Director y productor del documental “Clase Valiente”.
«Democratizar las herramientas y el conocimiento del lenguaje político es un paso esencial para la madurez democrática de la sociedad»
Por Ignacio Martín Granados, @imgranados Politólogo. Director de La revista de ACOP
Víctor Alonso Berbel @valonsoberbel es graduado en Comunicación Audiovisual por la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y actualmente vive en Los Ángeles, donde estudia un Máster en Dirección Cinematográfica en la University of Southern California gracias a una beca de la Fundación La Caixa. También es socio fundador de Fractal 7 Films, productora audiovisual independiente establecida en Barcelona que trabaja en proyectos con perspectiva social.
“Puño y metal” fue su primer cortometraje, exhibido en más de cuarenta festivales internacionales, alzándose con varios reconocimientos (Premio SGAE Nueva Autoría en el Festival de Cine Fantástico Sitges 2014, entre otros). “Clase valiente” es su primer largo documental.
Aritz Cirbián @aritzcirbian es presidente y productor en Compacto.coop, productora barcelonesa creada en 2010. Estudió cine en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) donde también ha impartido clases. En 2012 dejó su trabajo como director de producción para fundar Compacto.coop, una de las productoras de #ClaseValiente.
Es experto en crowdfunding en Verkami, donde asesora proyectos audiovisuales y de la economía social, y posee varios reconocimientos profesionales como el Premio Gaudí 2016 a la mejor película en catalán por ‘El camí més llarg per tornar a casa’ (como productor), Variety’s Top 10 Spanish Talents to Watch 2016, MEDIA Emerging Producer 2014 o British Council’s European Young Creative Entrepreneur 2013.
“Clase valiente” @ClaseValiente es un largometraje documental sobre el lenguaje político y su impacto en la sociedad que empezó en 2014 como trabajo de fin de grado en la universidad y, gracias al desarrollo posterior de la propia UPF y las productoras Compacto y Fractal 7, se ha convertido en una realidad. Para el contenido teórico, el documental cuenta con los análisis de más de veinte expertos como Owen Jones, George Lakoff, Íñigo Errejón, Christian Salmon, Iñaki Gabilondo o Luis Arroyo, junto con otros protagonistas del ámbito de la comunicación política. Para La revista de ACOP, charlamos con su director y productor antes de su estreno, el 2 de junio.
“Clase valiente” empieza como un trabajo de la universidad -junto con Borja Barrera y Jan Matheu- y tres años más tarde se convierte en realidad. ¿Cómo surge la idea de traspasar el ámbito académico y cómo ha sido ese camino hasta el momento actual?
Víctor Alonso: El objetivo del documental siempre ha sido divulgativo: creemos que democratizar las herramientas y el conocimiento del lenguaje político es un paso esencial para la madurez democrática de la sociedad. “Clase valiente” empezó como una investigación en el contexto de la Universidad Pompeu Fabra, pero a medida que el documental avanzaba veíamos claro que queríamos llegar más allá. Fue entonces cuando presentamos el proyecto a nuestro amigo Aritz en la productora Compacto.coop, y con su equipo decidieron hacer una apuesta valiente por nuestro trabajo. Les estamos muy agradecidos; sin ellos no hubiera sido posible llegar hasta aquí.
Aritz Cirbián: Mis primeras producciones empezaron también en el marco de mi universidad, la ESCAC, y luego como Supervisor de los cortos de final de Grado participé en medio centenar de producciones de estudiantes, y en todas ellas hay una frescura y un atrevimiento que no siempre se encuentra en momentos posteriores de las carreras de la mayoría de cineastas y que, combinado con la experiencia de una productora, puede dar resultados maravillosos.
Prueba de ello es haber colado el concepto “Clase valiente” en más espacios de los que probablemente imaginaron Víctor y compañía al arrancar el proyecto, y poder contar con un elenco de expertos de primer nivel internacional. En un primer momento, además, Víctor quiso mantener el experimento en el más absoluto secreto, de forma que incluso nosotros fuimos participantes inconscientes del mismo. Una vez pasada la campaña electoral y las obligaciones académicas del equipo pudimos empezar a hablar de ello y, ya en 2016, encontrar el modo de trabajar juntos.
