Por Miguel Molina, @miguelmolinapcz, Director de la Fundación Liderar con Sentido Común

En política la búsqueda del voto está ligada de una manera u otra a las hazañas personales de quienes se exponen a esa primera línea de fuego. El voto no ideológico, que es el mayoritario, tiende puentes a esos políticos que por alguna razón han destacado y han logrado el reconocimiento de una sociedad cada vez más agrietada con los partidos políticos tradicionales y con los emergentes. Y es en este escenario donde suelen surgir los nuevos líderes o héroes, que para la mayoría de la ciudadanía son su última salvación antes de rendirse y bajar la guardia. Nada está perdido, aunque las agujas del reloj no se detengan.

Ante el surgimiento de personajes excepcionales, ¿sabemos realmente identificar o diferenciar la figura de un líder respecto a la de un héroe? La primera tiene poca explicación puesto que hoy en día las definiciones de liderazgo se amontonan al ser un término investigado desde hace más de 100 años y que se muta según el contexto de cada momento. La segunda tiene más chispa. Un héroe político es algo así como un personaje que realiza, en un momento determinado, algo extraordinario, bien sea por una hazaña valiente o inteligente y que, a su vez, demuestre coraje sin ningún atisbo de miedos, entre otros rasgos.

En teoría, nos hallamos ante dos términos casi similares si se tiene en cuenta que los líderes son ciudadanos con una serie de características que les hacen únicos o destacables entre el resto, por decirlo de una manera sucinta. La línea entre líder y héroe es tan delgada que dificulta separar con claridad a quienes consideramos nuestros líderes o nuestros héroes en el tablero de la política. Lo que sí queda asentado es que “la revolución del sentido común” (Pasarelli y Tuorto, 2018:47) a la hora de tomar decisiones políticas se hace más palpable en el ambiente europeo, no solo en España sino también en otros países como Italia. El sentido común debería ser la base de toda aventura política.

En España, las urnas de las elecciones generales nos han llamado a votar en catorce ocasiones y los datos de participación nos permiten identificar ciertos comportamientos tanto de los gobernantes como de los gobernados. En estas últimas convocatorias, se aprecia de forma objetiva el desgaste, el hastío de la gente, la desafección que todavía nos acompaña. ¿Motivos? Una mala praxis de los políticos, corrupción, distanciamiento de la política hacia los ciudadanos, control de los partidos políticos sobre las administraciones, crisis económicas, desempleo o sencillamente ausencia notable de un líder de líderes o héroe. La política se distancia de quién vota. El intermediario, es decir: el político, se olvida de sus compromisos con suma facilidad.

Ante el surgimiento de personajes excepcionales, ¿sabemos realmente identificar o diferenciar la figura de un líder respecto a la de un héroe?

Los porcentajes de participación hablan por sí solos y se aprecia como en las últimas convocatorias han ido decayendo a excepción de las que se han dado en 2019. Desde 2008 hasta este último año, los españoles han desconectado del mensaje y no cogen el guante al político de turno. El inicio de la crisis económica que se dio en 2007 fue uno de los detonantes y el punto de partida hacia ese bajo compromiso de ir a votar. El descrédito y la falta de un mensaje coherente con la realidad ha provocado que los partidos tradicionales se v­ieran a­menazados por la irrupción de nuevas marcas políticas como Podemos o Ciudadanos, quienes tampoco han cumplido o han sabido administrar las expectativas de los votantes. Existe, por tanto, un largo trecho entre lo que se dice y lo que finalmente se hace. Y de ahí que el español se piense mucho el depositar el sobre en la urna.

En España, las urnas de las elecciones generales nos han llamado a votar en catorce ocasiones

Sin embargo, esta situación de desencanto abre la vía a que nuevas formas de pensar o de ver la evolución de este país puedan hallar su espacio en este amplio abanico de marcas y colores.

