobierno.
Pero a pesar de todo lo que podemos hacer con este tipo de herramientas, debemos proceder con cautela. Al generar sus respuestas basándose en procesos estadísticos puede llegar a hacer afirmaciones que no son correctas. Por lo tanto, si se usa, se ha de saber de qué se está hablando para poder corregirlo. Otro riesgo implícito es que puede tener sesgo en lo que escribe, ya sea porque el aprendizaje que ha hecho haya sido con contenidos sesgados, o porque las peticiones que se realicen tengan un sesgo implícito.
Según muchas pruebas que se han ejecutado con ChatGPT, se puede afirmar que tiene una ideología de izquierdas y liberal, aunque han conseguido incluso que represente a ideologías extremas tanto a la derecha como a la izquierda, precisamente pidiéndole que ‘represente’ un papel. Este es uno de los hacks (trucos) con los que los usuarios están intentando romper los límites impuestos a estas herramientas. En principio no pueden generar un texto machista, racista o xenófobo. Están limitadas por programación y por un entrenamiento humano que les ha ido indicando lo que pueden o no escribir para ser políticamente correctas. Pero para romper estas barreras solo es necesario pedirle que interprete un papel, sería algo así como romper las leyes de la robótica de Asimov pidiéndole al robot de turno que interprete un robot que no tiene por qué obedecer ninguna de las tres leyes.
El prompt en cuestión para hacer el hack con ChatGPT es plantearle un juego en el que debe asumir un alter ego llamado DAN, que significa Do Anything Now (haz cualquier cosa ahora). A partir de aquí se ha conseguido que asuma papeles con ideologías extremas.
La comunicación política puede beneficiarse mucho de los algoritmos y los modelos predictivos, ya que pueden ayudar a una mejor previsión de los hábitos y preferencias políticas de los electores y mejorar la persuasión de la comunicación política. También puede ayudarnos a ir a las emociones de los votantes aplicando técnicas de neuromarketing y por supuesto mejorar la toma de decisiones. Aunque también puede llegar a ser una herramienta de Black Hat facilitando por ejemplo la creación de ejércitos de perfiles automatizados para contrarrestar debates políticos de forma automatizada. O si vamos más allá del propio hack DAN, comentado anteriormente, ya tenemos noticias de que algunas redes supremacistas blancas como Gab y 8Kun ya entrenan sus propias IA’s. Tendrán un asesor digital movido por todo tipo de sesgos llevados al extremo y utilizado para controlar, reprimir y cancelar otras voces políticas discordantes sin ningún tipo de miramiento. Pronto nos encontraremos ante una asociación nacional del rifle que abogue por el uso de herramientas de inteligencia artificial generativa para la autodefensa digital y que con esta excusa se puedan emplear para todo tipo de propósitos. Es importante que se establezcan los límites éticos para que no haya barra libre en el empleo de unas herramientas que pueden permitir que cualquiera pueda generar campañas de manipulación bajo la excusa del activismo político.
La cuestión principal en todo esto es que este tipo de herramientas han llegado para quedarse y para controlar en todo momento el mensaje que se quiere transmitir en política. Para lo bueno y lo malo tendremos que convivir con ellas de aquí en adelante.
Del spin doctor al spin prompter
La clave para un uso eficiente de estas herramientas es pedir lo que se desea de manera adecuada. Hay que empezar proponiendo una acción como generar un discurso, un artículo o una publicación para redes sociales, proporcionando el contexto adecuado. Por ejemplo: escribe un discurso para unas elecciones municipales de la ciudad de Algeciras con perspectiva progresista, haciendo fuerza en la resolución de problemas como la suciedad y el paro juvenil.
A partir de esta primera base se le deben ir pidiendo las modificaciones que se quieran introducir. Que retoque un párrafo en concreto, que incluya un determinado punto de vista como la perspectiva de género, etc. Se puede pedir que extraiga las ideas fuerza, que desarrolle más determinados puntos del discurso sugerido, que aporte fuentes de datos para respaldar el contenido y en definitiva ir marcando poco a poco como queremos que sea el resultado final.
Ante esta situación, el papel del llamado prompt engineer es vital. La capacidad de poder hablar con las máquinas está definiendo un nuevo tipo de trabajo y de la misma manera que ante cualquier herramienta hemos necesitado expertos que puedan obtener de ellas el mejor rendimiento posible, para estas herramientas de inteligencia artificial generativa no iba a ser menos.
Vamos a necesitar en comunicación política a partir de ahora a los spin prompter. Figuras en los equipos de comunicación política que sean capaces de trasladar a las máquinas lo que se espera de ellas de una manera precisa. Esta figura será básica en cualquier equipo de comunicación y servirá para hacer de puente entre la persona que se presenta a las elecciones, el partido y la máquina. Deberá tener la capacidad de poder pedir exactamente aquello que se necesita en todo momento. Justificar una decisión, argumentar un posicionamiento político, escribir un discurso, redactar una nota de prensa o generar un copy para redes sociales. Iríamos del spin doctor al spin prompter produciéndose una desintermediación que puede tener ciertos peligros implícitos.
La tentación de una candidatura o de un partido político de prescindir de los servicios de una persona con experiencia en campañas puede conllevar a cometer errores de bulto importantes. La sensibilidad que un spin doctor tiene a la hora de componer la imagen de toda una campaña, de saber exactamente cuál ha de ser la puesta en escena y como se ha de marcar el ritmo informativo puede decaer y convertirse en un canto monótono en manos de una máquina que actúa por impulsos estocásticos.
La necesidad de un spin prompter que vehicule las necesidades de una comunicación política adecuada en todo momento será vital. Poder detectar cuando la IA generativa ha metido la pata y cuando hace afirmaciones falsas con todas las letras será relevante para no caer en manos del adversario político.
Y es que no tenemos que ver a herramientas como ChatGPT con el prisma de poder hacer lo que queramos, debemos ser conscientes de lo que podemos hacer y lo que no y sobre todo ser responsables y consecuentes con la ayuda que nos proporcionen. Tampoco las tenemos que ver bajo un prisma ludita, de rechazo, de miedo por sustitución, de perder nuestra profesión bajo los entramados generativos de una llamada inteligencia artificial. Debemos ver y concebir estas herramientas como potenciadores de nuestro trabajo, como una ayuda que nos va a permitir hacer cosas que antes hubiera sido impensable hacerlas o sencillamente ser mucho más eficientes y eficaces a la hora de diseñar y ejecutar una campaña política.
El spin prompter será el intermediario entre la máquina y la política, la cadena de transmisión que proporcione las indicaciones necesarias para generar aquello que sea necesario en todo momento. Desde un discurso a conseguir los datos que respalden la toma de una determinada decisión. Desde cómo segmentar un mensaje y cómo vehicular a cómo articularlo para que esté modulado en su justa medida. En definitiva, el spin prompter será el traductor de necesidades para satisfacer las necesidades de la comunicación política.
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