¿Qué debe cambiar para que la política recupere su prestigio y los ciudadanos vuelvan a confiar en ella?

Coordinado por Sandra Bravo.

Enero es el mes de los buenos propósitos de año nuevo: todos queremos adelgazar, dejar de fumar, ir al gimnasio, ser mejores personas, plantar un árbol, leer más, ver más a los amigos… ¿Y en la política? ¿También nos planteamos renovar y modificar actitudes? ¿Qué le pedirías al 2015? Hemos preguntado a los miembros del comité editorial de El Molinillo y a los presidentes de ACOP las siguientes cuestiones:

1.- ¿Qué cambios políticos te gustaría ver en el 2015?

2.- ¿Cuál es el ingrediente indispensable para que la política de un salto cualitativo en este año que acabamos de estrenar?

3.- ¿Qué retos deberá afrontar la comunicación política en 2015? ¿Los consideras más bien amenazas u oportunidades?

Sus respuestas ponen de manifiesto la necesidad de abordar un profundo cambio en la forma de hacer política, basado sobre todo en la transparencia, el diálogo y la sinceridad. Puestos a pedir, desearíamos que nuestros líderes políticos fueran más auténticos y más profesionales. Les exigimos la capacidad de adaptarse a una sociedad en constante cambio y al mismo tiempo de transformarla mediante sus acciones. En este contexto, nuestros expertos conside­ran que la ilusión, la educación, la empatía, la ejemplaridad o el sentido del humor son ingredientes imprescindibles en la comunicación política actual.

David Redoli Morchón. Presidente de ACOP / @dredoli

1) Más transparencia y mejor. En pleno siglo XXI, sin comunicación no hay rendimiento de cuentas entre políticos y ciudadanos. Y sin comunicación tampoco hay acción política ni contestación política. El ejercicio del poder es inherente a la comunicación. La batalla del poder en política solo puede librarse en la arena pública, muy especialmente a través de los medios de comunicación. Me gustaría ver, por lo tanto, más procesos de escucha de los políticos a los ciudadanos y una respuesta en consecuencia; la base de un buen accountability.

2) En nuestra sociedad, la política es, básicamente, política mediática. El sistema político opera por y para los ciudadanos, pero lo hace a través de los medios de comunicación. Y lo hace tanto para obtener apoyos o transmitir las acciones positivas del gobierno como para minimizar las hostilidades de la oposición o los ciudadanos descontentos. Por lo tanto, el ingrediente indispensable para mejorar la calidad de la política es una mayor profesionalidad de los periodistas y de los políticos.

3) El principal reto de la comunicación política es usar sus técnicas no sólo para ganar elecciones, sino, sobre todo, para facilitar soluciones a los problemas de los ciudadanos. Porque la política es (o al menos debería ser) la gestión del espacio público en beneficio del interés general, explicando a los ciudadanos por qué y para qué se toman las decisiones que se ejecutan con el dinero de sus impuestos. Algo que, además de hacerlo bien, hay que comunicarlo mejor.

Myriam Redondo. Doctora en relaciones internacionales y periodista / @globograma

1) Una mayor implicación de la comunidad internacional en la Guerra de Siria y a Obama recuperando el punch. Que encuentre la astucia y energía necesaria para des­bloquear asuntos relevantes en suspenso pese a su situación desventajosa (mayoría republicana en el Congreso).

2) La transparencia. Son los ciudadanos los que deben cambiar de mentalidad y entender la importancia de este derecho. Han de exigirlo a todo representante público –la ONU, el ayuntamiento de su pue­blo…- más allá incluso de lo pautado en las leyes de transparencia.

3) El principal reto es recuperar al ciudadano. No cree. No quiere los mítines de siempre ni los discursos incumplidos de toda la vida. Y la solución no son sólo los nuevos modos de comunicación, sino más sinceridad. Tantas elecciones por delante en España ofrecerán muchas oportunidades para ello.

Quim Marqués. Politólogo y doctor en comunicación / @Quim_Marques

1) Una mayor rapidez en los procesos judiciales que ayude al tercer poder del Estado a ganarse el prestigio social necesario en toda democracia. Ello implica mayores dotaciones para modernizar y dinamizar el aparato judicial, aunando rapidez con el mantenimiento de las garantías pro­cesales.

2) Si entendemos la política como el ejercicio del poder que busca resolver los intereses enfrentados de los diversos grupos sociales que conviven en un territorio, esta debería caminar en 2015 hacia el análisis y comprensión de cada una de las relaciones que existen entre los grupos. Sería el primer paso hacia una nueva gestión de la res pública -basada en la integración de intereses y no en la dominación de las mayorías- para conseguir el mejor bien común. Para ello es necesaria una actitud open-minded a nuevas ideas y plantea­mientos.

