@jrvirgili

En el entorno de cambio actual, la formación es más importante que nunca

Por Alejandra Artero @alejandrartero8.

Jordi Rodríguez Virgili es Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, dónde desempeña su labor docente desde 1996, impartiendo materias como “Comunicación Política”, “Sistemas Políticos Contemporáneos” o “Análisis de Contextos Políticos” tanto en programas de grado como de posgrado. Es, además, Vicedecano de la Facultad de Comunicación desde el 2014.

La comunicación política se ha convertido en un tema que no solo importa e interesa a los expertos sino también al resto de los ciudadanos

Fue director y subdirector del Máster en Comunicación Política y Corporativa (UNVAV), Visiting International Scholar en The Graduate School of Political Management de la George Washington University y colabora en la docencia con diversas Universidades en Latinoamérica. Entre el 2012 y el 2014 dirigió El Molinillo, la anterior etapa de esta publicación y, actualmente, forma parte del Comité de Investigación de ACOP.

Su amplia producción científica está principalmente enfocada al estudio del impacto de los medios de comunicación así como la aplicación del framing en la Comunicación Política. En 2016, fue galardonado con el Napolitan Victory Award al Mérito en la Enseñanza en Comunicación Política.

Como académico, ¿cómo ha evolucionado la comunicación política en los últimos años? ¿Cuáles diría que son los principales avances? ¿Ha habido retrocesos?

La comunicación política se ha profesionalizado en los últimos años con todo lo que ello conlleva de especialización, reconocimiento, formación, publicaciones, investigación o creación de asociaciones profesionales como ACOP.

Su evolución viene marcada en gran medida por la disrupción tecnológica que permite avanzar en campañas de precisión, donde la microsegmentación permite personalizar la comunicación. La tecnología, con el big data, facilita el análisis del entorno, la escucha activa, el monitoreo de los efectos, etc. En definitiva, herramientas que pueden ayudar a una mejor comunicación política. Pero también, el uso de esa misma tecnología tiene efectos perniciosos como la fragmentación del espacio público, la infoxicación, la polarización y también amplifica el alcance de la desinformación, de la manipulación y de la propaganda negra. Los retos que tenemos los profesionales de la comunicación política, tanto desde la práctica como desde su análisis académico, son apasionantes.

El excesivo cortoplacismo, el tactismo, la campaña permanente que convierte la política en un juego de suma cero o la falta de respeto al adversario que se muestra en los ataques de brocha gorda, perjudican la percepción que los ciudadanos tienen de la política

¿Se puede considerar a las noticias falsas, las granjas de trolls en redes sociales, la desconfianza en las instituciones retrocesos causados por la comunicación política?

Esto último se trata de una cuestión muy interesante que suelo plantear a mis alumnos. Quizá, más que en términos de causalidad, podemos verlo desde la perspectiva de la responsabilidad: ¿hasta qué punto somos responsables los profesionale­s de la comunicación política de la creciente desafección política? Creo que la desafección no es un problema solo, ni principalmente, de comunicación; pero sí que tenemos una gran parte de la responsabilidad. El excesivo cortoplacismo, el tactismo, la campaña permanente que convierte la política en un juego de suma cero o la falta de respeto al adversario que se muestra en los ataques de brocha gorda perjudican la percepción que los ciudadanos tienen de la política. Por no hablar de las mentiras, las campañas de desinformación o la manipulación que propiamente no son comunicación.

Además de para ganar elecciones y mantenerse en el poder, la comunicación política debe servir sobre todo para entendernos unos a otros, gestionar la diversidad y la heterogeneidad, aportar valor público o comprendernos mejor para lograr la consecución del bien común.

Los principales responsables de la actual situación de desafección son los propios políticos, pero también los consultores, los periodistas e incluso los ciudadanos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Tenemos que seguir investigando y reflexionando sobre esto porque afecta a la calidad de nuestras democracias.

Dicen que el desarrollo tecnológico de los próximos veinte años será mayor que el de los últimos dos mil, ¿cómo afectará a nuestra disciplina?

Uffff, no me he traído la bola de cristal. No, en serio, intentar adivinar los efectos en la comunicación política de una tecnología que aún no somos capaces de imaginar me parece demasiado aventurado. Supongo que ese desarrollo tecnológico estará relacionado con la Inteligencia Artificial, Internet de las cosas, etc. En todo caso, la tecnología no es ni buena ni mala, aunque tampoco es neutra; necesita un marco de aplicación para hacer un juicio sobre ella y, con todo, su uso nos cambia y nos modifica. Parece claro que el cambio va a acompañarnos de una manera habitual en nuestro trabajo, por eso será más relevante que nunca discernir lo permanente de lo cambiante; lo esencial de lo coyuntural.

El timing en comunicación política siempre ha sido clave, pero creo que cada vez es más determinante medir bien los tiempos y a la vez mucho más difícil

Entre sus investigaciones, hay muchas que tratan la exposición de los políticos en los medios. Somos testigos de una cobertura mediática de la política durante, prácticamente, las 24 horas del día ¿Qué supone esto a la hora de trazar la planificación de la comunicación de una campaña?

En efecto, el ciclo de noticas ha cambiado y ahora ya no lo marcan los diarios, los informativos de mediodía y la noche, ni siquiera los boletines horarios de la radio. El ciclo de información política es constante, por el ritmo de publicación inmediato que permite internet que ha obligado a los medios tradicionales a adaptarse. Esto tiene profundas consecuencias en la planificación de cualquier campaña política. No solo por la necesidad de alimentar una maquinaria mediática que necesita nuevas informaciones de forma casi continua, ¡qué lejos queda ese “The line of the day” de Ronald Reagan!, sino sobre todo porque nos instala en una especie de presente perpetuo. Esta exacerbación del presente, del aquí y ahora, se manifestaría en una valoración exclusiva de lo inmediato y del corto plazo. Perdemos el sentido de la historia pero también la capacidad de prospectiva, de proyectarnos en el futuro. Y esto dificulta estrategias de largo plazo, la construcción de proyectos sólidos, coherentes y consistentes.

