Los liderazgos ahora son más efímeros que nunca, se pueden destruir liderazgos muy sólidos en media tarde

Claudia Ortega Chiveli  

@claudia_chvl

Contenta con el resultado. “Orgullosa”, dice, porque nunca pensó que escribiría un libro sobre una de sus “pasiones laborales”. Preparada, también, para las críticas, sabedora de que habrá quien lo rechace de antemano simplemente porque no le gusta su marca personal. Pero, sobre todo, “disfrutando” de la acogida y el cariño que está recibiendo de tantos amigos, amigas y colegas de profesión. Muchas de esas personas aparecen en el capítulo de agradecimientos. Otras, la gran mayoría, se quedan en el recuerdo de estos años de trabajo; en las lecturas y ejemplos que le han ido compartiendo y que le han servido para dar forma al libro.

Porque ‘El Poder de la Influencia’ (LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2024) es eso. Un compendio de todas las experiencias y aprendizajes que ha reunido durante quince años de trabajo como asesora de líderes políticos, profesora, analista en medios de comunicación y, por qué no decirlo, presidenta de ACOP.

Ahora Verónica Fumanal publica su primer libro, que presenta el 11 de abril en Madrid, y en el que habla de liderazgo, en general, y de liderazgo en mujeres, en particular. De liderazgos efímeros y nuevos liderazgos. De que ninguno es permanente y de que tan importante es saber ser líder como dejar de serlo.

¿Por qué este libro y por qué ahora?

Llevo mucho tiempo trabajando sobre temas de liderazgo, dando clase, etc. De alguna manera había desarrollado una metodología propia, con muchas lecturas de muchas disciplinas diferentes, y me hacía falta un libro sobre liderazgo que no rehuyera determinados problemas que están todavía sin solventar, pero que también aunara otras cuestiones que me parecen fundamentales, como los liderazgos en la época actual o qué pasa con el liderazgo en mujeres.

¿Por qué ahora? Porque sentía que tenía la capacidad y experiencia para hacerlo. Llevo trabajando quince años con líderes, sobre todo políticos, y me sentía preparada para decir algo.

Y ¿qué tiene este libro de novedoso o diferente a otros escritos sobre liderazgo? ¿Qué vamos a encontrar en él?

Tiene de novedoso que no abarca el liderazgo únicamente desde una d­isciplina. Hay teorías procedentes de la ciencia política, la psicología social o el mundo de la empresa, por tanto, trata el fenómeno de una forma muy holística. Además, cuenta con una parte práctica. Hay muchos libros que hablan de liderazgo sobre la base de estudios científicos, pero no con alguien que haya trabajado codo con c­odo con algunos de los principales líderes de este país. También tiene todo un capítulo relacionado con el liderazgo en mujeres, un tema del que hay muy poca cosa escrita.

Ya en la introducción reconoces la dificultad de definir el concepto de liderazgo. Tras escribir el libro, ¿has dado con una definición?

Supongo que sí. Para mí, un líder es aquella persona que emerge, o cuyas capacidades son importantes, en un momento concreto y para un determinado tipo de gente. Por tanto, no tiene tanto que ver con el ser como con el ser en un determinado momento y circunstancia.

Un líder es aquella persona que emerge en un momento concreto y para un determinado tipo de gente

¿Líder se nace o se hace?

Creo que es una conjunción entre el ser, la coyuntura y las necesidades específicas que hay en un momento determinado.

Entonces, ¿el liderazgo es algo efímero?

Por supuesto. Un liderazgo solo puede ser permanente cuando ha sido reconocido después de la muerte. En vida, nadie aguanta el paso del tiempo de esa concepción. Por ejemplo, hoy en día Napoleón no sería un líder, sería un genocida. Sin embargo, todos entendemos que fue un líder porque lo que ha llegado a nuestros días es el ideal platónico de Napoleón.

