Director del Máster en Comunicación Política y Corporativa de la Universidad de Navarra
Nos interesa, sobre todo, formar mentes estratégicas que sepan cómo y para qué usar las herramientas que enseñamos
Irene Núñez
En el inicio de un nuevo curso académico, y en un año repleto de desafíos electorales a nivel mundial, el Máster en Comunicación Política y Corporativa (MCPC) de la Universidad de Navarra cumple 20 años. Este programa, que ha sido clave en la formación de profesionales influyentes en el ámbito político y comunicativo, se enfrenta a nuevas perspectivas y retos en un entorno global cada vez más complejo, cambiante y polarizado. En esta entrevista, conversamos con su director académico, Carlos Barrera, quien también es socio de ACOP y profesor de Media and Politics y Comunicación Electoral.
El Máster en Comunicación Política y Corporativa (MCPC) de la Universidad de Navarra es todo un referente en compol y, además, pionero en este tipo de formación. ¿Qué balance hace? ¿Cómo ha evolucionado el plan de estudios desde su creación hasta el día de hoy?
Han pasado veinte años desde que lo creamos y ciertamente hay lugar para hacer balance con perspectiva. Aunque parezca paradójico, el MCPC es el mismo de hace dos décadas y ha evolucionado al ritmo de las propias realidades políticas y sociales, a las que hay que prestar siempre atención para hacer comunicación política y, por tanto, también para formar profesionales para ella. Si uno examina el plan de estudios de 2004 y lo compara con el actual, no observará grandes diferencias; a lo sumo, la incorporación de la semana intensiva en Bruselas en 2013 y un mayor énfasis en la relevancia de los asuntos públicos, acorde con su profesionalización creciente. Pero el esquema básico se ha mantenido, lo que habla de solidez y estabilidad, valores importantes en cualquier empresa o actividad.
¿Cuáles son las principales fortalezas y características del programa que han contribuido a su éxito y longevidad?
Creo que lo que distingue a nuestro Máster de otros programas es un conjunto integrado de características. Desde una formación conjunta en comunicación política, corporativa y asuntos públicos –porque no los entendemos como compartimentos estancos–, pasando por el énfasis en lo estratégico sobre lo táctico, una equilibrada combinación de lo profesional y lo académico, la estancia de cuatro semanas en Washington con un programa exclusivo de la George Washington University, la realización de proyectos de comunicación con clientes reales para los Trabajos Fin de Máster y la convivencia de estudiantes españoles y latinoamericanos con diversos bagajes académicos y profesionales.
En cuanto a las claves de su longevidad, primero me gustaría hacer referencia a la extensa red de cerca de cuatrocientos alumni que sienten el Máster como suyo y, segundo, a un claustro de profesores estable y comprometido. De hecho, catorce de los treinta y tantos profesores que empezamos seguimos dando clase veinte años después.
Las estancias internacionales y las sesiones en instituciones nacionales, permiten conocer in situ el funcionamiento de las maquinarias políticas, de comunicación y de lobbying
Estamos hablando de un máster presencial, de diez meses de duración y en el que se realizan dos estancias internacionales. ¿Podría hablarnos sobre las colaboraciones con instituciones gubernamentales y cómo enriquecen la experiencia académica?
Las estancias internacionales en Bruselas y en Washington nos permiten conocer in situ el funcionamiento de las maquinarias políticas, de comunicación y de lobbying en esos dos grandes y relevantes centros de poder. Al mismo tiempo, desde los primeros años hemos visitado y mantenido sesiones de trabajo con las principales instituciones políticas españolas (Gobierno, Congreso, Poder Judicial) y partidos, particularmente el PSOE y el PP. También nos han interesado las instituciones autonómicas y locales. Hasta 2022, año en que el Máster trasladó su sede de Pamplona a Madrid, fuimos todos los años al Gobierno de Navarra, al Parlamento Foral y al Ayuntamiento de Pamplona. Ahora, en Madrid, seguimos haciéndolo con los gobiernos de la Comunidad y el municipal. Siempre con el foco particular en la comunicación política e institucional y, en épocas de comicios, también con un ojo puesto en las campañas electorales, como es lógico.
En veinte años, como se puede imaginar, hemos estado con muy diversos profesionales de la comunicación política y de distintos signos políticos. El contacto directo con ellos, como ocurre también en Bruselas y en Washington, es parte imprescindible del aprendizaje en un Máster como el nuestro. La realidad vivida, la experiencia del día a día, no se aprende solo en los libros o en las aulas, sino de boca de aquellas personas que son actores relevantes en las dinámicas profesionales que tratamos de inculcar a nuestros estudiantes. En más de una ocasión he definido el MCPC como un máster con un profundo anclaje académico y una orientación netamente profesionalizante.
La asesoría en comunicación política es cada vez una profesión más demandada. ¿Cómo ha cambiado el perfil del alumnado? ¿Se ha profesionalizado el sector?
Dado que formamos igualmente para la comunicación política como para la corporativa y los asuntos públicos, y en parte también porque nuestro modelo no ha experimentado cambios sustanciales en cuanto a la idea básica, el perfil de nuestro alumnado no ha variado excesivamente. Nos hemos movido –y nos seguimos moviendo– en unos segmentos de edad entre los 23 y los 33 años, la mitad españoles y la otra mitad procedentes de América Latina, con grados académicos previos no solo en periodismo o comunicación, sino también, y crecientemente, en otras ciencias sociales como relaciones internacionales, derecho, sociología, ciencia política, etc.
