La erosión de las prácticas políticas concretas y eficaces
Por Alfonsina Sivira, politóloga
La progresiva neutralización de las prácticas políticas fuera del foco del marketing político y electoral, permite vislumbrar la importancia que se ha dado en la actualidad a este ámbito de la comunicación, pero así también, elementos del trasfondo teórico-conceptual de la sociedad contemporánea: el del lenguaje como base referencial del todo.
La circunscripción teórica de esta visión
Esta identificación y referenciación de la realidad en la comunicación ya había sido planteada en las primeras décadas del siglo XX por la filosofía, mírese a Mauthner: “para la experiencia se requiere entendimiento. Y razón. Puesto que el mundo objetivo viene de nuestro mundo conceptual y el conquistado mundo del pensamiento, del lenguaje heredado”. (citado en Santibañez, 2007: 8) Entre otros filósofos que influencian esta perspectiva teórica está Niezstche y su “recuperación de lo simbólico” en el siglo XIX, así como Wittgenstein y el famoso “giro lingüístico” en la polémica filosofía del lenguaje, en una conceptualización capital tal como su estructura del hecho atómico: “Un hecho atómico es pensable significa: Nosotros podemos figurarlo”. (Wittgenstein, sf.: 22)
Y sin embargo, la visión wittgensteniana y su posible relativismo cultural (con el que él no llegó a estar de acuerdo, según se infiere de sus críticas a Fritz Mauthner), no ha representado para la percepción de la comunicación y el lenguaje hoy, lo que representó el estructuralismo (de Saussure con su “predominio del significante”), el post-estructuralismo (Foucault con su ontología del presente), y sus gérmenes (Butler, Deleuze, Guattari, Baudrillard, entre otros), que dominan actualmente las Ciencias Sociales.
Pero que ha extendido su dominio a esferas fuera del ámbito académico, y que ha incidido en la percepción ciudadana de la forma de hacer política, y la aprehensión de la realidad por gran parte de la población que se cobija en la denominada “sociedad líquida” de Baumann, o “posmodernidad periférica” de José Nun, (características de la sociedad, por demás, estudiada por variedad de investigadores de capital importancia tales como McLuhan, Lipovetsky y Jameson).
Como lo expuso Terry Eagleton, crítico literario inglés, sobre las formas de los posestructuralistas, en su libro Una introducción a la teoría literaria, señalando que el estructuralismo vuelve a pensar con el lenguaje como tema o materia principal de sus investigaciones.
Las consecuencias para el análisis político
La generalización de este sistema de pensamiento se concreta en la aparición protagónica del concepto “narrativa”, que ha terminado por cercenar el contenido teórico-conceptual de las diversas corrientes, pero más importante, de volver insignificantes las prácticas políticas.
Al verse el discurso político como la principal materia prima para la producción de un análisis político –y legitimando, posmodernamente, que no existen hechos sino percepciones- se disocia y enajena al propio análisis de los elementos que deberían componer su argumento, tales como las prácticas políticas o las políticas públicas, por mencionar algunos ejemplos. Pero que, además, podrían muy bien ser el trasfondo teórico de los procesos de mediatización de la política, como lo es la politainment y el infoentretenimiento político.
Obras Citadas
Derrida, J. (1986). De la gramatología. Ciudad de México: Siglo veintiuno editores.
Eagleton, T. (1998). Una introducción a la teoría literaria. Buenos Aires: Fondo de cultura económica.
Osorio, C. (2003). Las nuevas formas de acción colectiva: nuevos movimientos contestatarios juveniles en Santiago de Chile. Santiago de Chile: CLACSO.
Santibañez, C. (2007). Los juegos de lenguaje de Fritz Mauthner y Ludwig Wittgenstein. Teorema: Revista Internacional de Filosofía, pp. 83-105.
Wittgenstein, L. (2013) Tractatus Logico-Philosophicus. Abingtdon: Routledge.
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