@albertorfc, cofundador de Visual Politik. Asesor externo de comunicación en el ámbito financiero.

«No hay que olvidar que una parte no desdeñable del hemiciclo parlamentario cree firmemente que el presidente del Gobierno es un ‘traidor’, un ‘felón’»

Por José Luis Izaguirre, @jl_izaguirre92

Nos gustaría saber un poco más sobre ti y el proyecto en el que participas. ¿Cómo surge Visual Politik? ¿Estuviste inmerso en el proyecto desde el principio?

Qué difícil respuesta. Lo primero que surge es la amistad entre nosotros tres. A Enrique Couto le conocí en 2009 mientras estudiábamos en la Universidad de Cantabria y posteriormente, en 2012, Enrique Couto y yo conocimos a Enrique Fonseca en un curso de verano de la UCM en El Escorial. Ese curso cambiaría nuestras vidas pero nosotros entonces no lo sabíamos. Se llamaba ‘Nuevos Horizontes tras la Crisis Económica’ y en él participaban muchos “pesos pesados” del entonces Gobierno de Rajoy. Si te soy sincero, en ese momento los tres compartíamos un fuerte sentimiento de engaño por parte de todos los ponentes. Las elecciones le habían dado una mayoría aplastante a un programa de Gobierno reformista y sin embargo las reformas parecieron quedar en el olvido muy pronto.

El caso es que a partir de ahí se creó un fuerte vínculo entre nosotros tres que mantuvimos con el paso del tiempo a pesar de que Fonseca se terminó marchando a vivir a Praga, mientras que Enrique y yo nos fuimos a las antípodas. Sí, no exagero, el desencanto que vivimos fue tal que terminamos en uno de los lugares más lejanos de España, las Islas Fiji.

En nuestro periplo por Asia, Enrique y yo conocimos un mundo que avanzaba muy rápido y que era completamente diferente al que nos pintaban en casa y que nadie contaba. Así que charlando en un Skype con Fonseca fue cuando por primera vez empezamos a valorar la idea de montar un proyecto audiovisual. La semilla estaba plantada.

A nuestra vuelta a España nos costó unos meses dar con la tecla sobre qué formato era el más adecuado, pero un vídeo que preparamos sobre la revolución de Saakashvili en Georgia marcó el camino de lo que sería el futuro (ahora presente) de Visual Politik.

Hace poco habéis comenzado un nuevo camino, ¿verdad? ¿En qué consiste Megaprojekts?

Pues realmente tenemos tres nuevos caminos. El primero de ellos es llevar Visual Politik a nuevas audiencias. Hasta el momento hemos lanzado ya canales en inglés, alemán y francés. Personalmente me hace sentir especial orgullo que nuestro proyecto sea de los pocos en España que crea el contenido en castellano y luego lo adapta a otras lenguas, cuando lo habitual en los medios es el proceso opuesto. El segundo camino es el que comentabas con Megaprojekts, o sea crear nuevo contenido fuera de la marca Visual Politik. Pronto tendremos una sorpresa en esta línea, y hasta aquí puedo leer. Y la tercera ruta que hemos tomado ha sido la de ayudar a empresas a crear contenido en la plataforma aprovechando nuestra experiencia. Ahí está, por ejemplo, el caso reciente del canal ‘Si lo hubiera sabido’ de Mutua Madrileña, donde estamos teniendo un papel activo en el proceso de elaboración del contenido.

En ese momento los tres compartíamos un fuerte sentimiento de engaño

¿Es vuestra audiencia mayoritariamente joven? ¿Habéis notado una evolución en sus intereses desde que empezasteis?

Lo cierto es que nos ve todo tipo de público. En 2021, por ejemplo, Visual Politik registró más de 113 millones de visualizaciones solo en castellano. El 70% de nuestros vídeos supera las 400 mil views y cada mes más de 3 millones de espectadores únicos consumen nuestros vídeos.

Con semejantes números puedes hacerte una idea de que tenemos un público de lo más variado. Y aunque YouTube suele ligarse con un espectador muy joven, nuestra experiencia es algo diferente. La edad media de quienes nos ven supera ligeramente los 30 años de edad.  De hecho, prácticamente la mitad de nuestra audiencia en 2021 tuvo más de 35 años según los propios datos que nos brinda YouTube.

Así que podemos decir que en Visual Politik tenemos una audiencia joven, pero no tanto. Es más, durante los últimos años lo que sí hemos experimentado es que YouTube se ha convertido en una plataforma para todo tipo de públicos.

Tenemos un público de lo más variado

Siguiendo un poco en lo que busca la juventud, ¿en qué medida crees que confían en las instituciones, tanto a nivel local como regional, estatal o europeo?

Hace unas semanas estuve en Florida y vi una juventud con muchas oportunidades, muy madura y centrada. Pero sé que me preguntas por España, y esto es otra historia. En parte porque aquí tenemos mucho ruido. Vivimos, jóvenes y no jóvenes, en una montaña rusa de titulares donde cada semana hay un gran monotema que nos obliga a posicionarnos en un lado de la cancha. No hay que olvidar que una parte no desdeñable del hemiciclo parlamentario cree firmemente que el presidente del Gobierno es un “traidor”, un “felón”. Y tanto si están en lo cierto como si no, es innegable que ello plantea un problema. Sé que es doloroso decirlo, pero nuestras instituciones parecen cada vez más endebles y menos confiables. Y eso no es precisamente un problema menor.

