Claudia Ortega Chiveli  

@claudia_chvl

Rosa Sivianes

Directora de comunicación de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo

Pilar Santamaría

Directora de comunicación del Partido Popular en el Parlamento Europeo y responsable de prensa española en el Grupo PPE

Clara de Melo

Jefa de prensa y portavoz de Renew Europe, grupo liberal en el Parlamento Europeo

Mar Fernández

Asistente parlamentaria de comunicación y medios del eurodiputado Ernest Urtasun (los Verdes/ Alianza Libre Europea)

Un trabajo coral y estratégico. Instituciones, medios y agencias de comunicación, gabinetes y, por supuesto, partidos políticos. Cada uno en su papel, todos tratan de hacer bien su trabajo para que las piezas del gran engranaje que es la Unión Europea y todo lo que la rodea, encajen.

Comunicar la política comunitaria involucra a multitud de actores y conseguir que la comunicación fluya entre todos constituye el primer paso, pero de nada sirve si el mensaje que nace en Bruselas no llega a los 27 Estados miembros; si no se entiende o no hay una ciudadanía dispuesta a escucharlo. 

En este objetivo, el trabajo de la figura del responsable de prensa de los partidos y grupos políticos en el Parlamento Europeo es fundamental. ¿Cómo es la relación con los corresponsales que cubren la actualidad en Bruselas? ¿Cómo se conjuga la estrategia política de los partidos con sus sedes en España? Y, la presencia mediática de los eurodiputados, ¿quién la decide? Para entender mejor estas y otras dinámicas del día a día comunitario reunimos, en este artículo, a cuatro voces autorizadas; cuatro mujeres que dirigen, con los pies en Bruselas y un ojo en Madrid, la comunicación de cuatro partidos y/o eurodiputados españoles en la Eurocámara.

BRUSELAS; TAN LEJOS, TAN CERCA

En las instituciones comunitarias prima el consenso y ellas no iban a ser menos. Las cuatro comparten burbuja europea y, por ende, rutinas de trabajo, diagnóstico de lo que funciona -y lo que no tanto- y buenas relaciones con los medios de comunicación, especialmente con los corresponsales que cubren la información política desde Bruselas y realizan un seguimiento diario, pero también con las redacciones de los medios en España. Por un lado, porque e­stas c­uentan con un número insuficiente de corresponsales para llegar a todo lo que sucede en Bruselas y, por otro, porque cada vez es mayor el interés por los asuntos comunitarios.

“Lo que afecta a España afecta a la UE y viceversa. En Bruselas se deciden grandes medidas y normas que directamente repercuten en nuestros sectores productivos, como la agricultura, la pesca o la industria. El 57 % de las leyes aprobadas en España en 2022 provenían de directivas y decisiones europeas”, explica Pilar Santamaría, directora de comunicación del Partido Popular en el Parlamento Europeo y responsable de prensa española en el Grupo PPE.

“Las instituciones europeas están más cerca de nosotros de lo que pensamos”, insiste, y en la misma línea se expresa otra veterana como Rosa Sivianes, directora de comunicación de la Delegación Socialista española en el Parlamento Europeo. “A lo largo de los más de 15 años que llevo trabajando aquí he visto cómo la agenda nacional cada vez es más europea. Los temas que se debaten y aprueban en el Parlamento, la Comisión o el Consejo son temas nacionales. Realmente hablamos de una agenda española”, señala.

Por esta razón, considera que es más sencillo introducir la agenda europea en España que a la inversa. Hay un mayor interés por lo que sucede en Bruselas y así lo corroboran quienes, como Sivianes, han vivido esa evolución, aunque “no todos los medios tienen igual de presente el trabajo de los políticos españoles en la Eurocámara y los siguen viendo alejados del tablero nacional”.

