Por Alberta Pérez, @alberta_pv

Un remedio tan básico como aparentemente eficaz para inhabilitar a esos piratas informáticos siniestros y superdotados, que según dicen las malas lenguas son unos voyeurs empedernidos que seguramente estén observándote desde tu ordenador. Algunos tapan la cámara para evitar esta posible violación de la intimidad, yo propongo guiñarles el ojo de vez en cuando para desconcertarles.

Este gesto, el de cubrir la cámara del ordenador (no el de guiñar el ojo), se lleva viendo desde hace ya muchos años, y quizás esté incluso empezando a pasar de moda -porque seamos sinceros, resulta un pelín hipócrita fingir que no hemos vendido ya nuestra alma a Google- es un gesto que a mí personalmente, me produce ternura, y creo que ejemplifica a la perfección la actitud general que adoptamos en la red la mayor parte de usuarios básicos de Internet, los que tenemos el A2, el mínimo necesario. Los que sabemos abrir un archivo Word pero lo más sofisticado que podemos hacer es poner un pie de página. No, no nos acercamos a los hackers al usar la navegación privada, ni teniendo cuenta de PayPal.

Cubrir la webcam resulta algo muy sencillo, a nivel físico, pero psicológicamente implica aceptar que Internet es un mund­o perverso sin ley donde lo único que tú, persona que se pasa el día enganchado a la red, lo único que puedes hacer tú en tu (des)conocimiento es cortar un post-it de tu color favorito para que se adapte lo mejor posible a la pantalla de tu ordenador y de esta forma, tratar de impedir a algún pervertido mental elaborar mapas de tu piso, conocer tus horarios y rutinas, o cualquier otra cosa mucho peor: algo que no se te ocurre pero sabes que probablemente exista. Así nos tiene Internet y la tecnología: empujándonos como una corriente en el inmenso mar de nuestra ignorancia, y nosotros hacemos el muerto, esperando que el impulso nos lleve a tierra en vez de hundirnos.

Pero tranquilos, somos muchos los ignorantes que solo sabemos que no sabemos nada. A principios de diciembre, la Agencia Federal Estadounidense de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), por sus siglas en inglés, atribuía un hackeo masivo sufrido en EE. UU. a piratas rusos (aunque esto no ha sido confirmado todavía). Un ataque cibernético muy sofisticado que ha afectado según The New York Times a alrededor de 18.000 usuarios de Orion, un software propiedad de la empresa SolarWinds que ha afectado a organismos oficiales del país americano, incluyendo al departamentos de Estado, del Tesoro, de Comercio, de Seguridad Nacional o la Agencia Nuclear. Según la CISA, el ataque se valoraba como un ‘riesgo grave’ que comprometía ‘infraestructuras cruciales’. Parece ser que este asalto podría llevar ejecutándose desde principios del 2020 y su alcance resulta difícil de acotar. Ante esto, la Casa Blanca ha mantenido un silencio al que Trump no nos tiene acostumbrados, alegando falta de evidencias. Prudencia que le faltó para prender fuego a la legitimidad de los votos de las últimas elecciones.

Esta podría considerarse una de las mayores operaciones de ciberespionaje de la historia. Llevada a cabo con tal sigilo en la ejecución que como decía, resulta complicado saber quién lo ha llevado a cabo y cuánto daño se ha hecho realmente, ya que el problema crece como una bola de nieve rodando cuesta abajo. Por ejemplo, entre las empresas privadas afectadas se halla Microsoft, que a su vez debe analizar y notificar el problema a otras organizaciones perjudicadas por este acceso ilegítimo. Como todo hoy en día, las repercusiones impactan a nivel global y ya se ha confirmado que España, México, Israel o Reino Unido, entre otros, se encuentran en la lista de damnificados. La explicación del cómo se ha llevado a cabo el ataque parece hallarse en una nueva actualización del software Orion a la que se habría introducido un código, como una ‘puerta trasera’, a través de la cual los hackers podrían acceder en los sistemas ajenos una vez descargado. Todavía no se descarta que existan otras vías de acceso. Aparentemente, según informa El Español, un golpe de este calibre y sofisticación solo puede estar al alcance de pocas potencias mundiales, a través de un verdadero ejército de hackers. Por su parte, Joe Biden ha declarado: “Impondremos costes sustanciales a los responsables de este tipo de ataques maliciosos, incluyendo en coordinación con nuestros aliados” y asegura que la ciberseguridad será una de sus prioridades durante su mandato.

Ante todo esto, lo que me reconforta es que la solución primaria es ‘tiren del cable’, la misma que te dan todos los técnicos de wifi: ‘Apaga y vuelve a encender’. Igual que tapar la cámara del ordenador o guardar tus contraseñas en una agenda en la mesilla de cama. Tijera gana a papel, mundanidad gana a Internet.

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