Por Consol Vilar, @ConsolVilar, Asesora de imagen personal y corporativa
La escenografía es el arte y la técnica de diseño y decoración de espacios escénicos. Es el resultado de combinar elementos visuales que permiten de una forma realista, ideal o simbólica que el lugar en el que se desarrolla una acción transmita una imagen o una idea, mucho más allá de las personas que intervienen. O, mejor dicho, que acompaña al mensaje que estas personas quieran dar. Decorado, iluminación, vestuario, maquillaje… Forman parte del atrezzo de una escenografía política. En política es básico y esencial gestionar con credibilidad, esencia y naturalidad las herramientas y elementos que componen la puesta de escena.
Cuando la TV entró en la escenografía
El 26 de setiembre de 1960, la televisión estadounidense a través de la cadena CBS en Chicago retransmitió en directo el primer debate político entre el vicepresidente republicano Richard Nixon contra su rival a la presidencia el demócrata, John F. Kennedy. Unas elecciones que daban como ganador a Nixon, quien subestimó el impacto y poder de la imagen frente las cámaras y no adaptó la gestualidad, mirada, postura corporal, indumentaria y, además, no quiso ser maquillado. Su imagen externa y comunicación no verbal no iban alineadas al mensaje. Todo lo contrario que Kennedy. Según los analistas, esa fue la clave de su éxito para ganar las elecciones y convertirse en presidente de los Estados Unidos. El resultado de esa intervención fue un cambio de rumbo en la política estadounidense, pero también un punto de inflexión en la comunicación en la política en general.
Desde ese instante la comunicación no verbal entró en un nuevo escenario y pasó a ocupar un lugar destacado en la estrategia de comunicación política, especialmente a la hora de preparar cualquier intervención en televisión.
Otros casos relevantes del impacto de la escenografía
A lo largo de los años, la forma de cuidar de la escenografía ha ido evolucionando, innovando con la tecnología y tendencias comunicativas. La lección está aprendida: no se puede dejar nada al azar. La escenografía de un acto o evento es conocido por parte de asesores, gabinetes, etc. Conocer a la perfección las herramientas y reglas que intervienen es una obligación profesional por parte del emisor y su equipo. Fusionar imagen externa, expresión y habilidades sociales con la actitud oportuna es imprescindible para proyectar y transmitir un mensaje excelente.
Poco vimos de lo explicado en los debates de TV y programas de radio por parte de los candidatos en las últimas elecciones de España del 10N en 2019. Una puesta en escena política puede tener múltiples formatos; adaptabilidad, flexibilidad y naturalidad son esenciales. Es lo que vemos si analizamos las puestas en escena de Barack Obama a lo largo de sus ocho años de mandato como presidente de EUA (2009-2017). Lo consiguió y nos cautivó más allá de la ideología política. Cabe destacar su primera campaña electoral como candidato a la presidencia, todo estaba estudiado y llevado a cabo al milímetro por su protagonista con máxima autenticidad, logrando convertirse en el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos en 2008. El famoso «Yes we can” proyectado con una comunicación no verbal, enérgica, jovial y cercana sumado a una oratoria excelente. Su camisa blanca arremanga, con o sin corbata, cautivó con la proyección de proximidad, esfuerzo, complicidad.
En Estados Unidos son los reyes de la escenografía política, todo el mundo se preguntaba cómo sería la investidura del 46º presidente Joe Biden en plena pandemia y sin la presencia de su sucesor, Donald Trump. Nada fue casualidad, todo estuvo pensado y desarrollado al detalle como las imponentes 25.000 banderas que ondearon en representación a la ciudadanía. La bandera constituye uno de los principales símbolos de una nación, comunidad, provincia y municipio. Forman parte de todo acto protocolario político y transmiten comunicación de forma sublime.
Otro claro ejemplo es Ángela Merkel, 16 años de mandato en Alemania y Europa pasarán a la historia. En su caso, un liderazgo conservador, ambicioso, poderoso e interlocutor proyectado por su imagen externa (americana de líneas clásica, en todos los colores azul, roja, negra, rosa, negra, marrón, verde, etc.) sumado a lenguaje, kinésica y oratoria.
Una escena visual muy impactante de Merkel sucedió en la cumbre G7- grupo de siete países Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unidos- cuyo peso político, económico y militar es muy relevante a escala global, en 2018 con Donald Trump: Merkel de pie apoyando las manos en una mesa, cuerpo en avance y contacto visual directo con su interlocutor (Trump) que está sentado al otro lado de la mesa con los brazos cruzados (protección) con gesto facial de “dime, dime…” y evitando mirada. La mesa, elemento que Merkel utilizó para apoyarse con máxima naturalidad para demostrar su fuerza, seguridad y poder.
La escenografía y las nuevas tecnologías
La pandemia ha puesto a prueba el control de nuevos formatos escénicos y nuevas habilidades sociales por parte de los líderes del momento. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinta Ardern, usó su comunicación amena y cercana haciendo uso de las nuevas tecnologías con máxima naturalidad consiguiendo un liderazgo eficaz al siglo XXI. Protocolo, tecnología, comunicación no verbal, oratoria e imagen personal no pueden dejarse al azar si se quieren evitar comunicar mensajes erróneos, como le pasó al presidente del Gobierno españo, Pedro Sánchez, en su aparición en la reunión de crisis con Afganistán. Tuvo más poder su outfit/look por un error estilístico de estilo de prendas, tejidos y colores que la noticia. Y no era una noticia cualquiera. Un outfit/look tiene que ir acorde al propio estilo, tipología corporal y mensaje. La imagen personal es comunicación no verbal y tiene que ser integrada para que aporte seguridad y credibilidad al emisor, dé un mensaje y genere confianza en los receptores.
Sin dejar de mencionar el error comunicativo por parte de ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, en la entrevista de ‘La Mañana de Andalucía’ de Canal Sur poniendo como ejemplo el turismo de volcanes y el reclamo turístico que podía tener el volcán de La Palma. Un comentario fuera de lugar, cuando cientos de personas estaban perdiendo sus casas y el control de las erupciones lo tiene la naturaleza. Un comentario que se hizo viral en milésimas de segundo en las redes sociales.
La escenografía de los actos y eventos políticos hay que tratarlos con rigor, trabajar con un equipo multidisciplinar de inicio a fin y de forma alineada para potenciar la imagen y la comunicación del candidato/a y al mismo tiempo del partido o institución. No se puede dejar nada al azar, ya que “una imagen puede tener más poder e influencia que mil palabras”.
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