Líder de líderes

Ante las dificultades por lograr pactos sólidos, la figura del líder de líderes se espera con expectación y por ello es posible que pueda aparecer en cualquier momento. La situación nacional permite que los partidos políticos busquen o rebusquen en sus armarios a ese personaje que vuelva a transmitir ilusión y esperanza, o que pueda firmar una hazaña de esas que harán historia. La nueva política debe repescar ese espíritu del que hizo gala el ya expresidente Barack Obama “Él siempre ha sido el candidato de la esperanza. Como primer presidente negro de Estados Unidos, mostraría un rostro nuevo al mundo […]” publicó The Economist, citado en Price, 2009:122).

Hay quien pueda soñar con el retrato de un superlíder, que nada tiene que ver con un villano de capa y espada. La política tiene la obligación de darle la vuelta a esta situación como si fuera un calcetín y abandonar las viejas fórmulas que ya no atraen ni convencen a las masas. En los tiempos actuales se apela al espíritu de “la sensibilidad, el criterio, el juicio, la prudencia e incluso la sabiduría” (Passarelli y Tuorto, 2018: 47). Lo fue Adolfo Suárez cuando nos permitió ver la luz con la Transición, Felipe González con una democracia asentada y con pilares fuertes, con José María Aznar capeando el temporal de la crisis, un José Luis Rodríguez Zapatero que hizo en su primera convocatoria renacer a la izquierda; Mariano Rajoy, que aportó ilusión a la derecha y, en este tramo final, con un Pedro Sánchez persistente en su lucha por querer gobernar en solitario y sin mayoría en la Cámara. Y, por detrás de todos estos nombres, no se puede dejar fuera a los que han buscado su hazaña histórica, como los rivales de la oposición o los de su propio partido cada vez que ha habido unas primarias.

Actualmente, aparecen hombres y nombres de todo tipo: Santiago Abascal (VOX) que apela a la bandera como símbolo de unión; el ya desaparecido de la política en activo -aunque su regreso es cuestión de tiempo-, Albert Rivera (Cs), con su particular discurso e imagen de ciudadano de calle; Pablo Casado (PP) como revulsivo o Pablo Iglesias (UP) que echa de hemeroteca para recordar quienes fueron sus antepasados. Todos ellos ponen su mirada en la resolución de un conflicto concreto dado que, tal y como se refiere Russell L. Ackoff (citado por Swan, 2018:164), esta serie de políticos se posicionan entre los que se enfrentan a un problema, buscan objetivos, manejan variables controlables o simplemente relacionan todas las anteriores para resolver una cuestión de interés general.

Esta situación de desencanto abre la vía a que nuevas formas de pensar o de ver la evolución de este país puedan hallar su espacio en este amplio abanico de marcas y colores

En todos estos casos se hallan mezclados todo tipo de liderazgos, pero ninguno de ellos alcanza la plenitud del término “héroe”. Todos los presidentes de Estado del arco democrático han cumplido sus funciones dentro de los respectivos partidos a los que han pertenecido, han crecido y se han visto envueltos en infinidades de situaciones que requerían de decisiones valientes. Sin embargo, la diferencia entre líder y héroe deja a la segunda huérfana. Hasta la fecha, el héroe, el líder de líderes, el superlíder no encuentra a su talismán, principalmente, a nivel nacional. Los tenemos en otros niveles de la Administración, pero todavía se resiste en lo más alto del escalafón político. También es cierto que en esto de la política, los héroes son los primeros en ser olvidados ya que la dificultad a la que se exponen para dar el salto a una esfera de mayor prestigio es superior, eclipsados bien por liderazgos o simplemente frenados o defenestrados por las estructuras del partido.

A pesar de todo, a lo largo de la historia de la democracia española, nuestros pueblos esconden grandes hazañas de políticos que irrumpieron la barrera de su anonimato al abanderar una causa y convertirla en realidad. Estos valientes nunca tuvieron su espacio a nivel nacional pero seguro que sus más allegados tienen presente sus aportaciones a la política. Y es que no todos consiguen el respaldo de los aparatos del partido. Algunos se olvidan lo primordial para triunfar en política: no es s­uficiente con “decir” sino que hay que pasar al otro extremo, que es el “hacer”. Y no todos los que logran dar el salto lo cumplen, se olvidan de lo segundo y frustran los sueños de quienes anhelan el fin de sus preocupaciones. Los políticos de ahora se basan, entre otros, en tres pilares, que “las personas sean felices, que tengan compromiso y busquen resultados” (Swan, 2018:158). Todas ellas exigibles a los líderes del siglo XXI.