El liderazgo no puede ser aparcado de una coyuntura y un momento determinados. No es como el carné de conducir o un título académico, que un día te dicen: “usted ya puede conducir”, sino que es un proceso que se va retroalimentando de forma diaria. Por eso, los liderazgos ahora son más efímeros que nunca. Lo que hoy puede parecer una persona oportuna, mañana puede dejar de serlo con la misma facilidad y fragilidad.

¿Por qué? ¿Qué tienen los nuevos liderazgos que no tenían los del pasado?

Es a lo que me refiero en el libro como entornos VUCA: volátiles, inciertos y ambiguos, como los tiempos que nos toca vivir ahora. Este tipo de ambientes se caracterizan por la rapidez en el ascenso y la caída. El tiempo va tan rápido, todo es tan frágil y la polémica es tan inmediata, que se pueden destruir liderazgos muy sólidos en media tarde. Esta es la era de la comunicación y es aquí donde yo defino a los líderes que están emergiendo.

Y ¿cuáles serían ese tipo de líderes actuales?

Desde Donald Trump hasta Elon Musk, pasando por Georgia Meloni o incluso Pablo Iglesias. Es un tipo de liderazgo muy efímero, contundente y con un alto componente de populismo.

Los liderazgos ahora son más efímeros que nunca. Lo que hoy puede parecer una persona oportuna, mañana puede dejar de serlo con la misma facilidad y fragilidad

Con este panorama internacional, ¿cuál es la salud de los liderazgos en España? ¿Estamos mejor o peor que en otros países?

Estamos en la media. En España siempre nos creemos muy especiales y tenemos poco de eso, sobre todo con la globalización. Hace treinta años, cada ciudad o país tenía su propia cultura y un olor especial; ahora todas son iguales y huelen a lo mismo. Todo se está globalizando, también los usos políticos.

Hablabas recientemente en un artículo de dos líderes socialistas, Guillermo Fernández Vara y Ximo Puig, que evidencian que se puede ser (buen) líder de formas distintas. Pero, ¿tienen los líderes rasgos comunes o indispensables?

Creo que no. Cada momento y época tiene unos rasgos que, para sus seguidores son importantes. ¿Por qué ahora mismo el trumpismo ha arrasado en las primarias? Porque son los seguidores republicanos quienes están diciendo qué tipo de líder quieren. El liderazgo no es una cuestión personal, sino un fenómeno grupal. Los líderes lo son porque la ciudadanía quiere. Por eso los liderazgos son tan efímeros. Ahora la gente está muy cambiante y lo que hoy considera algo positivo, mañana puede pensar que no lo es.

¿Se acaba entonces el liderazgo con el cargo?

Creo que esta es una de las partes más originales del libro. El fenómeno del liderazgo está súper estudiado, pero nadie ha analizado qué hay después y a mí eso me parece interesante porque, un día, para un grupo de gente, tú fuiste un líder y solo por esa memoria deberías seguir teniendo una responsabilidad altísima que no a­caba con el cargo. Ya no eres líder, pero debes honrar esa memoria y trabajar para guardar el capital político, reputacional y aspiracional que un día tuviste y ahora ya no.

‘El poder de la influencia’. ¿Por qué has elegido ese título para hablar de liderazgo? ¿Qué es liderar? ¿Lidera más quien manda o quien influye?

Una de las cuestiones que hago en el libro es separar la auctoritas y potestas. La primera se refiere al poder de la autoridad, de los influencers, podríamos decir. Cuando alguien que te gusta te dice que le encanta ese restaurante, tú sientes la necesidad de ir pese a que nadie te lo está mandando. Ese es el poder de la influencia, del líder. En cambio, la potestas es más un hard power; la potestad de infligir castigos y recompensas. Por ejemplo, el Estado. La influencia es un poder, pero no un poder coercitivo, sino de aquel que tiene el reconocimiento de los demás. De ahí la elección del título.

Y esa capacidad de influir, ¿se puede aprender? ¿Es posible entrenar un liderazgo?

