Una de las máximas de la comunicación política es que «todo comunica». La vestimenta, una determinada forma de hacer las cosas, elegir una palabra en lugar de otra, los símbolos… todo encierra un mensaje, todo comunica.

En la fotografía que traemos a esta sección nos fijamos en una supuesta polémica surgida en el seno de Podemos, formación que, por otro lado, confiere mucha importancia a los gestos. Si nos detenemos en los actos e intervenciones de los dirigentes de este nuevo partido es habitual que veamos a algunos de sus líderes, capitaneados por Pablo Iglesias, cómo saludan levantando el puño, mientras otros, como Íñigo Errejón, lo hacen con una V en señal de victoria, e incluso unos terceros, como Juan Carlos Monedero, saludan con la palma abierta mostrando los cinco dedos.

De esta aparentemente inofensiva forma de saludar, habitual desde sus inicios, pero seña de identidad de sus protagonistas, algunos quieren ver un desencuentro, dos formas de entender la política y las dos corrientes que conviven en Podemos: una más radical o comunista y otra más moderada o socialdemócrata.

Lo cierto es que la polémica, alimentada por el propio Pablo Iglesias a través de las redes sociales, es otro capítulo más en el serial de desencuentros simbólicos de la formación morada. Si hace unos días, para referirse a cómo debía ser su actitud en la arena política, ejemplificaban su división de opiniones entre los partidarios de Coldplay o los de Bruce Springsteen -más duros-, hoy el desencuentro se centra en la forma de saludar.

Para unos será un juego (“piedra, papel y tijera”), para otros significará un debate interno. Pero no parece que sea un detalle más dejado al azar. Porque todo comunica.

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