Por Carmen Beatriz Fernández, @carmenbeat CEO de DataStrategia, investigadora invitada del Center for Internet Studies and Digital Life de la Universidad de Navarra y José Blanco Oliver @jbo Fundador de Trendinalia

Luis Carlos Díaz se trasladaba en bicicleta hasta su casa cuando fue detenido. Se trata de un periodista, activista e influencer venezolano de 34 años. La primera en reportar que algo iba mal fue Naky Soto, su mujer, quien tuiteó que llevaba varias horas sin saber de él. Ese tuit usaba por primera vez la etiqueta #DóndeEstáLuisCarlos y saltaron las alarmas en Venezuela, especialmente entre el gremio de periodistas y la comunidad tuitera.

Ese primer hashtag #DóndeEstáLuisCarlos fue utilizado por 61.000 cuentas que publicaron 229 mil tweets, retweets y quote tweets, y llegó a ser tendencia en 13 países . Otra etiqueta posterior, #LiberenaLuisCarlos tuvo igualmente gran alcance y fue trending topic global el 12 de marzo. También lo fue en Estados Unidos, Venezuela, España, Colombia, México, Perú, Chile, Argentina y Panamá. Así como en 41 ciudades del orbe.

Luis Carlos Díaz había sido hostigado en febrero pasado, a través de una cuenta de Twitter @Lechuguinos_com, de línea pro-gobierno, por revelar prácticas de phishing desde la operadora digital. En ese momento la modalidad era más discreta y se hacía a través de terceros que no estaban claramente identificados con la estructura del Estado: amenazaban a través de supuestos hackers a personas críticas con el gobierno. Estos hackers se apropiaban de cuentas de Twitter, Facebook y correos electrónicos y trataban de esa manera de obstaculizar el flujo de información por las vías alternativas que ofrecen las redes sociales. Existen casos documentados de unas 50 personas, influencers en el mundo político y comunicacional cuyas voces eran de esta manera temporalmente silenciadas. Así buscaba la incipiente dictadura acallar las voces disidentes. Con el paso del tiempo los métodos para silenciar la libertad de expresión se han hecho más y más rudos.

De manera que no es cualquier periodista Luis Carlos Díaz, es más bien un comunicador-docente, que lleva años enseñando a hacer ciudadanía. En sus muchos cursos explica cómo burlar la censura, cómo proteger las cuentas y evitar ser hackeado, cómo protegerse ante las fake news emitidas por laboratorios del gobierno, y en general cómo hacer ciberpolítica efectiva. Por ello no resulta sorprendente la vigorosa movilización que se diera en Venezuela entre el gremio periodístico, sus alumnos y conocidos, primero indagando sobre su paradero #DóndeEstáLuisCarlos durante las cinco horas en que estuvo desaparecido luego de su detención, y luego clamando por su liberación con los hashtags #LiberenaLuisCarlos y #LuisCarlosVivoyLibre.

A diferencia de la mayoría de los gráficos que representan temas políticos o sociales, en el primer hashtag; #DóndeEstáLuisCarlos no se apreciaba polarización alguna. Toda la comunidad tuitera, con grupos claramente definidos en función de los seguidores de cada uno, preguntaba dónde estaba Luis Carlos.

El impacto general es llamativo: un total de 89.000 cuentas publicaron 415.000 tweets. Este gráfico, que incluye la recopilación de las etiquetas #DóndeEstáLuisCarlos, #LiberenALuisCarlos y #LuisCarlosVivoYLibre evidencia la fuerza influenciadora en esta improvisada campaña que tuvo la cuenta Naky Soto, en verde a la izquierda:

Un tuit publicado por la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos pudo ser determinante en la rápida liberación del activista:

El revuelo 2.0 incluyó también a otros importantes actores políticos: Luis Almagro, el secretario general de la OEA, el parlamentario republicano de Florida Marcos Rubio, y en España la eurodiputada Beatriz Becerra, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el del Partido Popular, Pablo Casado. Un zoom a los influencers políticos de este lado del mundo que contribuyeron a la liberación de Luis Carlos sugiere que estuvo Rivera entre quienes más impactaron.

Posteriormente a su desaparición, y como en una singularmente turbia “fe de vida” durante la madrugada de esa noche una comisión de la policía política venezolana allanó su casa, llevándole como testigo, y decomisando los equipos del periodista. Se le acusó de estar vinculado a un supuesto hackeo del sistema eléctrico nacional, tras el mega-apagón del pasado 7 de marzo que dejó a oscuras a todo el país.

El episodio se cerró con otra vuelta de tuerca de la dictadura de Maduro. En un procedimiento express Luis Carlos fue presentado ante tribunales, y fue liberado con medidas cautelares después de 24 horas de su detención: prohibición de salida del país y limitado en sus declaraciones públicas. Sus únicas palabras al salir fueron “¡Qué viva el periodismo venezolano!”. Sin embargo, la prohibición de declarar a los medios constituye una nueva medida de censura y pretende evitar que se conozca al detalle qué sucedió durante la detención arbitraria de Luis Carlos Díaz.

Naky y Luis Carlos se habían casado varios años atrás y retransmitieron el momento de su boda por Twitter. En parte por ello, pero no sólo por ello, este episodio que evidencia el poder de las redes construye también una muy bonita historia de amor, ciberactivismo y solidaridad 2.0.

1  En este enlace puede accederse al documento que contiene el orden y la lista de lugares donde fue tendencia: https://docs.google.com/spreadsheets/d/1TVmZzfHEvdX0qp5a1tHr4M1tXqGoT4tsPkX7NBcDue0/edit#gid=0

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