Coordinadora de la Secretaría Confederal de Comunicación en Comisiones Obreras @africasc

«La comunicación sindical es un nicho de estudio muy interesante porque no se ha analizado lo suficiente»

Por José Luis Izaguirre, @jl_izaguirre92

Africa Sánchez Carnero es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha realizado varios cursos universitarios centrados fundamentalmente en análisis de medios de comunicación. También ha sido profesora de Narrativa Digital en la UNED, universidad en la que ha cursado estudios de Máster en Comunicación y Educación en la Red. Trabaja desde 2004 en Comisiones Obreras y actualmente coordina la Secretaría confederal de Comunicación. En 2014 se asoció a ACOP y desde diciembre de 2020 forma parte de su Consejo Directivo.

Cuéntanos cómo has llegado a coordinar la Secretaría de Comunicación de Comisiones Obreras, uno de los sindicatos mayoritarios del país.

Empecé a trabajar en CCOO en 2004 como periodista de uno de sus gabinetes de prensa. El sindicato está organizado por ramas de actividad, lo que se conoce como federaciones. Y desde 2009 fui la responsable de Prensa de la mayor federación estatal, que engloba gran parte de las Administraciones Públicas, el sector del transporte, los medios de comunicación, las telecomunicaciones o la industria gráfica. Esto aporta una experiencia importante de la actividad global del sindicato.

En 2019 necesitaban reforzar el equipo confederal y la secretaria de Comunicación, Empar Pablo Martínez, me propuso coordinarlo. Al poco tiempo de incorporarme entró el actual Gobierno y dos meses después comenzó la pandemia, así que está siendo una experiencia muy intensa, con todo lo que conlleva para la gestión de la comunicación.

¿La comunicación en los sindicatos se caracteriza por algo en particular o lo podríamos equiparar a la comunicación política?

Creo que es equiparable a la comunicación política. Nuestro día a día pasa por el posicionamiento sobre numerosas materias y conflictos, el desarrollo de campañas o las elecciones sindicales que, a diferencia de las políticas, son constantes si bien gran parte de ellas se concentran cada cuatro años. En el caso de Comisiones Obreras, como organización sociopolítica, también tiene bastante peso lo relacionado con el desarrollo de leyes que afectan a toda la sociedad, desde el derecho a la vivienda, a la libertad de expresión o el desarrollo de la ciencia, aunque a lo que dedicamos más tiempo es a todo lo relativo al mundo laboral y cómo afecta al bienestar y desarrollo de las trabajadoras y trabajadores.

¿Crees que hay una crisis de representatividad de los sindicatos? ¿Hay una tendencia a la baja en cuanto a afiliación sindical (tanto a nivel español como europeo)?

Atendiendo a los datos, no hay una crisis de representatividad ni de afiliación sindical. Más bien al contrario. Es curioso que se pregunte de forma habitual por la afiliación, cuando la representatividad de los sindicatos -al igual que la de los partidos políticos- se mide por sus resultados electorales, que además son datos contrastables. CCOO es el mayor sindicato del país y tiene actualmente 94.000 delegadas y delegados elegidos en elecciones sindicales en miles de empresas y Administraciones Públicas, 10.000 más que el segundo sindicato. Para que nos hagamos una idea, en toda España hay aproximadamente 70.000 concejales. Es decir, solo CCOO tiene más representantes elegidos que todos los concejales de todos los partidos juntos.

Y en cuanto a afiliación, tenemos cerca de un millón de personas afiliadas -prácticamente 975.000 al corriente de pago de la cuota-, con una evolución al alza. Desde el inicio de la pandemia se ha incrementado aún más el ritmo de afiliación, especialmente entre las mujeres que suponen casi la mitad de nuestra afiliación.

Los últimos datos de estudios europeos entre 2000 y 2017 reflejaban un incremento leve en la afiliación sindical en España y un descenso de media a nivel europeo. No obstante, establecer comparaciones entre los diferentes países no es sencillo porque las legislaciones son muy diferentes. En algunos casos las medidas que negocian los sindicatos, como por ejemplo una subida salarial, solo se aplica a su afiliación. En cambio en España el modelo es solidario: negocias tanto para tu afiliación como para las personas que no están afiliadas y las mejoras se aplican sin distinción, con lo cual se desincentiva la afiliación. En otros países los sindicatos gestionan por ejemplo las prestaciones por desempleo, lo cual evidentemente anima a que las personas se afilien. Por supuesto siempre hay margen de mejora pero es difícil encontrar otras organizaciones con afiliación voluntaria con semejante envergadura.