3) Muy difícil en un año electoral tan complejo con elecciones municipales, autonómicas, andaluzas, catalanas -incluso en el FC Barcelona…- En este escenario la #compol aparta sus retos a medio plazo para centrarse en los del corto: conseguir el mejor resultado electoral. Como retos pendientes hablaría de la transparencia, de una ética política más estricta y de la veracidad en las actuaciones. No se trata de vender un candidato-producto, sino de ser un verdadero servidor público.

¿Es todo ello posible? El actual modelo de comunicación política, basado en la democracia mediática otorga demasiada importancia a factores alejados de la reflexión y el análisis sereno, para depositarlo en la “espectacularización” de los escenarios y personajes.

Sandra Bravo. Asesora de comunicación / @Sandra_BI

1) El fin del bipartidismo y, sobre todo, el fin de la vieja lógica política, que ya no es válida. Me gustaría que la gente volviera a confiar en la política, a ilusionarse con ella, y a verla como una herramienta útil y ne­cesaria para el funcionamiento de la sociedad. Y desearía que este cambio naciera de la propia política, aceptando sus errores y corrigiéndolos en primera persona, y no sólo como reacción a ataques frontales.

2) Sentido del humor, sentido común y un cambio en la actitud comunicativa. Las herramientas para comunicarnos cada vez son más numerosas y más fáciles de utilizar, pero el canal es solo uno de los elementos necesarios para transmitir un mensaje. Sin voluntad no hay comunicación. Porque la voluntad implica ser proactivo, escuchar, acercarse a las personas y, ante todo, utilizar su mismo lenguaje. El día que la política sea sinónimo de comunicación dará sin duda su gran salto cualitativo.

3) El principal reto de los profesionales de la comunicación es ayudar a transformar la propia política. Al fin y al cabo, aunque trabajemos en un segundo plano y con la mayor imparcialidad posible, no somos actores neutrales, y en nuestras manos recae parte de la responsabilidad de devolver a la política su utilidad y que los ciudadanos vuelvan a creer en ella. Ello se consigue, a mi entender, desde el sentido común, la coherencia y la ética profesional.

Pedro Marfil. Gerente de ACOP y Consultor de comunicación / @JPedroMarfil

1) Aunque se ha avanzado bastante, creo que es fundamental que se sigan dando pasos hacia la transparencia en todos los niveles de la administración. Saber dónde va cada céntimo es parte esencial del contrato ciudadano.

2) La ejemplaridad. Debe ser un compromiso de nuestros representantes, pero también del resto de los ciudadanos. Todos debemos tratar de ser lo más ejemplares en nuestras tareas: en el ámbito profesional, como ciudadanos, y por supuesto como representantes. Creo que es esencial ser conscientes de nuestra responsabilidad con el conjunto de la sociedad para poder exigir sin cortapisas la mayor ejemplaridad por parte de los dirigentes.

3) Será un año muy interesante. Veremos cómo las diferentes corrientes desarro­llan un relato concreto para poder persuadir en las citas electorales de 2015. Así que tendremos relatos en clave local, relatos sobre el modelo de Estado y relatos sobre la situación económica. Esto puede suponer tanto una amenaza como una oportunidad, en el sentido de que la composición de relatos y su credibilidad serán determinantes a la hora de decantar la ba­lanza en uno u otro sentido.

Ignacio Martín Granados. Director del Gabinete de Alcaldía del Ayuntamiento de Segovia / @imgranados

1) Me gustaría ver cambios a varios niveles. Por un lado, en las campañas electorales, con el uso de herramientas poco utilizadas en política, pero muy frecuentes en nuestra vida cotidiana, como Whatsapp. Las redes sociales seguirán siendo importantes, pero creo que la televisión y el auge de los programas de contenido político e infoentretenimiento tendrán un gran protagonismo. Por ello creo que habrá más vigilancia democrática cívica y el factche­king ganará relevancia. También me gustaría que hubiera más investigación en la comunicación política para ampliar nuestro campo de conocimiento y actuación. Por otra parte, desearía que avanzásemos en la comunicación de los propios protagonistas: candidatos, partidos, gobernantes… Sus intervenciones están repletas de palabras, pero vacías de ideas. Su lenguaje debería emocionar, pero también aportar. Debemos prestigiar la política y recordar que gobernar no es ejercer simplemente el poder, sino transformar la sociedad para fortalecer el interés general.

2) Este año electoral puede ser el de la confirmación del big data y su aplicación a la política (microsegmentación y geolocalización). Ello permitiría la personalización de los mensajes y un mejor conocimiento del electorado y sus necesidades para rea­lizar mejores campañas y mejores actuaciones públicas.