Ante las dificultades por lograr pactos sólidos, la figura del líder de líderes se espera con expectación

Sin embargo, la figura del héroe no está tan extendida porque esta escasea, no depende de cualidades de los diferentes liderazgos para emprender una aventura política. En teoría, el héroe se revela, actúa y logra un bien común frente a los pilares del status quo. El héroe aporta valor a sus acciones y no se pliega ante las dificultades. Asume con entereza sus acciones. A esta figura no se le espera, llega sin avisar. Su presencia es inesperada y oportuna. Sus acciones cobran valor entre las masas por sus consecuencias y por la amplitud del beneficio. El líder, por el contrario, es más fácil de detectar. Tanto si procede de la vía innata o bien por la del aprendizaje, el votante le concederá su apoyo en las urnas por lo que transmite y obtiene a lo largo del tiempo. El ciudadano quiere ver en sus cargos públicos o en los candidatos a seres similares a ellos mismos, como si se vieran en el espejo. El líder sabe cómo hacerlo, está formado o ha adquirido con la experiencia las armas para ganar votos. Al héroe hay que dejarlo que el transcurso de la historia lo fabrique.

Los tiempos que corren de desafección, de descrédito de políticos y partidos, de ausencia de liderazgos y distanciamiento de las élites con la sociedad, crean el germen perfecto para que nazca la figura del héroe, que se hace necesaria máxime cuando la situación política general no modifica sus conductas. Más pronto que tarde, alguien irrumpirá con este estancamiento. Cuestiones todas ellas de relevancia para un país, para gobernantes y gobernados. La responsabilidad de quienes ocupan cargos públicos queda en entredicho ante los problemas sistemáticos que azotan a los españoles. Pasan los años, las legislaturas, los presidentes, los partidos políticos, etc., y la sensación de la sociedad es que todo sigue igual de anclado. Ya lo dijo el CIS en 2019, los problemas de los españoles en estos últimos años se mantienen: el desempleo, los problemas económicos, la corrupción y los políticos.

Entonces, ¿líder o héroe? ¿Una cosa lleva a la otra? O, como en casi todo ¿hay un antagonismo con la figura del villano? España y, otros países latinos, están en manos de ciertos políticos que están subidos a una bicicleta estática y por mucho que pedaleen siempre están en el mismo punto. Ni avanza la política ni tampoco la sociedad. La ciudadanía busca respuestas a sus inquietudes “a su metro cuadrado vital” (Sola, 2019) que es lo que realmente requiere el votante, y por ese motivo suspira por alguien excepcional, por actitud o por hazaña. Así pues, este sería el enigma por resolver: ¿queremos un líder o un héroe?

Bibliografía:

Centro de Investigación Sociológica (CIS). Informe macrobarómetro de octubre 2019. Preelectoral elecciones generales 2019. Estudio N.º 3263 correspondiente a los meses de septiembre y octubre. Recuperado el 1 de febrero de 2020: http://www.rtve.es/contenidos/documentos/encuesta_preelectoral_cis_10n.pdf

Passarelli, G. y Tuorto, D (2018); La Lega di Salvini. Estrema destra di governo. Bologna, Italia: Società editrice il Mulino.

España. Ministerio de Interior (2020), Subsecretaría. Dirección general de Política interior. Histórico de las elecciones generales. Recuperado el 1 de febrero de 2020 desde http://www.infoelectoral.mir.es/es/web/guest/listado-de-elecciones-celebradas-por-fecha

Price, J. (2009). Barack Obama, la voz de un líder americano (Alberto Clavería, trad.). Selección Público.

Sola, A. (Julio de 2019). Cursos de Verano UMH: II edición del Curso “Comunicación Política, estrategia y nuevos liderazgos”. Videoconferencia llevada a cabo en la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Swan, R. (2018). El método Macron. Las 68 claves para el éxito del joven presidente que rompe moldes. Barcelona: Planeta.

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