También la ciudadanía. Clara De Melo, jefa de prensa y portavoz de Renew Europe (grupo liberal en el Parlamento Europeo), pone aquí el foco. “Bruselas no interesa en España, no da clics. La gente no es consciente del impacto directo de las políticas europeas en sus vidas. Para la audiencia es más interesante lo que sucede en el Congreso de los Diputados que en el Parlamento Europeo, simplemente porque Bruselas queda muy lejos, a pesar de que la mayoría de la legislación española se aprueba allí”, lamenta. Y los políticos, en calidad de sus representantes, se adaptan a esas preferencias. Ni siquiera Bruselas escapa a las dinámicas de la política actual, mucho más polarizada y bronca, y “a los eurodiputados españoles les interesa hacer de los asuntos nacionales asuntos europeos”, por lo que prima, “claramente”, la agenda española.

Esa lejanía hace que muchas veces se mire a Bruselas “con una percepción equivocada del trabajo de los eurodiputados”, considera Santamaría. “Gran parte de la intensa labor que llevan a cabo nuestros eurodiputados no llega al público. Cuando vienen periodistas españoles a Bruselas o Estrasburgo se quedan sorprendidos de las largas jornadas en el Parlamento Europeo y del trabajo que se desarrolla”.

Por ello, la labor del jefe de prensa en Bruselas con los corresponsales va más allá de la que suele darse en la política nacional. “La percepción de lejanía de la ciudadanía española con los asuntos europeos requiere de un trabajo constante de explicación y pedagogía”, explica Mar Fernández, asistente parlamentaria de comunicación y medios del eurodiputado Ernest Urtasun.

EL PAPEL DE LOS EURODIPUTADOS EN LOS MEDIOS: ESPECIALISTAS Y EXPERTOS

Tras la pandemia del COVID-19, Europa ha ganado terreno en los medios. Los fondos Next Generation, la respuesta a la invasión de Ucrania, la reforma del mercado eléctrico o el pacto de migración y asilo son ejemplos de asuntos candentes en Bruselas que llenan informativos y portadas en los Estados miembros. Esto hace que los periodistas “pidan con frecuencia hablar con el eurodiputado/a que lleva ese tema en el Parlamento Europeo”, explica Sivianes.

Los medios entienden a los eurodiputados como “los especialistas de los temas que se votan en el Parlamento”, señala De Melo, y bajo esa etiqueta de ‘expertos’ los llaman para participar en tertulias o en debates y/o jornadas informativas que se organizan en el Parlamento Europeo.

Pero, más allá de eso, ¿suenan las voces de los eurodiputados en los medios españoles? En la jerga periodística, los términos ‘vender’ y ‘comprar’ (temas, ideas, políticos…) forman parte del día a día de las redacciones. La información como mercancía, en múltiples direcciones. Aunque en el caso de los eurodiputados, la transacción es un poco más compleja.

“Depende del perfil del eurodiputado: si es conocido por haber sido antes diputado regional o nacional o haber tenido un cargo relevante en el partido, suele ser fácil de vender. También cuando lidera un tema de mucha relevancia en los medios y el foco está en Bruselas”, explica De Melo, al mismo tiempo que se pone un ‘debe’ y aboga por ser más proactivos. “Que los grupos intentemos ‘vender’ más temas propios a los corresponsales”, se autoexige. Y parece lógico, pues resulta difícil que los medios recurran a un eurodiputado si sus propios partidos no los promocionan lo suficiente. “No suele ser lo habitual”, coinciden las cuatro, preguntadas por si los partidos, desde España, recurren a sus eurodiputados para comunicar. “Desde luego, no con la misma demanda que tienen los portavoces nacionales”, señala Sivianes.

LOS PLENOS EN BRUSELAS Y ESTRASBURGO, DÍAS CLAVE

En general, la comunicación en las instituciones europeas es más rutinaria y predecible que en la política nacional. Se trabaja con más previsión, aunque la actualidad, claro está, manda. De Melo sintetiza así cómo es una jornada cualquiera en Renew: “preparación de la estrategia de comunicación de la siguiente rueda de prensa, debate o entrevista; intervención en pleno; cafés, comidas o encuentros con periodistas para avanzarles nuestros posicionamientos y los temas prioritarios para nuestro grupo; y reuniones internas de grupo”.

