Diana Rubio

 @driecel

Doctora en Comunicación y experta en Protocolo

En los últimos días, las redes sociales y los medios de comunicación han sido escenario de un intenso debate sobre la utilización de la bandera LGTBI, con posiciones encontradas y una evidente politización del tema. La discusión ha generado una enorme atención y ha puesto de relieve cuestiones relacionadas con el protocolo y el simbolismo de las banderas.

Desde un enfoque protocolario, las banderas son símbolos que identifican a colectivos o comunidades. Existen banderas oficiales y no oficiales. Las primeras están reguladas por normativas específicas y son las que deben ondear en las instituciones públicas, siguiendo un orden preestablecido.

La bandera LGTBI, aunque no es oficial, tiene una profunda carga comunicativa y emocional. Su presencia en los edificios públicos simboliza apoyo, visibilidad y respeto hacia la comunidad LGTBI. Las instituciones que deciden colocarla en sus balcones están demostrando un compromiso con la inclusión y los derechos de esta comunidad. Sin embargo, esta acción ha generado controversia.

En 2020, el Tribunal Supremo español emitió una sentencia que resolvió la alegalidad en torno a dónde se puede colocar la bandera LGTBI. El fallo estipula que esta bandera no puede ondear junto a las «banderas estatutariamente instituidas». Es decir, no pueden coexistir en el mismo mástil o en posiciones contiguas, pero esto no impide su exhibición en otras formas.

Hay diversas maneras de mostrar el apoyo a la comunidad LGTBI en las instituciones sin violar las normas protocolarias: pancartas, lonas colgadas de la fachada, iluminación con los colores del arcoíris o la colocación de la bandera LGTBI en lugares distintos de las banderas oficiales son opciones viables y respetuosas con el marco legal.

Es importante señalar que no es ilegal lucir la bandera LGTBI; simplemente tiene que estar separada de las banderas oficiales. Tampoco es obligatorio mostrarla, lo que lleva a la reflexión sobre la politización del tema. Si bien el debate ha adquirido tintes políticos, es crucial recordar que el respeto a las normas es fundamental para pedir respeto hacia las causas que defendemos.

No es ilegal lucir la bandera LGTBI; simplemente tiene que estar separada de las banderas oficiales

En resumen, la bandera LGTBI no es solo un símbolo de una comunidad, sino también una representación del apoyo y respeto que merece. Su colocación debe realizarse siguiendo las normativas vigentes para evitar conflictos innecesarios y demostrar que el compromiso con la igualdad y el respeto no está reñido con el cumplimiento de las leyes.

La importancia de los símbolos en el Protocolo

Los símbolos, como las banderas, juegan un papel esencial en el protocolo porque representan valores, identidades y compromisos. Su correcta utilización es crucial para mantener el respeto y la solemnidad de los actos oficiales. Los símbolos no solo comunican pertenencia y apoyo, sino que también establecen un marco de convivencia y orden. Respetar las normas protocolarias al usar estos símbolos asegura que los mensajes transmitidos sean claros y respetuosos. En el caso de la bandera LGTBI, su despliegue debe reflejar un equilibrio entre el apoyo a la comunidad y el cumplimiento de las normas establecidas, para fortalecer así la cohesión social y el respeto mutuo.

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