Solo CCOO tiene más representantes elegidos que todos los concejales de todos los partidos juntos»

¿Se han adaptado bien los sindicatos a las transformaciones que está experimentando la comunicación, sobre todo a nivel digital?

Siempre queda mucho por hacer pero creo que se han hecho grandes avances en los últimos años. En el caso de mi organización se hace un trabajo intenso en redes sociales, sobre todo en Twitter y en el desarrollo de formatos audiovisuales. Procuramos estar siempre atentas a los avances en este campo e intentamos acometer el trabajo con la complejidad que tiene una organización tan grande y a la vez tan horizontal en cuanto a su funcionamiento.

Además, el pasado mes de abril comenzamos la emisión de un podcast quincenal, Gente con clase, en el que tratamos de abordar diferentes cuestiones como la precariedad o la reforma laboral con un tratamiento más cercano, pero también la relación del sindicato con la cultura. Recientemente hemos publicado dos libros de relatos vinculados a ‘las historias’ del sindicato y estamos grabando audiolibros de algunos de ellos escritos por gente de la talla de Elvira Lindo o Manuel Rivas, que emitiremos este verano.

De cara a las trabajadoras y trabajadores jóvenes, ¿existe dentro de los sindicatos una estrategia para hacerles ver que son agentes clave para defender sus derechos laborales?

Por supuesto, la mejor forma de defender nuestros derechos y mejorarlos es de forma colectiva y, cuanto antes empecemos, mucho mejor. Dentro del sindicato se fomenta la organización y participación de las personas jóvenes. Y de cara al exterior también se desarrollan muchas campañas de comunicación específicas, ya sea sobre becas, la lamentable precariedad que sufren o sobre el futuro de sus pensiones.

Se incide mucho en las redes sociales pero creo que sería necesaria una mayor pedagogía en las universidades o en los institutos sobre la importancia de conocer sus derechos laborales y de organizarse. No estaría de más que, antes de acceder al mundo laboral, nos enseñaran a entender una nómina o nos explicaran qué es un convenio colectivo.

Yo me afilié con 23 años al sindicato, terminando la carrera, pero porque me interesaba mucho el tratamiento informativo de los medios y me pareció muy valiente que CCOO denunciara a TVE por manipulación informativa en la huelga general de 2002. El sindicato ganó ese juicio, que llevó a su entonces director de Informativos, Alfredo Urdaci, a pronunciar el famoso “ce, ce, o, o”, que no hizo sino dar más visibilidad a una batalla más de las que día a día emprende la organización sin que a veces los medios se hagan suficiente eco.

¿Consideras que el fortalecimiento del movimiento sindical en España pasa por la comunicación como elemento fundamental?

Absolutamente. Hay una diferencia muy importante de percepción entre las personas que conocen el sindicato de forma directa, ya sea porque están afiliadas o porque en algún momento han accedido a sus diferentes servicios, frente a las que conforman su opinión a través de los medios de comunicación o de las redes sociales.

A su vez esto tiene que ver con la crisis en los medios de comunicación y en cómo hace años se desplazó la información sobre el mundo del trabajo a un segundo plano, aunque la pandemia haya devuelto al menos temporalmente cierto protagonismo. Antes había más periodistas dedicados a las relaciones laborales, más secciones sobre trabajo en los medios. Pero esto no es casual. No es que a la audiencia no le interese el trabajo, sino más bien que muchos medios de comunicación, que no dejan de ser empresas con sus propios intereses, decidieron quitar peso a las secciones de laboral. A pesar de ello, las y los periodistas que cubren esta información son grandes profesionales con los que tenemos la suerte de trabajar cada día y desde CCOO nos esforzamos mucho para que las relaciones con nuestra prensa de referencia sean las mejores posibles.