3) El reto principal es la credibilidad de los políticos y la confianza en las instituciones. Urge la regeneración política e institucional en España y me gustaría pensar que es una oportunidad para cambiar el sistema y mejorarlo. Para ello es fundamental un liderazgo emocional, estratégico y de futuro.

Joan Navarro. Sociólogo, socio y vicepresidente de asuntos públicos de Llo­rente y Cuenca / @joannavarro0

1) El 2015 es un año electoral y representará para España un punto de inflexión. Cuestiones como la corrupción, el paro, la crisis institucional y la crisis territorial deberían ser afrontadas sin miedo. Los partidos deben recuperar la esencia de la política y dialogar con el objetivo de llegar a grandes acuerdos.

2) En un momento de crisis política, económica y social todos los procesos de toma de decisiones y de deliberación deben ir acompañados más que nunca de empatía. Entender al que piensa diferente, hacer el esfuerzo por entender la posición del que tiene otra visión del mundo, es el ingrediente indispensable para hacer política.

3) Desde nuestro sector debemos contribuir a convertir el malestar ciudadano en energía transformadora. Esto es una oportunidad muy importante para que los profesionales de la comunicación no solo sean una correa de transmisión de los partidos y las instituciones, sino que sean un actor político más.

María José Canel. Catedrática de Comunicación Política / @mariajoseCANEL

1) Unos debates electorales más profesionales, y, por tanto, más auténticos, dinámicos e interesantes para los ciudadanos.

2) En general, largo plazo y en abstracto: la educación. Los políticos deberían mejorar su nivel intelectual y moral.

La sociedad necesita que sus líderes sean conscientes de la confianza que los ciudadanos han depositado en ellos para manejar recursos y poder. Y en lo que atañe a ACOP: seguir contribuyendo a la profesionalidad de la comunicación política.

3) Una gran oportunidad: El reto de la autenticidad. En un contexto de austeridad, severa crisis económica e incremento de la desigualdad, los ciudadanos enfrentan a los comunicadores y políticos con esta pregunta: ¿Cuánto vale exactamente lo que somos y hacemos? Este reto implica:

– Llevar la comunicación política más allá de ganar elecciones. La comunicación tiene un gran papel para mejorar la relación entre instituciones, Administración Pública y ciudadanos.

– Estar más en sintonía con los públicos. Se hacen encuestas, pero en la práctica, partidos e instituciones públicas conocen poco a los públicos (sus inquietudes y problemas) con los que quieren (o debieran) interactuar.

– Trabajar los intangibles en el sector público y mejorar su comunicación: la Administración Pública necesita de casos, experiencias y buenas prácticas sobre la reputación, cultura institucional, capital intelectual, responsabilidad social institucional (RSI), marca (¿¡cuál es la marca del funcionario español!?), transparencia, legitimidad, etc.

– Orientar la comunicación a la recons­trucción de confianza.

Juan M. Zafra. Director de El Molinillo de ACOP / @prensa14

1) Me gustaría que los políticos utilizaran el mismo lenguaje que los ciudadanos. La crisis ha golpeado tan fuerte y es tan evidente en muchos casos que ni queremos ni necesitamos más paños calientes, eufemismos ni retruécanos -horrorosa palabra para definir esos juegos de palabras de muchos políticos de nuestro tiempo-. Transparencia, claridad y concisión a la hora de abordar los problemas. Si se aplicaran estos principios, se acabaría también con la corrupción y se impondría el diálogo como forma de hacer política.

2) Transparencia, que exige gene­rosidad y reciprocidad en los plan­teamientos. Que los principios de gobierno abierto -transparencia, colaboración y participación- dejen de considerarse algo teórico y empiecen a aplicarse con honestidad de forma efectiva hará más grande a los políticos y prestigiará su dedicación.

3) Los procesos electorales en España van a ser una oportunidad para de­mostrar qué quieren hacer nuestros políticos y cómo van a hacerlo. Desde una perspectiva más amplia, los políticos y quienes trabajamos para ellos de una forma u otra nos enfrentamos al reto de explicar que el mundo ha cambiado, que la sociedad red, global, aborda situaciones y problemas desconocidos hasta ahora y que los parámetros en que debemos enfrentarlos eran desconocidos hasta ahora. Los políticos de todo el mundo tienen que explicar los cambios y motivar a los ciudadanos para trabajar juntos al abordarlos. Todo ha cambiado: el mundo del trabajo, el empleo, las relaciones laborales, el concepto de privacidad, la energía, la defensa…Hoy, gracias, sobre todo, a las tecnologías de la información y la comunicación, todo debe y puede ser más sencillo de resolver, pero nos falta aún visión sobre el mundo que queremos construir y voluntad para, siquiera, imaginarlo.

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