En esto creo que reproducimos, de alguna manera, la propia realidad profesional, donde es habitual que lleguen a puestos directivos de comunicación, tanto en la política como en cualquier otro tipo de organizaciones, periodistas y otros perfiles profesionales. Y nunca nos han faltado jóvenes que, habiendo tenido una carrera profesional más allá de la comunicación, cursan el MCPC como forma de introducirse en ella. También ha sido y es frecuente que otros vengan de la comunicación, sí, pero para poner mejores fundamentos a lo que ya estaban haciendo ‘on the job’ y relanzar así sus carreras.
Existen en el mercado, y por nuestra parte son bienvenidos, otros másteres dirigidos a profundizar en aspectos específicos de la comunicación política, la corporativa y los asuntos públicos. Hay sitio para todos.
En estas dos décadas en las que se lleva impartiendo el Máster, la compol ha evolucionado significativamente, especialmente por el auge de las redes sociales. ¿Cómo ha respondido el máster a estos cambios y qué opina sobre la proliferación de programas similares?
Estar de espaldas a las nuevas realidades y usos comunicativos significaría no saber pisar el terreno de juego sobre el que se dirimen las batallas políticas. Recientemente, un alumni de la primera promoción del Máster nos recordaba que cuando ellos empezaron en 2004 no existía ni Facebook, que hoy parece ya un instrumento del paleolítico superior. Las redes sociales han invadido nuestro día a día y hoy no se concibe ninguna estrategia de campañas políticas sin su utilización, sabiendo, eso sí, que no lo son todo y que lo offline todavía funciona y no dejará de funcionar. La ventaja, si se me permite hablar así, de tener unos profesores altamente comprometidos es que ellos mismos se encargan de actualizar año tras año los programas de sus asignaturas para que el componente digital, por llamarlo de algún modo, se halle siempre presente. Esto no quita que hayamos introducido, por ejemplo, una materia específica de analítica digital, junto con los métodos de investigación social cuantitativos y cualitativos más tradicionales.
El nuestro es un Máster generalista, en el sentido de que tratamos muchas materias que abarcan, además, la comunicación política, la comunicación corporativa y los asuntos públicos. Existen en el mercado, y por nuestra parte son bienvenidos, otros másteres dirigidos a profundizar en aspectos específicos de estos tres ámbitos o en herramientas concretas. A nosotros nos interesa, sobre todo, formar mentes estratégicas que sepan cómo y para qué usar las diferentes herramientas que enseñamos. Hay sitio para todos. Es cada estudiante quien tiene que elegir el ‘producto’ que más se adecúe a sus intereses e inquietudes. Es algo que he podido comprobar en las muchas entrevistas de admisión que he hecho. Hay un nicho de estudiantes que conectan con nuestro planteamiento desde hace veinte años.
¿Nos puede adelantar algún evento o celebración especial que tengan previsto por sus 20 años?
Esta primavera celebramos ya en nuestra Sede de Posgrado en Madrid una jornada profesional de dos días bajo el título ‘Entender para decidir: inteligencia contextual y nuevos escenarios para la comunicación’. Fue el acto oficial, propiamente dicho, del aniversario. Además, este otoño, como ya hicimos en 2014 (Ciudad de México) y 2019 (Santiago de Chile), hemos organizado un Encuentro Internacional en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, del 13 al 15 de noviembre. Lleva como título ‘Comunicación, tecnología y liderazgo en empresas y gobiernos’ y habrá un total de ocho sesiones sobre muy diversos temas con ponentes de gran relieve, tanto dominicanos como latinoamericanos, españoles y norteamericanos; entre ellos varios alumni del Máster que ya son destacados profesionales. Además, como se celebrarán elecciones presidenciales norteamericanas, habrá una sesión especial con el fundador de la Graduate School of Political Management de la George Washington University, Christopher Arterton.
El objetivo número uno es seguir mejorando en calidad, tanto de la enseñanza, como de la experiencia del alumnado y de las prácticas profesionales curriculares
Finalmente, mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los objetivos y planes del programa para los próximos años? ¿Qué consejos daría al alumnado que empieza esta 21ª edición?
De los veinte años de vida del Máster he sido su director durante quince de ellos. Algo que siempre he procurado hacer es no quedarme en el corto plazo, por más que la gestión del día a día apriete. Hay que buscar constantemente cómo mejorar en el medio. En este aspecto, la cultura de la escucha se revela crucial: hablar de forma regular con los profesores, los profesionales, las asociaciones sectoriales, nuestros socios internacionales y, por supuesto, nuestros alumni. Tenemos además un Consejo Asesor amplio y diverso que trabaja bien y nos sugiere líneas de actuación y mejora. De este modo, el objetivo número uno es algo tan sencillo como seguir mejorando en calidad, tanto de la enseñanza como de la experiencia del alumnado y de las prácticas profesionales curriculares, que son la parte final del programa. En segundo lugar, aprovecharnos todavía más del potencial colaborador de nuestros alumni y poder ayudarles también en sus trayectorias profesionales, especialmente en sus primeros pasos.
A quienes comienzan este mes de septiembre la edición número 21 del programa les animo a que, desde el minuto uno, incorporen una actitud profesional y positiva ante los desafíos que encontrarán. Esta actitud debe llevarles, no solo a adquirir conocimientos y destrezas, sino también a construir una extensa red de relaciones, que el Máster facilita, para sus itinerarios profesionales futuros.
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