«Mantener a la infancia en la agenda pública es nuestro principal desafío»
José Luis Izaguirre
Responsable de Incidencia Política y Estudios de UNICEF España, Cristina Junquera es socióloga especializada en Política por la Universidad de Deusto. Cuenta con más de 20 años de experiencia profesional en UNICEF, una trayectoria que inició en México y le ha llevado a ocupar puestos de responsabilidad en el País Vasco –como coordinadora- y a nivel nacional en España, como responsable de Alianzas Corporativas y de Incidencia Política y Estudios, en la actualidad.
Ha dirigido y participado en numerosas publicaciones de UNICEF relacionadas con la situación de la infancia en España, el impacto del cambio climático en la infancia, la implementación de la Agenda 2030 o el bienestar infantil subjetivo, entre muchas otras temáticas.
Junquera es una entusiasta de su trabajo y está convencida de que podemos lograr entre todos que los niños y niñas disfruten de sus derechos y desarrollen una vida digna.
Para que hablemos con precisión del término, ¿qué significa exactamente incidencia pública y cuál es su relevancia en una organización como UNICEF?
La incidencia pública es el proceso deliberado, basado en datos y evidencia, con el objetivo de influir directa e indirectamente en quienes toman las decisiones, las partes interesadas y cualquier otro grupo o persona relevante para que emprendan acciones que contribuyan a garantizar los derechos de los niños y de las niñas.
Tenemos un mandato bien definido por parte de Naciones Unidas, en la defensa y desarrollo de la Convención sobre los Derechos del Niño. En UNICEF, por ello la incidencia política y social está en el corazón de la organización, porque es la vía para poder lograr cambios estructurales, sostenibles, que mejoren la vida de la infancia. En todo el mundo UNICEF trabaja para lograr esos cambios necesarios, y para ello debemos influir en la agenda política, en la inversión pública, y también en la agenda social y en la agenda mediática.
A menudo, cuando la gente escucha la palabra «lobby», la asocia con grandes corporaciones e intereses privados. ¿Cómo se diferencia la incidencia pública y el lobbismo desde el tercer sector respecto al sector corporativo?
En el tercer sector, defendemos el interés común y los intereses de colectivos que están infrarepresentados. También buscamos capacitar a “defensores” (advocates) para que tengan acceso y voz en la toma de decisiones de las instituciones, como en el caso de la infancia, para que puedan ejercer su derecho a participar.
Desde UNICEF, por ello, impulsamos y apoya acciones dirigidas a eliminar las barreras existentes para el respeto de los derechos de la infancia y adolescencia, y el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño.
¿Qué estrategias y herramientas utiliza UNICEF para llevar a cabo su labor de incidencia en gobiernos y con la sociedad civil?
En primer lugar, basamos nuestra labor de incidencia en evidencias, análisis, estudios varios, distintas narrativas para demostrar la situación, los desafíos y proponer recomendaciones y propuestas concretas.
Además, es fundamental contar con un mapa de contactos y un plan relacional. Al fin y al cabo, los procesos de incidencia no son inmediatos, son de medio y largo plazo, y se establecen relaciones de confianza duraderas. De ahí, la importancia de mantener unos contactos permanentes con las personas identificadas como claves en el mapa de contactos. Estos acercamientos y contactos pueden realizarse de diferentes formas: a veces es más oportuno un contacto bilateral, y otras veces, tiene más sentido un acercamiento vía foro o acto público. A la hora de trasladar los mensajes, trabajamos el lenguaje, el tono y el formato, para que la comunicación sea efectiva.
Las campañas y la comunicación que desarrollamos en UNICEF España son fundamentales para contribuir a la labor de incidencia, porque la capacidad de lograr notoriedad y acceso al público general. Aunque no siempre lanzamos campañas para un objetivo de incidencia, lo valoramos en base a la situación política, oportunidades, presentación de informe/ análisis, etc..
Todos estos aspectos son herramientas y forman parte de nuestras estrategias. Finalmente, es clave hacer un seguimiento riguroso de los procesos de incidencia, y evaluar los mismos.
Desde que asumiste tu papel en UNICEF, ¿cuáles consideras que han sido los logros más destacados en términos de incidencia pública y cuáles son los desafíos más grandes que enfrentan actualmente?
Mirando diez años atrás, creo que el logro más importante es ver cómo se ha profesionalizado el sector, la coordinación entre entidades, el trabajo conjunto que se hace, con tanto rigor y compromiso. He visto entusiasmo siempre, sin desgaste, y capacidad de movilización del sector.
En concreto, destacaría la Ley de Protección de la Infancia frente a la violencia, una ley en la que trabajamos varios años, muchos actores, y que ha supuesto un gran avance. Igualmente, medidas como el incremento de inversión destinado a la crianza, para luchar contra la pobreza infantil, y que hemos reclamado durante tantos años. Y, medidas fundamentales para los derechos de los niños y niñas migrantes, como el modelo de atención a niños migrantes no acompañados, permisos de residencia para chicos extutelados, entre otras.
También me gustaría destacar organismos creados que permiten que los derechos de la infancia estén en la agenda política, como son las Comisiones de Derechos de la Infancia y Adolescencia en el Congreso y el Senado; la figura del Alto Comisionado lucha contra la pobreza infantil o el Consejo Estatal de Participación de la Infancia y la Adolescencia.
En cuanto a los desafíos, uno clave es mantener en la agenda política a la infancia, como beneficio y destinatario de políticas públicas, y también como sujeto activo y protagonista, en este momento político y social, complejo y polarizado. Otro desafío es la creación de nuevas relaciones, con un nuevo gobierno que se forme. Además, asegurar la buena coordinación de la red de colaboradores y alianzas, así como los fondos para cubrir espacios de oportunidad que se presenten.