¿Por qué os planteasteis este tema y no otro? ¿Qué queréis conseguir al detener vuestra mirada en el análisis riguroso de la arquitectura del lenguaje político?
V.A.: Los creadores del proyecto –Borja Barrera, Jan Matheu y yo mismo– somos de ese tipo de gente que puede estar hablando de política en un bar hasta la madrugada. Nos dimos cuenta de que algunas preguntas se iban repitiendo en nuestras conversaciones: ¿Por qué determinadas políticas cuestan tanto de comunicar? ¿Por qué mensajes muy simplificados funcionan tan bien en los medios y la sociedad? ¿Cómo tenemos que hablar para convencer a nuestros amigos? “Clase valiente” es la respuesta a esta inquietud, con la voluntad de abrir el debate y dar herramientas a todo el que se haga las mismas preguntas que nosotros.
A.C.: En mi caso tengo la suerte que Víctor, Borja y Jan han ideado un proyecto que da respuesta a una serie de preguntas y frustraciones de mi propia experiencia activista y en compol, convirtiéndose en el proyecto que hasta la fecha une con más fuerza mi faceta profesional y mi faceta política.
“Clase valiente” plantea un experimento social durante la campaña electoral municipal de 2015, en el que un equipo de actores intenta introducir un concepto en el discurso habitual de los políticos y expertos en comunicación mediante acciones de intervención pública, arte urbano y otras formas de activismo social. Sin ánimo de hacer ‘spoiler’, ¿hasta dónde llegó el experimento?…
V.A.: Es muy habitual oír hablar de cómo la comunicación vertical ya no existe en política, del poder de las redes y el ocaso de los medios como valedores del discurso oficial. Hoy todo el mundo comunica, pero… ¿puede cualquiera tener impacto en el lenguaje político de la sociedad? Nos pareció que demostrar si era posible, y ver qué límites había, era la mejor forma de que el público nos acompañase en este viaje. Nos infiltramos en actos de campaña, convencimos a periodistas y tertulianos para que usaran nuestro concepto… Algunas cosas fueron fáciles, y otras nos sorprendieron mucho por lo difícil que continuaba siendo traspasar las fronteras clásicas de la comunicación. Pero para ver hasta dónde llegamos… hay que ver el documental.
“Clase valiente”, como experimento, explora el impacto del lenguaje en nuestra forma de entender el mundo y cómo se puede introducir un concepto en la sociedad. Cuál es vuestra opinión, ¿se trata simplemente de una cuestión de marketing, de venta de un concepto como una mercancía, o de auténtica comunicación política? ¿Contribuyen a su éxito los medios de comunicación por su necesidad de “etiquetar” conceptos y mensajes?
V.A.: Es un debate muy presente entre los expertos y expertas de nuestro documental: personalmente creo que los usos del lenguaje trascienden lo publicitario y la cosmética electoral. Como explican George Lakoff, David Redoli o Luis Arroyo, los marcos mentales en los que se insertan los conceptos tienen un impacto elemental, primario, en nuestra forma de entender el mundo. Hablar del Estado como protección y garantía de justicia social o, por el contrario, enmarcarlo como obstáculo para la libertad personal no es publicidad: son formas completamente distintas de entender la sociedad que se extienden a todos los mensajes.
Es cierto que posteriormente, la comunicación política, especialmente en campaña electoral, y también los medios de comunicación, tienden a simplificar estos mensajes debido a los códigos de inmediatez y brevedad en los que se trabajan. Pero eso no quita que haya un marco profundo detrás del lenguaje de cualquier mensaje político.
El documental, aun siendo todavía un proyecto inacabado, ha ganado el premio Abycine Indie 2016 de la XVIII edición del Abycine Festival Internacional de Cine de Albacete. ¿Qué expectativas tenéis sobre este film?
V.A.: El premio a Mejor Película en Abycine fue completamente inesperado y un gran impulso para el equipo del documental. Además, esta primera proyección con público nos sirvió para ajustar algunos cambios en el montaje final: fue una gran experiencia.
