Por: Claudia Ortega Chiveli @claudia_chvl
“Los tiempos, donde cada uno debe ser consecuente con la puntualidad, y la seguridad son los aspectos más complicados”
En muchas ocasiones abusamos del término ‘histórico’ para referirnos a la realidad que vivimos, pero esta vez el adjetivo está justificado. Hacía 70 años que Reino Unido, una de las monarquías más solemnes y simbólicas del mundo, no vivía la coronación de un monarca. La expectación era máxima y el reto de adaptar un ceremonial de otra época al mundo actual. Hablamos con Diana Rubio, una de las mayores expertas en protocolo de España, para desgranar los detalles de este momento histórico que ha desatado, a partes iguales, críticas y elogios.
La primera pregunta es obligada. ¿Ha cumplido la coronación las expectativas que se habían generado? A nivel protocolario, ¿qué valoración haces?
Creo que ha superado las expectativas que podíamos tener con un acto ceremonial como este. El protocolo ha sido exquisito, incluso algún imprevisto con los príncipes de Gales que provocó ligeros cambios, ni se notó ante los millones de personas que lo estuvimos viendo.
“Es la primera coronación que sucede con las redes sociales como herramienta de comunicación y han sabido adaptarse a ello a la perfección»
Empecemos por el lugar. ¿Por qué se hizo en la Abadía de Westminster?
Recordemos que la coronación es una liturgia religiosa, un acto dentro de una misa entre la Iglesia y el soberano, incluso con algún momento de máxima privacidad entre ambos, como la unción. Aparte, la tradición de realizarlo en este emblemático lugar.
Háblanos de los ‘mensajes ocultos’ de la escenografía, de lo que comunicaba el acto a través del protocolo. Anillos, cetros, espadas, el trono… demasiados elementos a los que no estamos acostumbrados con un significado concreto.
Estas joyas de la corona con un alto valor simbólico y de una gran tradición llevan implícitos la lealtad, la fidelidad, el poder y otros aspectos que deben caracterizar a un líder como el rey de Inglaterra y jefe espiritual de la Iglesia anglicana. Tuvieron que hacerse desde cero en el siglo XVII, después de que casi todos los elementos de coronación medievales fueran destruidos o perdidos tras la ejecución del rey Carlos I. A partir de este momento se han guardado en la Torre de Londres. Durante el acto de coronación se transportan a la Abadía y se colocan en el Alto Altar. Cuando al monarca se le presenta cada pieza, es responsabilidad del decano de Westminster pasar cada objeto, en el orden correcto, al arzobispo de Canterbury.
Entre la férrea tradición que exige un acto tan protocolario y jerárquico como este y la vanguardia, ¿dónde situarías la coronación de Carlos III?
La tradición se ha hecho palpable durante toda la ceremonia, pero, a su vez, algunos de los elementos han supuesto ciertos cambios, como el papel de Penny Mordaunt, el de la princesa Ana, el biombo de la unción o algunos de los juramentos realizados.
“El concierto homenaje fue un salto cualitativo acorde al siglo XXI»
Se dice siempre que la vestimenta comunica y aquí abundan los ejemplos. Las coronas de los nuevos reyes, los hijos de los duques de Cambridge con los colores de la bandera británica o la capa de la reina Camila. ¿Cuál ha sido la prenda o complemento más simbólico?
Podemos diferenciar entre la vestimenta propia del ritual que el rey ha utilizado: el manto ceremonial, el imperial y la denominada super túnica con estola y cinturón; y la que se ha creado para la coronación, como los vestidos de la reina y la princesa de Gales, donde los guiños a los cuatro estados que componen Reino Unido a través de sus flores bordadas, así como a la flora y fauna de la campiña británica e incluso los nombres de los hijos y nietos de la reina en el vestido, son cuestiones a destacar. No olvidemos las capas ceremoniales de las ordenes británicas de la Jarretera, del Cardo y la victoriana que también hemos podido ver, así como el recuerdo a Diana de Gales en los pendientes que usó Kate Middleton.
Más de 2.000 personas estaban invitadas. Es innegable que el Reino Unido ha hecho de la coronación una fiesta nacional. ¿Qué es lo más complicado de gestionar u organizar en este tipo de eventos multitudinarios?
Los tiempos, donde cada uno debe ser consecuente con la puntualidad, y por supuesto la seguridad. El sitting también supone un arduo trabajo protocolario, así como los detalles de las sillas, la decoración… La ceremonia y el coro fueron ensayados varias veces para no caer en posibles errores el día D.