Al interactuar con gobiernos, ¿cómo asegura UNICEF que su trabajo de incidencia pública se mantenga neutral y enfocado en el bienestar de la infancia, en lugar de verse influenciado por la política partidista?
UNICEF es una organización neutral, apolítica y aconfesional. Nuestra legitimidad se basa en una historia de trabajo riguroso en la defensa de los derechos de la infancia, en todo el mundo, independientemente de los gobiernos existentes, desde hace 76 años.
El trabajo que realizamos se basa en conocimiento técnico; en una comunicación buscando siempre el tono adecuado, para lograr que el foco se mantenga en la infancia; en generación de alianzas sólidas con multitud de actores; en la capacidad de negociación e interlocución con todos los partidos políticos.
Así es como nos presentamos e interactuamos con los gobiernos.
Sabemos que muchas veces el impacto se potencia trabajando en conjunto. ¿Cómo gestiona UNICEF las alianzas con otras organizaciones del tercer sector para potenciar su labor de incidencia pública?
Es característico de UNICEF, trabajar con un amplio número de aliados para conseguir nuestros objetivos de incidencia política. La elección de nuestros aliados la hacemos teniendo en cuenta que junto a ellos podamos ser capaces de ejercer la máxima influencia sobre los tomadores de decisiones.
Entre nuestros aliados están otras agencias de Naciones Unidas, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y corporativo, institutos de investigación, universidades, donantes y medios de comunicación.
Los aliados pueden proporcionar una nueva perspectiva, más evidencias y conocimiento, así como habilidades y recursos, mayor alcance y efectividad. Sin duda, trabajar en alianza puede, muchas veces, potenciar nuestras estrategias de incidencia política.
En las alianzas, desde UNICEF aportamos conocimiento y posición de Naciones Unidas, ejerciendo un papel con enfoque global. A veces, ejercemos un rol de mediador o impulsor, coordinando las acciones y movilizando a otros actores; otras veces, somos observadores, ejerciendo un papel más enfocado a hacer un seguimiento o monitoreo de las políticas públicas, aportando experiencia y conocimiento más técnico.
En cuanto a la sociedad civil, ¿cómo trabaja UNICEF para educar y movilizar a la ciudadanía en temas relacionados con los derechos de la infancia y su bienestar?
Una parte importante del trabajo que realizamos en sensibilización es la labor de investigación y elaboración de publicaciones diversas, para dar a conocer la situación de la infancia y sus derechos.
Trabajamos para dar a conocer los derechos de la infancia a toda la sociedad y a algunos colectivos de especial relevancia por su impacto en las acciones dirigidas a niños y niñas, como son los profesionales del ámbito educativo, ámbito de la justicia, ámbito de la protección, de los servicios sociales, ámbito sanitario, fuerzas de Seguridad del Estado, medios de comunicación, o sector privado.
Más de 2.000 centros educativos participan en nuestras actividades, utilizando materiales con enfoque de derechos de infancia y promoviendo la movilización infantil. Por otro lado, promovemos que las ciudades sean entornos amigables con la infancia, fomentando políticas locales que mejoren el bienestar de la infancia y adolescencia. Actualmente hay más de 250 ciudades reconocidas por UNICEF como Ciudades Amigas de la Infancia.
Trabajamos con estas ciudades y en todos los ámbitos para que se tenga en cuenta a los grupos de niños y niñas en situación más vulnerable, y promoviendo su participación activa para que sus opiniones sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones.
La medición del impacto es esencial para cualquier labor de incidencia. ¿Qué métodos utiliza UNICEF para evaluar la efectividad y el alcance de sus campañas de incidencia pública?
Medir y evaluar el trabajo en incidencia es complejo. La lógica que utilizamos es partir de nuestros objetivos, de donde esperamos unos resultados, para los que implementamos unas acciones, que a su vez consiguen unos resultados. Hablamos de indicadores de procesos y de resultados/ impacto.
Entre los indicadores utilizados, contabilizamos las acciones desarrolladas, y por otro lado, establecemos indicadores, cuantitativos y cualitativos, que nos permitan, en la medida de lo posible, evaluar el éxito o la evaluación progresiva del proceso/ actuación.
Aunque la evaluación debe ser constante, los procesos son de medio- largo plazo, por lo que nos establecemos periodos anuales, para los objetivos, y de forma inmediata, en el caso de las acciones concretas.
Dado el cambiante panorama político y social a nivel mundial, ¿cómo ve el futuro de la incidencia pública en el tercer sector? ¿Qué cambios o adaptaciones cree que serán necesarios en los próximos años?
Creo que este sector está absolutamente profesionalizado, se trabaja con mucho rigor, y con mucho compromiso. La incidencia pública en el tercer sector es crucial porque, como dije al principio, defendemos el interés común, y los intereses de los colectivos más invisibilizados. Por desgracia, son muchos, y nuestro trabajo se hace muy necesario.
Mirando al futuro, creo que nos dirigimos hacia una incidencia cada vez más sofisticada, buscando innovación, buscando lograr la atención de los interlocutores con nuevos formatos, acciones y análisis, historias poderosas, reforzando el discurso de Derechos Humanos, incorporando nuevos actores, creando alianzas multiactor con un mismo fin, y persiguiendo la movilización social.
Por último, para aquellas personas que se dedican a la comunicación política y que estén interesadas en trabajar en el tercer sector y en áreas de incidencia pública, ¿qué consejo o recomendación les darías para que puedan hacer una diferencia positiva?
Les daría dos recomendaciones: prepararse, formarse, conocer bien la causa por la que quieren trabajar en este sector, y, por otro lado, comprometerse. Las causas sociales se convierten en filosofía de vida, más allá del espacio y tiempo de trabajo propiamente dicho, el compromiso debe ser total.
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