A.C.: Si me lo permites quisiera ir algo más allá de las expectativas y compartir nuestras ambiciones. Consideramos la película una herramienta para democratizar el conocimiento sobre la comunicación política y por tanto para mejorar la calidad democrática de nuestras sociedades, por lo que nos gustaría que todas aquellas personas que se dedican a la política en su definición más amplia –de los asociados de ACOP a los votantes más inquietos, pasando por los afiliados de los partidos– se interesaran por el film y lo vieran, y que durante una buena temporada sea una pieza de referencia, el 101 de la compol.
En España no es habitual realizar cine político o documentales que analicen las claves de la comunicación política ¿Qué lleva a tres estudiantes a realizar un proyecto de este tipo? ¿Y como productores, no hay proyectos menos arriesgados? ¿Pensáis que el público pueda rechazar este film por su temática cansado de tanta política?
V.A.: Creo que en un momento de grandes cambios políticos en Estados Unidos y Europa, desigualdades sociales crecientes y la irrupción en España de nuevos partidos que intentan cambiar las reglas del juego, el interés por la comunicación política está más presente que nunca. Así lo percibimos en nuestro entorno: la gente quiere saber por qué ha ganado Trump o qué puede hacer para convencer a sus amigos de que la sanidad pública es esencial. Nuestro documental intenta dar respuestas a estas preguntas.
A.C.: Ciertamente nos va la marcha. Soy de la opinión que si se tiene un buen proyecto entre manos, éste encontrará su camino. Aunque a veces cuesta encontrar ese camino, si además de ser un buen proyecto resulta cumplir con una misión de cambio social, entonces me siento con la obligación de luchar por él. En el caso de “Clase valiente”, creo que estamos ante un muy buen proyecto, muy necesario.
Bueno, porque lo que han logrado Víctor, Borja y Jan tiene mucho mérito: en primer lugar, de mérito por poner en práctica muchas de las lecciones clave de la compol a través de un experimento práctico y lograr un éxito que va a sorprender bastante al público. En segundo lugar, de mérito por contar con expertos de talla internacional como Lakoff o Jones, y también grandísimos nombres de nuestro país hasta sumar una veintena larga de participantes.
Y finalmente, muy necesario porque facilitar el acceso a la compol a la población, a la vez que ponemos en valor la profesionalización de la misma, son dos acciones que consideramos contribuyen a una mejor democracia.
Debido a su utilidad, no espero encontrarme con rechazo en ningún momento. Más bien, con curiosidad y con ganas de poner en práctica algunas de las pequeñas lecciones contenidas en el film.
El último ejemplo en España de documental político es ‘Política: manual de instrucciones’, de Fernando León de Aranoa y producido por Mediapro y Reposado, que narra el surgimiento, crecimiento y la consolidación en el tablero político español de Podemos. Fue visto por 12.860 personas ocupando el puesto 54 de las 243 películas estrenadas en España en 2016 (según datos del Ministerio de Cultura y ComScore) ¿es un buen antecedente para “Clase Valiente”? ¿Creéis que este tipo de productos interesan al público español?
A.C: Aunque las cifras manejadas por el Ministerio y ComScore tan sólo contemplan los asistentes a las salas de cine comerciales y no otros espacios donde actualmente se disfruta el documental, el film de Fernando León superó en dichas salas a otros cineastas consolidadísimos como Michael Moore. Por tanto, situarnos en una cifra así sería un gran logro que creo que sólo lograremos con la colaboración de cada socio o socia de ACOP para organizar proyecciones, debates… –¡ya ves que no pierdo una oportunidad!–.
Como decía Víctor, en general el interés de la sociedad española por la política parece estar en cotas bastante elevadas, con documentales como “Política: manual de instrucciones”, tertulias políticas o programas como “Salvados” entre los más vistos. Los interesados en la compol debemos aprovechar este momento para no defraudar al público –que puede acabar viéndolo como un mero espectáculo– y dotarlo de herramientas y espacios para que dicho interés no decaiga y fortalezca nuestra democracia.
La intención de este documental es explicar los mecanismos del lenguaje y discurso políticos para contribuir a una sociedad más preparada y empoderada ante la manipulación. ¿Pueden las palabras cambiar el mundo?
V.A.: Sí, la prueba es que ya lo han cambiado, y lo continuarán haciendo. Muchas de las grandes conquistas sociales de los últimos años en ámbitos como la igualdad de género, las reivindicaciones de colectivos LGTBI+ o el ecologismo se deben al uso que han hecho del lenguaje.