“Queda mucho por hacer, pero han demostrado con algunos matices que el vínculo entre protocolo, tradición y vanguardia es más que posible»
Entre la coronación de Carlos III y la de su madre, la reina Isabel II, han pasado 70 años. Las novedades, podríamos decir, eran casi obligatorias. ¿Cuáles han sido las más arriesgadas protocolariamente hablando?
El cambio en los juramentos, el papel de la reina y el del príncipe de Gales. Ha sido una ceremonia donde la diversidad ha estado muy presente. Igualmente, es la primera que sucede con las redes sociales como herramienta de comunicación y han sabido adaptarse a ello a la perfección.
¿Qué cambió con respecto a la coronación de su madre que dé pistas de cómo quiere que sea su reinado?
Un ejemplo lo vemos en los aceites de unción, donde eliminó los almizcles animales. También la reutilización de algunos de los elementos ceremoniales como el guante o las sillas de coronación, o el hecho de donar las flores decorativas a diversas asociaciones para que puedan reutilizarlas en eventos, demuestran que la sostenibilidad forma parte del propio carácter del monarca, al igual que el cuidado del medioambiente y la visibilidad de una sociedad diversa. Sobre el concierto homenaje, el uso de drones también deja entrever la innovación de la mano del cuidado del medioambiente. Este evento fue un salto cualitativo acorde al siglo XXI.
Se ha criticado mucho el excesivo peso de la Iglesia anglicana y los símbolos religiosos en la coronación, por no representar a una sociedad tan multicultural y diversa como la británica. ¿Se podría haber hecho de otra manera?
Considero que cumplir con la tradición e introducir algunos cambios que la hagan algo más moderna hubiera sido un acierto total, pero también es cierto que todos esperábamos un evento solemne y ver cómo se desarrollaba con tanta simbología y tanto elemento histórico.
“Las coronaciones presentan una oportunidad para encargar nueva música, que a menudo refleja el estilo musical de la época»
No podemos pasar por alto los esfuerzos de la Casa Real británica por acercar la coronación a la sociedad británica actual, pero la excesiva simbología resulta estridente y distante a ojos de una gran mayoría. ¿No hay manera de ajustar el protocolo real a los tiempos que corren? ¿Se puede conjugar protocolo, tradición y vanguardia?
Creo que queda mucho por hacer, pero han demostrado con algunos matices que ese vínculo es más que posible. Tanto en la ceremonia, donde los cambios han sido menores, como en el concierto de homenaje, los tres elementos han estado presentes.
¿Crees que estos gestos de cercanía en la coronación han reforzado la popularidad del monarca? ¿Cómo puede un señor de 80 años modernizar la monarquía y conectar con la gente joven?
Hay mucha desafección joven con esta institución, los 20 añeros prefieren votar al jefe del Estado y elegirlo. Pero intentan acercarse a ellos y compartir sus preocupaciones, utilizando los nuevos medios y herramientas comunicativas de forma eficaz y mostrando cercanía con la ciudadanía, algo que llevan trabajando desde hace años, aunque los resultados no sean los esperados.
También ha sorprendido la elección musical, mucho más vanguardista de lo que se esperaría de una coronación real. ¿Cómo se complementan la música y el protocolo?
La música marca las pautas y las partes del propio programa del acto. Escuchamos piezas tradicionales con otras novedades. Una de las piezas musicales más famosas asociadas con las coronaciones es Zadok the Priest, de George Frideric Handel. El texto de Zadok el Sacerdote está tomado del primer Libro de Reyes (1:38-48) de la Biblia, que describe la unción del rey Salomón, nos resulta familiar como la inspiración para el himno de la Liga de Campeones de la UEFA.
Las coronaciones presentan una oportunidad para encargar nueva música, que a menudo refleja el estilo musical de la época. El rey encargó componer personalmente 12 nuevas piezas para ese día, entre ellas un himno de Coronación a cargo de Andrew Lloyd Webber y una marcha de la Coronación que firma Patrick Doyle. También vimos al Coro de la Ascensión, compuesto por cantantes de góspel ‘cuidadosamente seleccionados’ y al Conjunto de Canto Bizantino, que interpretará música ortodoxa griega en homenaje al difunto príncipe Felipe de Edimburgo.
Y para terminar… ¿veremos otra coronación real semejante en los próximos años/décadas? ¿Aguantarán tradiciones así en un mundo como el actual?
Cada vez es más complicado por la imagen que tiene la monarquía, que se entiende como una institución obsoleta y alejada de la sociedad actual. Quiero pensar que, aunque se irán perdiendo algunas tradiciones, hay otras que continuarán y se amoldarán a otras nuevas que vayan surgiendo. Me quedo con esta frase de la reina Isabel II: “la coronación es la escenografía de las esperanzas del futuro”.
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