Por Eduardo G. Vega @eduardoglezvega
A día de hoy son varios los países gobernados por jóvenes que accedieron al liderazgo nacional sin haber cumplido los 40 años de edad, algo que hasta hace poco no era tan habitual como ahora, donde estamos comprobando que la juventud llega al poder con cierta normalidad.
Vivimos tiempos de cambio. La crisis económica que comenzaba en la segunda parte de 2007 ha provocado que, a nivel general, actualmente tengamos bastantes diferencias con aquel momento, y que además estas hayan aumentado significativamente por los avances tecnológicos. En política ocurre exactamente lo mismo, por lo que podemos observar una tendencia en la que existen aparatos de los partidos, y nuevas estructuras creadas en esta época reciente, que apuestan por la juventud como instrumento protagonista del cambio, asociando que las mejoras que están por llegar vendrán protagonizadas por “nuevas caras”, ya que los jóvenes pueden representar mejor que nadie el ansiado cambio positivo.
En estos últimos años hemos contado en el mundo con casi una veintena de líderes nacionales jóvenes, de los que nueve estaban en la década de los treinta en el momento de acceder al poder. Los recién llegados Sebastian Kurz (31 años) en Austria y Jacinda Ardern (37 años) en Nueva Zelanda; el estonio Taavi Roivas con 34 años en 2014; Atifete Jahjaga en Kosovo con 35 años en 2011; un grupo que lo hizo con 38 años: el belga Charles Michel (en 2014), el ucraniano Volodýmyr Groysman (en 2016) y el estonio Jüri Ratas (también en 2016); mientras que con 39 años lo lograron Matteo Renzi en Italia (2014) y Emmanuel Macron en Francia (2017). Ya como cuarentones, con 40 y 41 años respectivamente, fueron protagonistas por el mismo motivo Youssef Chahed en Túnez (2016) y Alexis Tsipras en Grecia (2015). Si elevamos el rango de edad, hay otros seis mandatarios más que asumieron el liderazgo nacional con la imagen de “jóvenes”, como David Cameron en Reino Unido (43 años en 2010), el canadiense Justin Trudeau (43 años en 2015), Rafael Correa en Ecuador (43 años en 2007), el polaco Andrzej Duda (43 años en 2015), Giorgi Marguelashvili en Georgia (con 44 años en 2013) y Enrique Peña Nieto en México (46 años en 2012).
Según el frame que utilicemos, estamos aún ante un mínimo número de mandatarios inexpertos dentro del complejo panorama internacional, o ante un importante empuje de la juventud que ha crecido en los últimos años, y amenaza con seguir haciéndolo, para renovar la política. Entre los mencionados, nos encontramos gobernantes de distintas regiones, ideologías y trayectorias, con el denominador común de su franja de edad. De todas formas, el embiste de la juventud no está resultando siempre efectivo, como podemos comprobar en España, donde Mariano Rajoy (62 años) se ha impuesto en dos elecciones consecutivas a tres adversarios mucho más jóvenes, y además en un momento en el que su partido (PP) no atravesaba la mejor situación política. Sus rivales, Pedro Sánchez (PSOE, 45 años), Pablo Iglesias (Podemos, 39 años) y Albert Rivera (Ciudadanos, 37 años) no han conseguido que la imagen de la “nueva política” o el cambio protagonizado por otra generación alcance el liderazgo del país.
Seguiremos observando los próximos comicios electorales que se celebren con la vista puesta, entre otras muchas cosas, en si los jóvenes siguen siendo tendencia en #ComPol para conseguir victorias electorales, o si por el contrario se trata de un elemento puntual en momentos de cambio. Los dos últimos éxitos de Kurz y Ardern confirman, de momento, el titular de este artículo: juventud al poder.
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