Frank Luntz, autor de Words that work (traducido en España como La palabra es poder), dice que “las palabras eficaces no solo explican sino que también motivan; hacen pensar y actuar”, pero también advierte que “lo importante no es lo que decimos, sino lo que la gente entiende”. En tiempos de posverdad y auge de los populismos y extremismos, ¿la gente entiende lo que quiere?
V.A.: No lo creo. La neurolingüística ha determinado que entendemos lo que nos dicen a partir de un conjunto de conexiones neuronales y marcos mentales que se forman durante la infancia, en función de nuestra educación y entorno social. Como ha demostrado Lakoff, cuando hablamos con otra persona, lo que decimos sí que es importante, porque o bien conecta con su estructura mental (y por lo tanto es comprendido y asimilado emocionalmente), o no conecta y se logra el efecto opuesto. Creo que gran parte del éxito de los populismos es que han sido capaces de articular un discurso claro, emotivo y que conecta directamente con sectores amplios de la población. Para que otras opciones políticas ganen relevancia, tendrán que aprender a usar el lenguaje con la misma eficacia.
Las palabras, en política, no son neutras, sino que se utilizan para enmarcar conceptualmente. Quien domina el lenguaje, tiene el poder. Sin embargo, una de las críticas hacia la clase política es su fácil palabrería y el incumplimiento de las promesas electorales. ¿Desaprovechan nuestros políticos el poder del lenguaje o, por el contrario, lo utilizan para confundirnos?
V.A.: Creo que la clase política de nuestro país subestima muy a menudo la capacidad de la población para ir más allá de sus mensajes y captar qué hay de cierto en sus formas de comunicar. Cuando los mensajes son impostados, la gente lo percibe, y la pérdida de credibilidad tiene un impacto a largo plazo muy difícil de recuperar.
El hoy presidente de The New York Times y antes director de la BBC, Mark Thomson, acaba de publicar una magnífica obra titulada Sin palabras. ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política? en el que advierte de la decadencia de la retórica democrática, la manipulación y la pérdida de capacidad del lenguaje público para explicar la realidad y conectar con la gente. ¿Cómo pensáis que vuestro documental puede ayudar a entender la política y la comunicación?
V.A.: Es una reflexión muy interesante. Soy precavido ante las lecturas catastrofistas: creo que los usos del lenguaje y su relación con la sociedad no han cambiado tanto desde las “Filípicas” de Cicerón. ¿Hay una desconexión entre la sociedad y la clase política? Sí, pero no creo que la raíz se encuentre únicamente en el uso de las palabras: el lenguaje no se produce en el vacío, sino que hay un conjunto de causas sociales y económicas que han motivado esta desconexión y no se pueden dejar de lado. En este contexto, conocer bien las herramientas de la comunicación política es un paso fundamental para acercar política y ciudadanía.
Finalmente, tras rodar este documental, ¿cuál es vuestra opinión sobre la importancia de la comunicación política en una democracia sana?
V.A.: Es un signo fundamental de madurez. En nuestro país ha habido una evolución enorme en los últimos años hacia una saludable profesionalización de la comunicación política, junto a un gran desarrollo teórico y académico: la existencia de ACOP es prueba de ello. Pero creo que estos ámbitos del conocimiento todavía se tienen que extender al conjunto de la población: queda mucho camino por recorrer.
A.C.: Totalmente de acuerdo: sin buena comunicación política un sistema democrático estará siempre parcialmente ciego, sordo o mudo. Por desgracia, da la sensación que en la última década, al reducirse la financiación pública de los partidos y las fundaciones dedicadas a la investigación en este campo, los profesionales de la comunicación política lo tenéis más complicado, incluso pese al valor que las nuevas formaciones al alza parecen darle al asunto. La verdad, tengo muchas ganas de que lo debatamos en algunas de las proyecciones que organicemos con vosotros.
Otra cosa que queráis añadir…
A.C.: Queremos agradecer a ACOP por vuestra buena acogida del proyecto, estamos seguros que vamos a ver debates muy interesantes en esta nueva etapa de la película.
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