Por Mariela Ianigro, @maruianigro. Locutora. Conductora. Asesora en Imagen y Comunicación
¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan los periodistas locales? ¿Cómo se da cobertura a hechos políticos cuando se trabaja en pequeñas ciudades? ¿Cómo es el vínculo con las personas a entrevistar? ¿Se reciben presiones?
Escribir sobre periodismo local o periodismo en medios locales, que sería más adecuado, implica sumergirse en algunas particularidades de este oficio, a las que muchas veces no prestamos atención. En general, existe una mirada que idealiza la actividad periodística asumiendo como generalizadas situaciones que solo se aplican (y no siempre) a quienes gozan de mayor visibilidad en los medios de mayor alcance. La inmensa mayoría de quienes trabajan en medios de comunicación masivos son personas desconocidas para quienes los consumen, que, en muchos casos, sobreviven con más de una actividad. No obstante, esas diferencias, la pasión que sienten por su trabajo, al que consideran su vocación, es uno de los factores comunes.
La cercanía
Una de las particularidades del periodismo local que mencionan los profesionales consultados, se refiere a la proximidad con los hechos y los protagonistas de ellos, fuentes a las que se conoce y siempre se tiene a un grado o dos de separación.
Esta mayor cercanía podría generar mayor responsabilidad al momento de emitir opinión. Por una parte, ese mejor acceso a las fuentes permite gozar de mayor información, tener presente la historia, el recorrido político de las personas de las que se hablará. Pero, a la vez, obliga a preguntarse si resulta fácil establecer la distancia necesaria con ellas para evitar el riesgo de contaminación de la información. La cercanía, como vemos, puede tener dos caras. Y puede traducirse en una tensión que afecte la capacidad de publicar.
Con pocas excepciones, cuanto menor es la envergadura del medio, mayor suele ser su dependencia respecto de los anunciantes. El caso de los gobiernos locales es paradigmático: en muchas ocasiones, son uno de sus principales sostenes económicos, y este hecho no pasa desapercibido. Si el medio y los periodistas necesitan cierta distancia de sus fuentes, deberían poder mantener la misma de los poderes a quienes deben investigar o sobre quienes deben informar. Por lo tanto, la dimensión de la cercanía no es solo en función de los temas y protagonistas, sino de quienes, por su situación, pueden establecer condiciones a la tarea. Y como vemos, en muchos casos se trata de los mismos, es una cercanía en doble sentido: en el acceso a la información y en el control de esa información.
En los casos en que el equilibrio no se produce, quienes indefectiblemente se verán perjudicados son los ciudadanos destinatarios de la tarea periodística; los lectores, los oyentes o televidentes. Y el perjuicio será estar mal informados, o directamente desinformados, con consecuencias directas en el ejercicio de una ciudadanía plena, libre. La libertad del ciudadano para tomar decisiones está directamente relacionada con la posibilidad de estar informado de la mayor cantidad de hechos y con todas las versiones de cada suceso.
El sostén económico
Como mencionamos, cuanto más pequeño es el medio, mayor es su dependencia de anunciantes. Empresas, comercios locales, gobiernos municipales y, eventualmente, organizaciones sindicales, acompañan con auspicios.
Para los gobiernos los medios locales son el ámbito primordial para comunicar la gestión pública (campañas de salud, actividades educativas y culturales, festividades, obras que se realizarán). Las fuentes consultadas, propietarios y periodistas de medios locales, destacan que, en los primeros meses de las gestiones gubernamentales, acceder a la publicidad estatal es más sencillo. A medida que pasa el tiempo suelen comenzar las dificultades, que casi siempre están relacionadas a la línea editorial que sostiene el medio.
Se cuestiona el análisis, la opinión vertida en los medios sobre la gestión pública, o la investigación sobre la administración de los recursos del estado, en definitiva, los integrantes del ejecutivo ven afectada la imagen de gobierno que se genera a partir de las prácticas discursivas. Cuando la imagen difiere de la que se pretende crear, sobrevienen los problemas.
Es allí cuando la publicidad oficial se ve perjudicada. Medios que se quedan sin apoyo gubernamental, periodistas a los que se desacredita en público o se prohíbe el acceso a actos del ejecutivo municipal. Por consiguiente, habrá información a la que no se tendrá acceso, privando así a los ciudadanos de datos sobre la gestión de gobierno. La propia identidad del municipio se termina realizando, en parte, a partir de las maneras comunicativas que adopta.
Los medios más tradicionales en esa localidad, los de mayor antigüedad, atraviesan este tipo de situaciones con las distintas gestiones gubernamentales. Quienes tienen mayor porcentaje de aporte privado están mejor posicionados para prescindir del auspicio estatal, algo que los medios más pequeños no siempre pueden hacer. Los periodistas y propietarios de medios de comunicación consultados se han referido a la ética periodística que debe abrazar quien se dedica a informar. Para ellos, no hacerlo afecta la credibilidad, particularmente en comunidades pequeñas donde el conocimiento personal es mayor.
Los gobiernos deben contribuir a la libertad de expresión aportando su esfuerzo para garantizarla. La imagen del municipio y de sus funcionarios es consecuencia de la manera en que se muestran sus acciones de la forma en que los medios difunden la gestión de gobierno, y de su reacción frente a las críticas, tanto de los periodistas como de los ciudadanos. En esa inevitable tensión entre gobiernos locales y medios de comunicación, todo lo que se difunda impactará, en mayor o menor medida, en la opinión pública. Sería interesante que quienes se dediquen a la política procuren optimizar los canales de comunicación para recoger datos y opiniones valiosas de los ciudadanos para mejorar la gestión de gobierno.
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