Por Elsa Albertini, Consultora de comunicación política y corporativa
Con el aumento del escepticismo europeísta (tras el brexit) y cuando podríamos pensar que la tendencia se inclinaba a levantar más muros, Croacia cambia su rumbo político. Este país de Europa Oriental estará en 2020 al frente de los 28 y con una dirección muy diferente a la anterior.
Como era de esperar, el pueblo croata tuvo que celebrar una segunda vuelta el pasado 5 de enero para elegir a su quinto presidente, pues en los primeros comicios, no se llegó a obtener la mayoría absoluta.
Elecciones
Unos 3,8 millones de ciudadanos croatas estuvieron llamados a las urnas, entre ellos, unos 177.000 en el exterior. La asistencia fue del 54,7 % y la mayoría acompañó al ex primer ministro Zoran Milanovic, quien asumirá la presidencia de Croacia tras lograr la victoria con el 52,70 % de los votos en la segunda vuelta de los comicios.
Según el escrutinio del 99,9 % de los votos, el socialdemócrata, consiguió un 53 % de las papeletas emitidas. Mientras que su rival del partido conservador, y actual presidenta, Kolinda Grabar-Kitarovic, obtuvo un 47 %. Aunque el resultado haya sido apretado, el pueblo croata castigó los graves problemas de corrupción que han provocado la salida de muchos del país.
Debemos recordar que, aunque con un carácter más bien protocolario, el cargo presidencial en Croacia tiene una duración de cinco años y puede ejercer una gran influencia en el país. Además, representa al Estado en el extranjero e influye en la formación de la política exterior.
Una Croacia “Normal”
En su última campaña, Milanovic dirige su discurso no solo a los croatas sino también a los ciudadanos que no lo son. El ex primer ministro tiene muy claro que la normalidad es estar en contra del odio, del nacionalismo, y critica la obsesión con el pasado. Además, tras conocerse los resultados, ha insistido en que trabajará para mejorar las relaciones con sus vecinos, sobre todo en lo económico y comercial.
Al parecer, el jurista y diplomático buscará dar una nueva dirección al país, una Croacia más moderna y progresista.
“Nadie en la Croacia en la que yo seré presidente se sentirá como ciudadano o ciudadana de segundo orden. Nadie”, destacó Milanovik.
El socialdemócrata fue primer ministro de Croacia entre 2011 y 2016 y en su mandato abogó por los derechos de los homosexuales y otras minorías, suscitando, como no podía ser de otra manera, protestas en los círculos nacionalistas.
Patriotismo y pasado
Mientras tanto, Grabar-Kitarovic insiste con un mensaje que evoca viejas batallas, donde resalta el patriotismo y se muestra dura contra la minoría serbia. La conservadora hace hincapié en la guerra patriótica, y resalta los valores de la fe católica, la familia tradicional y los veteranos de la guerra.
Resulta que pierde fuerza la opinión generalista de que la mayoría del electorado croata es conservador y de derechas. Según las encuestas, el 70 % de los croatas se muestra descontento con el rumbo del gobierno de Grabar-Kitarovic, debido a los graves problemas de corrupción que han provocado la salida de muchos jóvenes croatas a Europa Occidental en busca de mejores oportunidades.
El 2020 se presenta muy interesante para Croacia. Ojalá que los cambios traigan buenos frutos tanto en el país como en su presidencia rotatoria en la UE.
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