Por Diana Rubio, @driecel Consultora en comunicación política y protocolo
Todo poder democrático nace de los eventos y los partidos políticos, organizaciones en las que también se origina, no podían ser menos. Estos actos, que se llevan a cabo cada 4 años, suponen un ejercicio de tolerancia en un triple sentido:
– Conseguir enmarcar los valores típicos que se consiguen con las convenciones privadas, tales como la motivación y orgullo de pertenencia por parte de su afiliación y simpatizantes.
– Demostrar un equilibrio entre la renovación y la estabilidad, siempre anclados en el poder. Son una muestra de apoyo y estabilidad o de descontento y cambio, un examen que debe dar paso a desarrollar acciones en coherencia con su ideología y programas.
– Saber evaluar de manera correcta la actividad de los años anteriores, si se ha sabido comunicar el mensaje de manera apropiada, y comprobar la aceptación o no por parte de la afiliación, hace de este acto un instrumento de análisis y mejora.
Los congresos políticos son eventos de organización interna, pero debido a los temas que en ellos se debaten y aprueban, toma un giro hacia la proyección externa. Es de interés general el resultado político y organizativo que de ellos emana, ya que puede condicionar el sistema de partidos, cambiar los liderazgos o aparecer nuevos rostros mediáticos. Eventos contundentes y democráticos. No olvidemos que los partidos parten de un régimen mixto, parte privada en su organización pero que se hace pública cuando consiguen representantes en las instituciones, dotándolos de legitimidad y poder suficiente para validar el pluralismo político y perseguir el consenso.
Escenografía, programa, facilidades al espacio donde se celebra, producción y otros componentes de la organización de eventos tienen tanta responsabilidad a la hora de posicionar el mensaje que necesitan órganos particulares que se encarguen de su gestión e implementación, a través de la dirección de una comisión propia interna del partido.
¿Y el protocolo? También conlleva visibilidad en estos. Un protocolo propio y personalizado, manifiesto en algunos partidos más que en otros, pero presente en todos. Presidencias personales en el escenario principal, sitting de las primeras filas de los “venues”, un programa siguiendo un orden de precedencia de personalidades y la utilización de los símbolos y colores partidistas son sólo algunas muestras de cómo el protocolo es esencia de organización de eventos políticos.
Bajo mi punto de vista, la democracia, debe comenzar por las organizaciones de las que emana el poder institucional y es dentro de esa responsabilidad, donde la organización de congresos debe corresponder como herramienta de comunicación, que se proyecta tanto hacia sus componentes como hacia los medios y ciudadanos el general.
Por tanto, la cuestión está en que estos eventos políticos que deben ser los que abanderen la democracia interna, deberán estar organizados en consonancia a los ejes de cada partido, sus bases y estatutos. Una muestra del poder de la comunicación política hacia la ciudadanía que debe seguir pensando en reconstruirse cada cierto tiempo.
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