Por Emilio Serrano, @ejserranopastor y Lola Bonilla @razaben
La versión inicial del teleprompter fue usada por primera vez en los años 50 del siglo pasado en el mundo de las teleseries y los informativos de televisión en Estados Unidos y pronto se extendió al mundo de la política, las grandes corporaciones, la universidad, las conferencias…
El salto a la política lo dio en 1952, cuando el presidente estadounidense Herbert Hoover lo usó en la Convención Nacional Republicana. Ese mismo año, la mayoría de los oradores de la Convención Demócrata dieron su discurso con prompter y también acompañó al presidente Eisenhower de manera habitual. Desde entonces, este invento ha sido utilizado por todos los presidentes estadounidenses.
En la actualidad se utiliza con frecuencia en todos los ámbitos. En el último año, lleno de procesos electorales, hemos visto figuras de relevancia que utilizan el teleprompter en España. Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ofreció su discurso de proclamación como candidato socialista a la Moncloa leyendo de los cristales, y ya lo hizo anteriormente en su proclamación como líder del PSOE. Cristina Cifuentes ha hecho toda la campaña electoral con la ayuda de esta herramienta, que no faltó en su discurso de investidura en la Asamblea de Madrid y en su toma de posesión como Presidenta de la Comunidad.
¿Qué tiene el prompter de discursos que quién lo usa no se separa de él?
1. Leer el discurso, sin que parezca que se está leyendo. Al eliminar el papel del atril se evita tener que estar mirando hacia abajo. Se capta la atención del auditorio desde el primer momento, al estar durante todo el discurso mirando al público se conecta con él inmediatamente, aporta naturalidad, cercanía y ayuda a fijar el mensaje.
2. Mejora el lenguaje no verbal, el orador está sólo concentrado en la ejecución del discurso, se tienen las dos manos libres y ellas también hablarán.
3. Aumenta las dosis de emoción, sólo se está pendiente de la interpretación del discurso.
4. Se puede controlar la velocidad a la que pasan las letras y por tanto poner ritmos y entonaciones diferentes en cada parte. También se pueden controlar las pausas durante la alocución.
5. No se dirá nada que no se quiera decir. Ni tampoco se olvidará aquello que se tiene que contar.
6. Los cristales no aparecen en el tiro de cámara. Un gran discurso no sólo está pensado para quienes acuden a oírlo, sino también para los que lo ven por la televisión.
Hasta ahora el uso del teleprompter suponía muchos inconvenientes de transporte, de instalación, de peso y tamaño, de software de funcionamiento… Esto llevaba a que muchos de los que querían usarlo en cualquier tipo de acto público, al final decidieran no hacerlo. Sin embargo, ya hay soluciones innovadoras en el mercado, como “Prompter in a box”, del tamaño de una maleta de equipaje de mano portátil que pesa menos de 20 kilos, con cuatro horas de autonomía con batería y se monta y desmonta en cinco minutos, y el discurso se controla desde el iPad con la aplicación “Prompter-in-an-app” (disponible en App Store).
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