“La jornada de trabajo empieza con el monitoreo de las agendas políticas y mediáticas, tanto en el Parlamento Europeo como en España. Teniendo en cuenta los temas de actualidad, decidimos nuestra estrategia de comunicación, tanto los mensajes como las vías que se utilizarán”, explica Fernández.

Esa ‘tranquilidad’ se ve truncada durante las semanas de Pleno, donde se acrecienta la atención mediática. Ya sea en Estrasburgo o en los llamados ‘mini plenos’ en Bruselas, al menos una vez al mes los eurodiputados se reúnen durante varios días para debatir y votar directivas, reglamentos, informes o resoluciones. Intensas y maratonianas sesiones, también para los equipos de prensa y los periodistas, en las que “el trabajo comunicativo se intensifica y los medios tienen más posibilidades de encuentros con los eurodiputados”, señala Fernández.

Es, a priori, cuando el Parlamento Europeo y otras instituciones de la UE entran con más fuerza en informativos de televisión, tertulias de radio, portadas y digitales, pero la creciente importancia de la geopolítica y de la Unión Europea como actor global está cambiando estas dinámicas. Bruselas constituye un escenario más del día a día de los medios de comunicación españoles. Y, en lo político, una extensión de los parlamentos nacionales. Porque a la Eurocámara también ha llegado la polarización y los temas de la política local.

“Los partidos trabajan las agendas españolas y europeas de manera paralela. Por eso es fundamental que el eurodiputado y su equipo estén en contacto con la organización del partido para explicar y colocar los asuntos de Bruselas en la agenda española”, explica Fernández.

Entonces, surge la duda. ¿Qué margen tienen los eurodiputados para comunicar su trabajo en la Eurocámara? ¿Desde dónde se marca la estrategia? ¿B­ruselas o Madrid? Todas coinciden: los eurodiputados tienen autonomía, pero siempre en consonancia con los intereses del partido. Es algo que se da por hecho. “Suele ser en debates clave o de importancia para el electorado cuando el partido en España toma el liderazgo y propone la estrategia comunicativa general”, dice la jefa de prensa y portavoz de Renew Europe.

Por su parte, la de Ernest Urtasun distingue entre las delegaciones amplias de eurodiputados/as de un mismo partido, “donde cada uno ocupa diferentes comisiones, tiene roles diferenciados y está centrado en un ámbito concreto”, por lo que “adquiere cierta autonomía para explicar los textos, propuestas, legislaciones que trabaja”. Y, por otro lado, las d­elegaciones con menos miembros o formadas por distintos partidos, en las que “los eurodiputados/as deben cubrir más asuntos”. En este caso, el suyo propio, “el trabajo comunicativo se intensifica y la coordinación con el partido en España es aún más fundamental”.

En general, entre Bruselas y -generalmente- Madrid, el intercambio de argumentarios fluye en la doble dirección. “Entre las oficinas de prensa de la delegación y de la sede federal hay plena coordinación cuando un medio quiere entrevistar a un eurodiputado sobre temas que se están trabajando en el Gobierno o el partido”, asegura la responsable socialista.

Y otro factor a tener en cuenta: la idiosincrasia de la política europea hace que los eurodiputados tengan que responder no solo a sus partidos, sino a los grupos parlamentarios de los que forman parte. Porque, para sobrevivir en las instituciones europeas, una cuestión fundamental es entender que, en Bruselas, partidos y grupos políticos no son lo mismo. Por eso, con quien también hay que ponerse de acuerdo es con las direcciones de comunicación de esos grupos. Y aquí, la cosa cambia. En las dos grandes familias, la de los Socialistas y Demócratas europeos (S&D) y la del Partido Popular Europeo (PPE), la coordinación es “total”, según la responsable de prensa de los populares en España, y solo “cuando un asunto puede ser visto de distinta manera desde Bruselas o Madrid porque las sensibilidades nacionales pueden ser distintas, se trabaja para acercar posiciones”, en palabras de Sivianes.

