Por Alberta Pérez, @alberta_pv

Carlos III de Inglaterra se ha estrenado en el trono nombrando este martes 25 de octubre al actual nuevo Primer Ministro del país, Rishi Sunak. Pese a su reciente adquisición de la corona, el convulso panorama político de Reino Unido ha favorecido a que el nuevo rey ejerza sus obligaciones de monarca sin dilación. Tras la dimisión del excéntrico Boris Jhonson, en apenas seis meses, el Gobierno británico ha tenido tres jefes de Gobierno, ahora, Sunak releva a Liz Truss,  que en su día lo venció en el proceso interno de primarias con un 57,4% de apoyos. Una venganza que no se sirvió en este caso en plato frío, sino más bien templado, pues debido a presiones en su propio equipo la ex primera ministra no duró más de 45 días en el poder, tiempo record hasta la fecha. “Liz Truss quería mejorar el crecimiento económico del país. Un objetivo noble. Admiro su tenacidad para provocar un cambio. Pero se cometieron errores” dijo Sunak en Downing Street poco después de recibir su título. El nuevo mandatario se encargó de recalentar su plato de venganza a base de elegantes reproches, como buen inglés: “No fueron fruto de la mala voluntad, pero fueron errores. Y sé que he sido elegido líder de mi partido y vuestro primer ministro, en parte, para corregir esos errores, de modo inmediato”, prosiguió.

Lo cierto es que el periodo de Liz Truss como Primera ministra del país fue breve pero muy intenso. Y tras varios tropiezos continuados su caída podía presagiarse. Los problemas empezaron ya a finales de septiembre, semanas después de su nombramiento, con unos recortes de impuestos por parte del ministro de finanzas, Kwasi Kwarteng, que dejaron la libra por los suelos. El 14 de octubre Liz lo despidió de su cargo. Poco después, el miércoles 19, la ministra de Interior Suella Baverman dimitía tras, aparentemente, un fallo de seguridad que sorprendió a muchos. Su renuncia fue acompañada de una carta que atacaba de forma mucho menos sutil a Truss: “Pretender que no hemos cometido errores, seguir adelante como si nadie pudiese ver que los hemos cometido y esperar a que las cosas se solucionarán mágicamente no es hacer política seria; renuncio”. Pero lo que para muchos fue la gota que colmó el vaso fue el levantamiento de la prohibición del fracking, un movimiento que Rishi Sunak ya ha anunciado, planea echar atrás.

Hay altas expectativas sobre el nuevo mandatario, el más joven de la historia en ocupar el cargo, y también el primero de origen indio, cuya misión más importante y delicada, visto lo visto, va a ser estabilizar el país en todos los sentidos, lo que por otra parte puede que sea mucho pedir, teniendo en cuenta todos los frentes abiertos: la guerra de ucrania, la inestabilidad económica de un país que todavía sufre la resaca del Brexit y un partido divido cuyos resultados en las encuestas ahora mismo son terribles. El panorama es desalentador, aunque él dice estar dispuesto, en sus propias palabras, “a tomar decisiones difíciles”. ¿Qué tipo de líder necesita la Reino Unido en estos momentos para encontrar cierto sosiego? En un momento en el que la intranquilidad se ha convertido en una enfermedad crónica de la sociedad, el listón está tan bajo que quizás empezar por lo más sencillo, como evitar continuos escándalos sea ya algo de agradecer por los ciudadanos de nuestra querida Little Britain.

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