Por Diana Rubio, @driecel Consultora en comunicación política y protocolo
Estarán de acuerdo conmigo en que la globalización y las nuevas tecnologías dan como resultado nuevos canales de comunicación como son las redes sociales.
En el marco de la comunicación política, es a través de ellas donde se consigue un debate paralelo en campaña electoral; guerras entre simpatizantes; sirve de conducto para la propaganda y desde donde se lanza información que viaja a una velocidad que en muchas ocasiones es contraproducente para nuestra clase política y los medios de comunicación, que también se ven afectados por los llamados prosumers y otras figuras como los bots, los trolls, los fakes, etcétera.
Es en este contexto, donde resurge la importancia del protocolo. Cómo actuamos a través de éstas vías de comunicación ha dado lugar a lo que se conoce como “netiqueta”; lo que escribimos en las redes y nuestro comportamiento en ellas.
Por ello, considero que es indispensable tener en cuenta estos consejos a la hora de utilizar las redes sociales, con el fin de causar un impacto positivo y ayudar a generar una correcta imagen online, coherente con los valores y los principios que caracteriza a cada político, cargo público o candidato:
– Lo online es importante pero lo offline también, por lo que ambos aspectos deberán ir siempre de la mano, lo que colaborará para generar contenido, y demostrar que la imagen política sigue la misma línea en ambos campos.
– No se trata sólo de compartir contenido de otros, sino también de originarlo, y generar diálogo. Si algo caracteriza a las redes sociales es opinar, debatir y crear conversaciones, lo que demuestra autenticidad y legitimidad, siempre desde el respeto a los demás, donde no haya cabida a los insultos ni a palabras malsonantes.
– La inmediatez de la información da como resultado el uso efímero de éstas, pero no debemos olvidar que internet tiene memoria y por tanto -y más en política-, se debe cuidar lo que se comparte, lo que se dice, cómo se dice y a quién. Un tuit en un momento determinado, puede convertirse en un arma arrojadiza meses después. En el caso de que nos equivoquemos, siempre será mejor pedir disculpas y continuar, que borrar el mensaje y seguir como si no hubiese pasado nada. Esta actuación ayuda a hacer más humano al político que admite un error. Igualmente, si hay que contestar preguntas, felicitar o dar un pésame, debemos realizarlo individualmente o en el caso de que aglutine a varios usuarios, de manera general.
– En redes, el menos es más, vale doble. Los tecnicismos también deberán quedar suprimidos ya que el público general al que nos dirigimos en estas vías, puede malinterpretar el uso de estas y causar un efecto negativo. Se valorará el poder de concreción y la capacidad de sintetizar los mensajes, pero sin cometer faltas de ortografía.
En definitiva, la netiqueta política toma protagonismo a la vez que la comunicación online crece y se viraliza con nuevos recursos como los memes y videos, lo que demuestra cómo esta herramienta se va adaptando a los nuevos tiempos y legitima sus beneficios también en el sector político.
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