ELECCIONES EUROPEAS: NUEVA OPORTUNIDAD

Como vemos, es importante que la comunicación entre el partido y el grupo esté bien engrasada. “Previsión y coordinación”, destaca Santamaría, especialmente ahora que las miradas comienzan a apuntar al próximo mes de junio. Las elecciones al Parlamento Europeo todavía quedan lejos, en palabras de las cuatro, pero nadie allí ignora que en los próximos meses las quinielas van a ser una constante del día a día. De hecho, la maquinaria ya se ha puesto en marcha. Tanto en el plano político, como comunicativo.

“Se han producido reuniones con el departamento de Comunicación del Grupo S&D, se comparten estrategias, materiales de campaña, etc. y los días 10 y 11 de noviembre se celebra en Málaga el Congreso del PES, el Partido Socialista Europeo, donde se aprobará la resolución que servirá de base para el manifiesto de campaña”, explica Sivianes.

En Renew Europe, sin embargo, “el foco de momento sigue estando en la actividad parlamentaria”, comenta De Melo. En su caso, la estrategia es distinta, pues su grupo está formado por varios partidos políticos de países diferentes “con culturas e intereses que pueden ser distintos en algunas áreas, con lo que se tarda más en empezar la campaña”. Por ahora, “los partidos están trabajando en elaborar sus manifiestos/cartas de valores -el equivalente al programa electoral- y en la elección de su spitzenkandidaten (el candidato que designan c­omo cabeza de lista para aspirar a la presidencia de la Comisión Europea)”.

En esas estrategias electorales, para Fernández “es fundamental recopilar el trabajo parlamentario del eurodiputado/a y explicar lo avanzado durante la legislatura”, pero también “entender los retos de futuro y elevar las prioridades para la siguiente legislatura”.

Uno de esos retos vuelve a ser la movilización. La participación en las elecciones europeas todavía está muy lejos de la que suele darse en citas nacionales, autonómicas o locales. Y es ahí donde la comunicación puede y debe tener un papel relevante. Un trabajo, de nuevo, conjunto, en el que partidos, medios de comunicación e instituciones se dan la mano.

Aquí volvemos a la necesidad de salvar la distancia con la ciudadanía. Para Rosa Sivianes, “tanto la educación en las aulas como el trabajo de los medios es esencial para acortar este desconocimiento”. ¿Soluciones? Diversas. Y la responsabilidad, compartida. “Se podría hacer más pedagogía si en los medios escritos, además de un apartado dedicado a las noticias internacionales, hubiese alguno de actualidad de la Unión Europea. También ayudaría implantar una asignatura en el sistema de enseñanza sobre la UE, porque si despertamos el interés y aumenta el conocimiento en esta materia, las nuevas generaciones irán creciendo y demandando información. Todo ello unido a que los portavoces políticos deberían tener más presente la Unión Europea en sus discursos”.

Por ejemplo, en las redes sociales, donde “es importante destacar el trabajo que muchos eurodiputados están realizando para lograr un mayor acercamiento con la ciudadanía”, según Mar Fernández, que apunta a un problema añadido: “la dificultad para ver los resultados del trabajo que se realiza” en las instituciones europeas, donde “el entramado de procesos y nomenclaturas son complicadas hasta para sus propios trabajadores y trabajadoras”.

Por su parte, Clara De Melo plantea que los medios “inviertan más en Bruselas”, con más corresponsales para poder cubrir -y cubrir bien- todo lo que allí sucede, ya que “basta con que pasen tres cosas a la vez para que el periodista las cubra como pueda y no como quisiera”.

Pero, en este reparto de responsabilidades, también cabe entonar el ‘mea culpa’. Pilar Santamaría cree que también ellas, como responsables de comunicación, tienen un papel decisivo en esta tarea. “Debemos intentar trasladar de manera didáctica la importancia de lo que está pasando en Europa, el impacto de las decisiones que se toman a nivel europeo en la política nacional, y poner en valor las iniciativas positivas que se consiguen gracias a Europa. A veces solo se habla de la Unión Europea para trasladar noticias negativas y tenemos que contar más historias positivas”, concluye.

Lo que no se comunica, y ellas lo saben, no existe.

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