Desde tu perspectiva, ¿cuáles son las claves para comunicar eficazmente desde ellas pensando en la juventud?

Si te soy sincero, tengo cierta alergia a todo lo encasillado en “para jóvenes”.  Por ejemplo, te cuento mi caso personal. Cuando era niño vivía en Mirones, un pueblo de Cantabria de 130 personas. Para ir y venir al colegio cada día pasaba en el coche más de una hora por carreteras de montaña. Esos trayectos con mi padre escuchando a Luis Herrero, que te aseguro que no hablaba para jóvenes, marcaron mi desarrollo. A lo que voy es que no creo que la cuestión esté en la forma sino sobre todo en la calidad del contenido. Un ejemplo de ello es el economista Juan Ramón Rallo, que está arrasando entre los más jóvenes por su rigor, la profundidad de sus análisis y la p­erseverancia en sacar contenido con asiduidad. Y eso es exactamente lo que concentra el grueso de nuestro esfuerzo en Visual Politik.

El problema de la política en España no está en que falten mensajes enfocados a la gente joven, o en la edad media de nuestros representantes públicos

Se lleva unos años hablando de que los partidos políticos están en crisis y que es necesarios nuevos formatos. ¿Compartes esta visión?

Me lo has quitado de la mente. En línea con lo anterior estaba pensando que quizás lo peor que se ha creado ad hoc para los jóvenes son las juventudes de los partidos políticos. Son la máxima expresión de lo ridículo que puede resultar poner en marcha instrumentos específicos para jóvenes. Hablamos de plataformas que se han convertido básicamente en espacios de adhesión y adulación al líder de turno.

Quizás en la era predigital podría llegar a tener cierto sentido sobre el papel, un espacio donde conocer gente de tu ciudad que pensara parecido, con la que debatir… Esto en los 90 sonaba muy bonito. El problema de la política en España no está en que falten mensajes enfocados a la gente joven, o en la edad media de nuestros representantes públicos. ¿Tiene que hacerse el Senado cuenta de TikTok? Probablemente no.

Aquí el problema lo tenemos básicamente en cómo elegimos a nuestros representantes. Vivimos en una sociedad híper politizada pero que al mismo tiempo, paradójicamente, no tiene la capacidad de auditar realmente a su representante. Porque al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos o Reino Unido donde cada distrito tiene su representante, al final en España los diputados autonómicos o nacionales, por ejemplo, rinden cuentas ante el comité electoral de su partido y no ante el ciudadano. Por ejemplo, ¿quién representa a los ciudadanos del municipio de Navalcarnero en la Asamblea de Madrid? En la teoría todos los diputados, en la práctica ninguno.

También hemos visto a políticos acercarse a canales de YouTube, pódcast, programas de entretenimiento… ¿Consideras que es el camino a seguir? ¿Se está quedando eso también obsoleto?

Aquí para mí la clave está en el buen uso que se le pueda dar a las nuevas herramientas digitales. Me explico, Internet le da la oportunidad a cualquiera de crear su propio medio de comunicación, sin las barreras de entrada que existían antaño: carísimos equipos, escasas licencias de frecuencia, complejidad técnica… Todo eso forma parte del pasado. Y esta facilidad se puede usar para hacer el bien, creando contenido independiente y riguroso, por ejemplo, o para buscar la trascendencia sin estar acompañado de lo anterior. En este último caso, para los políticos puede ser más cómodo participar, por ejemplo, en un pódcast amigable que someterse a un interrogatorio de Carlos Alsina en Onda Cero. Aunque bueno, en cierta manera eso ya pasa cuando Pedro Sánchez prefiere refugiarse continuamente en la comodidad de los micrófonos de la Cadena Ser y nadie dice nada.

Para mí la clave está en el buen uso que se le pueda dar a las nuevas herramientas digitales

En la época de las fake news, con muchos discursos negacionistas ante diferentes situaciones, ¿qué tipo de narrativa es más atractiva para la sociedad en general y la juventud en particular?

No sé cuál es la más atractiva, quiero pensar que aquella que no simplifica la información para presentar conclusiones precipitadas, aquella que invita al consumidor de información a reflexionar y huir de la polarización. Quizás sea un iluso.

Dinos una lectura que siempre tendrías en tu mesilla de noche.

Tengo un especial cariño a La Rebelión de Atlas, de Ayn Rand. La primera vez que empecé a leerla estaba en los primeros años de universidad y no puede pasar de las primeras páginas. Años después, viajando por Australia, la volví a empezar y la devoré. No me considero Randiano pero es quizás el libro que más he disfrutado, aunque probablemente influyera también haberlo leído navegando a bordo de los ferries de Sydney o tirado en Bondi Beach.

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