Por Xavier Peytibi, @xpeytibi Consultor de comunicación política
Los últimos nueve años, desde la campaña electoral de Barack Obama de 2008, a menudo se ha pensado en Internet como la solución a todos los males de la comunicación política, pero no es verdad. La Red no es ninguna panacea, sino una herramienta más para comunicar políticamente, como lo es la televisión o lo son otros medios tradicionales. Nadie gana unas elecciones sólo con Internet, pero -hoy en día- nadie puede ganarlas tampoco sin la Red.
La principal diferencia, en cambio, es que si los medios tradicionales son de difusión, la red también lo es pero, además, genera relaciones. Como partido o como candidato no me debería interesar demasiado el número de seguidores, sino que mi prioridad debería ser maximizar la gente que comparte mis contenidos entre sus contactos. Es decir, preferiría que mi partido tuviera 5.000 seguidores en Facebook, de los que 3.000 de ellos comparten semanalmente mi contenido, a tener 10.000, pero de los cuales solo 2.500 comparten. Esa es la clave. Y solo compartirán si nuestros contenidos son interesantes, innovadores, divertidos… y visuales. Vídeos, imágenes, vídeos en directo, foto-frases… son los contenidos que más se comparten.
Estas personas que comparten nuestros contenidos son más importantes que nunca, en un mundo donde la desafección política alcanza cada vez cotas más alarmantes. Y lo son porque quien lo hace se convierte en garante de nuestros contenidos, y por supuesto su credibilidad y confianza, entre sus amigos y familias, es superior a la que cualquier político pueda alcanzar nunca.
Porque a quienes lo comparten es a sus amigos, sus familiares, sus contactos en las diferentes redes. Como desde hace más de 2.000 años, es el boca a boca lo que hace ganar elecciones. Somos animales sociales y confiamos y aceptamos ideas de las personas a las que conocemos, muchísimo más que a cualquier político, por mucho que lo votemos. Si añadimos que todos estamos conectados desde la palma de nuestra mano a través de los teléfonos móviles, vemos como la comunicación puede ser instantánea.
En cualquier caso, cualquier consultor político debe saber que una campaña online no hace cambiar votos. Lo que consigue es movilizar a los tuyos para que hagan campaña para ti en sus redes y entre sus contactos; para convencer indecisos y, con suerte, para desincentivar los votos al adversario entre otros indecisos. La movilización de activistas es lo más importante para que convenzan a sus contactos, especialmente a los exvotantes o a los que no saben qué votar, para que voten por tu candidato; o para que, con los contenidos que comparten, hagan que alguien indeciso pero que iba a votar al contrario se quede en casa el día de las elecciones.
En los últimos años, la Red ha permitido mejorar las campañas electorales, llegando a más gente, de modo más rápido, segmentado (especialmente vía Facebook ads) y, sobre todo, más directo y más visual. Pero seguimos viendo campañas donde Internet se sigue usando como una mera herramienta de difusión. No olvidemos, de vez en cuando, las relaciones -y pasarlas de la Red a la calle, y viceversa-, porque es también a través de ellas cómo se consigue el boca a boca. Y sólo ganaremos cuando los nuestros convenzan a más gente. Es así como se gana, on y offline.
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