El cambio va a acompañarnos de una manera habitual en nuestro trabajo, por eso será más relevante que nunca discernir lo permanente de lo cambiante; lo esencial de lo coyuntural

En esta misma línea, ¿un gobierno puede estar sobreexpuesto a los medios de comunicación?

Más que un Gobierno diría que un líder o político concreto puede caer en una sobreexposición mediática y terminar quemado. Solemos decir que “los focos queman”. Por eso hay que dosificar la presencia mediática del líder del Gobierno. En este sentido, en la comunicación gubernamental es conveniente dar juego en esa presencia mediática a los distintos ministros y evitar así esa sobreexposición cuyos efectos negativos son fundamentalmente personales. Sin embargo, por lo que comentaba en la anterior pregunta, ese equilibrio entre la sobreexposición o la desaparición es cada vez más complicado. El timing en comunicación política siempre ha sido clave, pero creo que cada vez es más determinant­e medir bien los tiempos y a la vez mucho más difícil.

Observamos que hay gobiernos que pretenden captar la atención del público adaptando su mensaje a nuevos medios como las redes sociales, pero ¿se trata de una herramienta efectiva mantener la atención de los grandes medios “tradicionales” mientras se ocupa de la gestión o hablamos de una herramienta para cerrar la brecha de distancia en la comunicación de los ciudadanos y la instituciones?

La tecnología ha transformado el modo en que los ciudadanos consumimos la información política. Estamos, en palabras del profesor Andrew Chadwick, en un sistema híbrido de medios. Es decir, se constata una convergencia entre medios tradicionales y medios sociales online que afecta al desarrollo de la política. Nuevos y viejos medios se entremezclan y coevolucionan, configurando un complejo sistema basado en la adaptación, interdependencia y difusión de poder. Así, lo que emerge, c­omo defiende Chadwick, es una hibridación entre las lógicas más antiguas de transmisión y recepción, y las nuevas lógicas de circulación, recirculación, y negociación. Por eso, lo que me planteas no es incompatible, las redes sociales se utilizan para llegar directamente a los seguidores, saltándose el filtro de los medios y segmentando los mensajes, y a la vez se pretende que esos contenidos sean difundidos y citados por los medios tradicionales.

En 2016, fue galardonado con el Napolitan Victory Award al Mérito en la Enseñanza en C­omunicación Política, ¿qué significó este premio para usted?

Esa distinción supuso un honor y un estímulo para seguir buscando la excelencia en la labor académica, tanto en la vertiente investigadora como en la docente. Del mismo modo, fue una oportunidad para agradecer a mis maestros, a los colegas con los que tengo la fortuna de trabajar y a mis alumnos y alumni todo lo que he recibido de ellos.

Un líder o político concreto puede caer en una sobreexposición mediática
y terminar quemado

Ha sido director y subdirector del Máster en Comunicación Política y Corporativa (UNAV) y tiene más de dos décadas de experiencia formando a alumnos en comunicación política, ¿es cierto que ahora hay más jóvenes que contemplan la consultoría, la asesoría de imagen o la Comunicación Política como salida profesional?

Sí, sin duda, ese mayor interés va paralelo a la profesionalización y especialización que comentábamos al principio. Además, cada vez son más conscientes de que la comunicación política no se restringe solo a las campañas electorales; también está, por ejemplo, la comunicación de instituciones públicas, la asesoría parlamentaria o los Asuntos Públicos, en los que cada vez tenemos más antiguos alumnos trabajando.

¿Qué conocimientos y habilidades debe aprender un consultor político al terminar un posgrado?

Más que conocimientos concretos, creo que lo importante es que salgan de los posgrados, al menos del nuestro, con visión estratégica, criterio ético, espíritu crítico pero constructivo, capacidad de trabajo, especialmente de trabajo en equipo, inquietud, ilusión e iniciativa, así como capacidad para desenvolverse en un entorno cada vez más globalizado.

¿Qué consejo les daría a quienes quieren ingresar como profesionales en la Comunicación Política?

Me resulta muy difícil dar un solo consejo. La comunicación política es muy vocacional, te debe apasionar este mundo. Les aconsejaría una buena y sólida formación y que nunca dejen de aprender, de leer, de preguntarse los porqués. Inquietud intelectual, humildad y mantener la capacidad de asombro. Que recuerden que la comunicación, también la política, debe buscar el entendimiento, la c­omprensión y búsqueda conjunta de la verdad. Por último, proactividad, paciencia y perseverancia.

¿Un libro reciente que nos recomiende para los “frikis” de la #ComPol?

Uno no, dos, ambos de colegas de ACOP. Las campañas conectadas. Comunicación política en campaña electoral de Xavier Peytibi y La Comunicación de la Administración P­ública. Para gobernar con la sociedad de María José Canel.

La comunicación política es muy vocacional, te debe apasionar este mundo

Y, por último, a modo informal, como exdirector de La Revista de ACOP, ¿algún comentario a la publicación?

Solo puedo felicitar al actual equipo directivo por su enorme y acertada labor. La Revista de ACOP es la referencia del sector, como acreditan sus numerosos reconocimientos. La revista combina muy bien amenidad con rigor y profundidad, por eso es recomendable a públicos amplios. La comunicación política se ha convertido en un tema que no solo importa e interesa a los expertos sino también al resto de los ciudadanos. Por tanto, enhorabuena por el trabajo y ánimo para seguir en esta línea.

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