Al mismo tiempo, los sindicatos también hemos cometido errores pero creo que un buen ejemplo de nuestra utilidad se ha dado en la pandemia. Los diferentes Gobiernos han reconocido el papel y la utilidad del diálogo social y los agentes que lo conformamos. Sin ir más lejos en los últimos días se ha firmado un importante acuerdo sobre pensiones entre Gobierno, patronal y sindicatos, que es el décimo al que llegamos en esta legislatura después de varios sobre los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, el teletrabajo o el salario mínimo, entre otros. Frente a la crispación política, creo que es un gran ejemplo de cómo avanzar a pesar de nuestras diferencias. Un ejercicio de responsabilidad que nos ha dado un mayor reconocimiento.

Durante la pandemia, los sindicatos han desempeñado un papel fundamental en el diálogo social. ¿Cómo se gestionó desde dentro a nivel comunicativo la importancia del diálogo social y específicamente de los sindicatos dentro de este contexto?

Fundamentalmente dedicándole muchísimas horas, con la dificultad que entrañaba poner el sindicato en modo de “trabajo remoto”. Todos los equipos de Comunicación de CCOO -el confederal, los de todas las comunidades autónomas, las organizaciones sectoriales, las secciones sindicales- hicimos un trabajo ingente y coordinado del que creo que debemos sentirnos orgullosas.

Afortunadamente contamos con grandes profesionales en los servicios jurídicos y técnicos, con sindicalistas con mucha experiencia, que en tiempo récord elaboraron materiales y dieron soluciones a muchas de las situaciones inéditas con las que nos encontramos. Y por supuesto también con buenos portavoces siempre dispuestos a atender a la prensa, pero también casos particulares que nos llegaban a través de redes, correos y teléfonos que se habilitaron para atender a quien necesitara ayuda, fueran afiliados al sindicato o no.

A su vez, también se trabajó con bastante anticipación de lo que finalmente sucedió. Las organizaciones sindicales y las empresariales propusimos al Gobierno la regulación extraordinaria de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo -los conocidos ERTE- antes de que se declarase el estado de alarma. Sin duda la tarea fue agotadora, sobre todo los primeros meses, pero creo que ha resultado muy útil para la sociedad.

La posverdad y las fake news afecta de manera transversal a la sociedad y específicamente. ¿Cómo de difícil es hacer frente a esta realidad?

Es bastante difícil pero, como dices, no solo para el sindicato sino para toda la sociedad. Cada día circulan muchas informaciones falsas, por desgracia no solo a través de las redes o de WhatsApp, sino también en los medios. En ocasiones, no es tanto que la información sea falsa como tal sino incorrecta o no contrastada. Y esto tiene que ver, por una parte, con la precariedad en el periodismo, que en muchas ocasiones no permite trabajar de forma adecuada y, en otras, porque imponen una determinada línea editorial, que puede ser legítima pero a veces sobrepasa los límites deontológicos de la profesión.

La comunicación sindical es un nicho de estudio muy interesante porque no se ha analizado lo suficiente»

Por otra parte, hay un déficit de educación de la sociedad en general a la hora de valorar la información que recibimos a través de los medios, de las redes. Nos falta conciencia crítica, cuestionamiento de lo que nos llega, herramientas para poder verificar la información. Al mismo tiempo, cada día hay más plataformas de verificación de datos que nos piden contrastar informaciones pero muchas personas prefieren seguir informándose por los mismos canales y no cuestionar sus creencias. En definitiva, es un problema complejo que creo que solo se podrá resolver con más y mejor educación, con alfabetización en los nuevos canales de comunicación y con una mayor implicación por parte de todas y todos a la hora de abordar este problema.

¿Cómo crees que ACOP puede aportar a los sindicatos en cuanto a la efectividad de su comunicación?

Creo que ACOP reúne la excelencia en la comunicación política y, por tanto, es un lujo poder contar con tantos referentes, tantos ejemplos de buenas prácticas, de campañas, de metodología. A diferencia de la comunicación política, creo que la comunicación propiamente sindical es un nicho de estudio muy interesante porque no se ha analizado lo suficiente. Muchas veces se buscan referencias en el activismo social y otras en la política más tradicional, pero creo que sería necesario estudiar con mayor profundidad la comunicación sindical para que esta fuera más efectiva. Por supuesto, también hace falta profesionalizar más la comunicación en las organizaciones sindicales y, al menos en España, creo que los sindicatos mayoritarios estamos en esa línea. Sin duda ACOP es un espacio idóneo en el que encontrar respuestas a nuestras necesidades comunicativas

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