Absolutamente. El liderazgo tiene una parte de disposiciones personales, en la que es imprescindible tener autoestima. La autoestima se puede trabajar, por lo tanto, el liderazgo también. La otra parte es la de gestión: cómo gestionamos y hacemos buenos equipos. No hay líderes sin equipos y eso se puede trabajar. Uno puede maximizar el trabajo de quienes lo rodean y hacer que todo el mundo se sienta inspirado, motivado y valorado, porque así tendrá un liderazgo mucho más sólido. Todo eso se puede aprender, trabajar y revisionar.

Dedicas un capítulo completo al liderazgo en mujeres. Aunque cada vez tenemos más ejemplos en puestos de responsabilidad, ¿sigue siendo el liderazgo cosa de hombres?

El ideario colectivo sigue siendo mayoritariamente muy machista. Por ejemplo, en mis clases pregunto a mis alumnos: ¿Qué atributos tiene el poder? ¿Cómo os lo imagináis? Y siempre sale lo mismo: un señor de mediana edad, blanco, con pelo, ni muy gordo ni muy delgado y con traje, corbata y zapatos bien pulidos. En otra época, el poder hubiese sido una corona o una sotana, pero ahora, es este. El poder todavía es muy androgénico y ‘blancogénico’, podríamos decir, porque en nuestro imaginario no vemos a un hombre negro y menos a una mujer con velo. Los sesgos siguen jugando malas pasadas a la mujer y a sus ambiciones legítimas de aspirar a puestos de responsabilidad porque todavía tenemos que explicar o justificar por qué merecemos o queremos el poder. Falta muchísimo por caminar y no estamos en una buena época para ello.

Los sesgos siguen jugando malas pasadas a la mujer y a sus ambiciones legítimas porque todavía tenemos que explicar por qué merecemos o queremos el poder

Esos sesgos se ven, por ejemplo, cuando un mismo comportamiento o actitud se entiende de forma diferente en función de si se da en hombres o en mujeres. En ellos es una muestra de ambición y, en ellas, se asocia a ser una trepa. Tú misma reconoces en el libro que te has cuestionado esos pensamientos. ¿Cómo y cuándo ha hecho clic Verónica Fumanal?

Mi caída del guindo estuvo muy mediada por la huelga feminista del 2017. Obviamente, siempre había hecho del ser mujer una bandera, pero no había investigado a fondo cuáles eran las barreras o límites que nos imponían desde el patriarcado. Nosotros venimos programados de fábrica con un programa que se llama machismo, que nos enseña a tratar de forma diferente a hombres y mujeres y nos imprime a nosotras la carga de los cuidados y a ellos, la manutención de las familias. Siempre digo que, para ser feminista, lo primero es una revisión personal muy a fondo. Si no somos capaces de identificar nuestros comportamientos machistas es muy complicado cambiarlos. En esa revisión personal descubrí que tenía -y sigo teniendo, aunque de forma mucho más consciente- comportamientos machistas que me habían sido inoculados, como a la mayoría.

Yo hablo de liderazgo en mujeres. Creo que debe haber mujeres en puestos de responsabilidad independientemente de si son feministas o no porque necesitamos referentes diversos

No es lo mismo hablar de liderazgo femenino que feminista…

Por eso yo hablo de liderazgo en mujeres. George Lakoff ya habló de líderes masculinos y femeninos, pero desde una visión muy estereotipada, porque defiende que los femeninos son más transversales y horizontales y yo ya no estoy en esa posición. Creo que debe haber mujeres en puestos de responsabilidad independientemente de si son feministas o no porque nosotras necesitamos referentes que sean diversos. Por ejemplo, no todos los hombres son de izquierdas, de derechas o nacionalistas y da igual; ahí están ocupando puestos de responsabilidad.

Me duele cuando Isabel Díaz Ayuso, que ha llegado a su posición gracias a la lucha de muchas mujeres, dice que nunca va a ir detrás de una pancarta porque eso es el ‘síndrome de la abeja reina’. Sin embargo, yo no le puedo pedir a todas las mujeres que tengan una conciencia feminista porque, entonces, no vamos a llegar nunca.

Aprovechando que la mencionas tú… ¿Quién es más líder, Ayuso o Feijóo?

Eso lo digo en el libro (risas).

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