Por Ignacio Martín Granados, @imgranados
El uso del vídeo, en general, y de YouTube, en particular, no es nuevo en comunicación política. Podemos afirmar que, de hecho, alcanzó su apogeo en 2008, con la campaña del «Yes, we can» que catapultó a Barack Obama a la Casa Blanca. Desde entonces, no hay candidato y/o partido que no disponga de su propio canal en YouTube.
Aunque la televisión sigue siendo el medio más demandado, las campañas miran cada vez más a Internet y YouTube para una segmentación más precisa de los votantes y su potencial viralidad. Los anuncios en televisión son anticuados, limitados en el tiempo y caros, mientras que YouTube permite a las campañas experimentar con una gama más amplia de longitudes, costes y puntos de conversación. Su facilidad de uso, bajo coste, capacidad de atracción, disponer de un canal alternativo, su carácter público y su componente de red social -lo que permite una accesibilidad global- así como su viralidad, hacen que YouTube se convierta en una herramienta de expresión muy valorada en campaña electoral.
Así lo han entendido los candidatos a las elecciones presidenciales francesas que, a menos de cuatro meses para la primera vuelta, afinan sus estrategias de comunicación en la que le están dando una importancia inusual a YouTube.
El político que más destaca es el ex miembro del Partido Socialista y candidato del movimiento “Francia insumisa”, Jean-Luc Mélenchon (181.131 suscriptores, más que los 105.427 de Donald Trump o 133.572 de Hillary Clinton). Se dice que, invitado en febrero de 2015 a “La Tuerka» -el programa de televisión lanzado por Pablo Iglesias de Podemos-, e inspirado en la campaña de Bernie Sanders en los Estados Unidos, un año después creaba su propio canal en YouTube denominado «Lo que no se ve en la televisión». Según ha afirmado, su objetivo cuando empezaba la carrera presidencial y apenas tenía presencia en los medios tradicionales, era tener más visibilidad y ahora es poder expresarse sin correr el riesgo a que sus palabras sean malinterpretadas o manipuladas por los medios de comunicación.
Según Jean Massiet, youtuber político director del canal Accropolis, «aunque empezó con los elementos tradicionales del lenguaje político, es el que mejor ha adoptado la cultura de YouTube” con los códigos que valoran los youtubers (sin decoración, sin maquillaje, naturalidad, teniendo en cuenta los comentarios…). Y además no se limita a explotar las audiencias políticas de YouTube, sino que está presente en prácticamente todas las redes sociales y abre sus mítines por streaming -ya sea a través del propio YouTube, Facebook o Periscope- aumentando así su público virtual.
En cuanto a los socialistas, muy pocos candidatos de las primarias tenían un canal propio. De los dos que han pasado a la segunda vuelta de las primarias, Manuel Valls, tiene, más que un canal, un repositorio de vídeos, pero no creado para la campaña, y en un año ha subido 16 vídeos (apenas 354 visualizaciones suman los cuatro en los que anuncia su postulación); dejándose tomar la delantera por Benoît Hamon, quien lanzó su canal propio en agosto (2.098 suscriptores).
Aunque no es candidato, el último en sumarse ha sido el vicepresidente del Frente Nacional (FN) Florian Philippot (10.853 suscriptores) y le ha acompañado la polémica ya que, motivado por “dar a conocer lo que no se ve», en uno de sus vídeos simulaba beber una taza de café que estaba vacía, recibiendo muchos comentarios burlones (#PhilippotCafé). A pesar de ello -o precisamente por-, este video ha tenido más de 120.000 visualizaciones en sólo dos días, aunque el éxito puede ser causa también del exceso de representación del FN en la red social ya que seis de las doce personalidades políticas más seguidas pertenecen al FN, entre ellos Jean-Marie Le Pen (6.867 suscriptores), Marion Maréchal-Le Pen (5.465 suscriptores) y Marine Le Pen (7.258 suscriptores).
El líder de Los Republicanos, François Fillon (3.306 suscriptores), también ha sucumbido y publica sus vídeos en un formato muy clásico, y, por finalizar con los principales candidatos al Elíseo, el exministro Emmanuel Macron, líder de ¡En Marcha!, no dispone de un canal personal propio en YouTube sino del movimiento que encabeza (5.423 suscriptores).
Pero no todos están de acuerdo con el impulso que puede dar YouTube a su campaña, de hecho, algunos lo consideran antiguo. Así, el candidato ecologista Yannick Jadot ha puesto en marcha una página en Giphy, el buscador de gifs, a pesar de tener también un canal en la plataforma de vídeo (599 suscriptores). Según su equipo, «el objetivo es reír, reír, y conseguir notoriedad. Además, es una manera de diferenciarse de la competencia».
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