Por Marta Rodríguez Antón @marta_rod8 Periodista
Las especulaciones se han cumplido: el avance sin precedente de los partidos de inspiración ecologista y el feminismo han sido los protagonistas indiscutibles de las elecciones del pequeño país alpino. En términos de Tinder, la conocida aplicación de citas, se ha producido un match entre los protagonistas. Aunque la afluencia de las urnas no ha batido ningún récord (la participación electoral no ha superado el 50 %), el pasado 20 de octubre puede ser considerado un día histórico para el pueblo suizo.
Cerca de 5,3 millones de ciudadanos estaban llamados a votar. Aquellos que decidieron ejercer su derecho han querido trasladar su lucha contra el preocupante cambio climático a las urnas, exigiendo políticas de responsabilidad ambiental y convirtiendo al Partido Ecologista Suizo (PES, los Verdes) en el partido ganador de más escaños adicionales de la historia, logrando así quince más que en el período legislativo de 2015-2019. El PES ha arrebatado el premio al gran perdedor del domingo, el partido de la Unión Democrática de Centro (UDC). Sin embargo, aunque la derecha conservadora cuente con once escaños menos tras los últimos comicios, continúa siendo el partido con mayor representación en el Consejo Nacional.
Sin embargo, la complejidad del sistema político suizo, en el que conviven la democracia directa y la democracia representativa, hace que los cambios parlamentarios no sean determinantes, pues el pueblo sigue siendo la autoridad suprema a todos los niveles de Estado.
La democracia directa es una peculiaridad del sistema político helvético, que se remonta a la Constitución Federal de 1848. Los ciudadanos gozan de más voz y posibilidad de participación en las decisiones políticas que la mayoría a nivel mundial. Los votantes eligen el Parlamento (la legislatura), convirtiéndose el electorado en el cuerpo político supremo del país. Los suizos disponen de dos instrumentos democráticos directos: la iniciativa popular (para exigir un cambio en la Constitución) y el referéndum opcional (para poner fin a una nueva ley aprobada por el Parlamento).
Otro motivo de celebración tras los comicios es el creciente protagonismo de las mujeres en la Cámara Baja. 84 mujeres fueron elegidas para el Consejo Nacional, representando un 42 % del total; un dato histórico. Aunque los hombres sigan siendo mayoría en el Parlamento, este incremento demuestra una concienciación real sobre el problema de la desigualdad de género por parte del pueblo suizo.
Con respecto a las elecciones, y en clave de Tinder para ilustrarlo, el perfil del pueblo suizo ha pulsado el “corazón verde” (like) al perfil del feminismo y la lucha contra el cambio climático. El 20 de octubre el colectivo helvético recibe una respuesta: ha hecho match con los Verdes. Ahora sí: ambas partes han alcanzado la máxima de la aplicación. Es el momento de iniciar una conversación.
Esperemos que los suizos no tengan que lastimar un rewind. Porque ya sabemos que, en el amor, como en la vida misma, una retirada a tiempo es una victoria.
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