El psicólogo social Albert Mannes, que se estaba quedando calvo, notó al rasurarse la cabeza que la gente le trataba de manera diferente. Así que este profesor de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania diseñó tres experimentos con más de 1000 voluntarios universitarios que pusieron a prueba la percepción de otras personas sobre los hombres con la cabeza rapada.
Y los tres dieron el mismo resultado: el cuero cabelludo rapado de un hombre está relacionado con el dominio. En otras palabras, los hombres con cabezas rapadas son percibidos como más poderosos por otros, con mayor arrogancia varonil.
¿Por qué una cabeza casi desnuda es percibida como más dominante? El Doctor Mannes ofrece tres explicaciones:
• Por un lado, apunta una gran parte de culpa en los estereotipos, ya que las cabezas rapadas se encuentran en la cultura en profesiones tradicionalmente masculinas, como la vida militar y los deportes.
• La segunda es que un hombre que se afeita la cabeza se ve como una persona poco convencional; y existen evidencias de que los poderosos tienen menos inhibiciones sobre la violación de las normas convencionales.
• Y por último, Mannes sugiere que, dado que la sociedad coloca un alto valor estético en el pelo, se necesita la suficiente confianza y masculinidad para prescindir de él.
Así que concluye que los hombres que empiezan a perder el pelo o ya están en el fatídico punto de no retorno del cartón absoluto, puede mejorar su autoestima y cómo son percibidos por los demás simplemente por medio del afeitado total.
Más información en cooking ideas o en la web del profesor Mannes.
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