Isaac M. Hernández Álvarez, @_IsaacHernandez

Experto en comunicación y marketing político

¿Conoces lo que hace la neuropolítica en el cerebro del votante?

Los nuevos métodos de aplicación de la neuropsicología a las ramas más diversas de la actividad humana, como la política, están aportando a los asesores políticos, politólogos o analistas, respuestas donde antes no las había.

Hablamos de comprender como reacciona el cerebro humano ante aquello que le llama la atención y por tanto saber con mayor precisión que le emociona. Si conocemos como funciona el cerebro, podremos anticiparnos a la decisión que tomará un votante ante nuestra imagen, mensaje o campaña política.

La inteligencia artificial y el neuromarketing político vienen desde hace años demostrando que, en milésimas de segundo y sin darnos cuenta, antes de que seamos conscientes de lo que decidimos, nuestro cerebro ya ha dado su veredicto.

Cuando nuestra consciencia va, el cerebro viene de vuelta.

Neuropolítica y marketing político

Todo esto ocurre en el contexto político, en cualquier escenario donde se den cita marcas políticas y audiencias, como puedan ser las redes sociales o los medios de comunicación más tradicionales.

¿Qué impacto que produce en la mente del votante un vídeo, una foto, un texto un audio o cualquier otro elemento de comunicación que haya sido difundido y recibido por el electorado? ¡Y todo esto en menos de un segundo!

Cuando la población se inclina por una opción política, ya bien sea candidato, líder o personaje público, su decisión no solo depende de factores ideológicos, culturales o socioeconómico. Ahora, además, entran en la ecuación de selección mecanismos cerebrales que son capaces de hacer variar lo preestablecido en nuestra consciencia. Ya no somos dueños de nuestro pensamiento, en realidad nunca lo hemos sido.

El cerebro no siempre funciona de forma racional, es muy emocional y por lo tanto se deja llevar en la mayoría de las ocasiones por su instinto de supervivencia, que es para lo que fue diseñado biológicamente.

Neuropolítica y neurociencia

La neuropolítica lleva algunos años aplicándose en las estrategias políticas para poder adaptar mejor el mensaje político a los diferentes targets de votantes. ¿Cómo reacciona una persona joven de entre 30 y 35 años cuando ve una noticia política? ¿Y cómo lo hace un señor de 60 años? ¿y un habitante del centro de Madrid? ¿Y si la campaña se hace en poblaciones más rurales?

Todas estas casuísticas hacen que los modelos predictivos de trabajo del neuromarketing político y los análisis de candidatos sean herramientas de trabaj­o más presentes en los equipos de campaña. Si bien es cierto que gran cantidad de votantes tienen clara su opción de voto, o eso creen, una gran mayoría no las tienen todas consigo.

¿Cuestión de confianza entonces? Sí.

Inteligencia Artificial aplicada a la política

Ante tanta desinformación y la saturación de mensajes en cualquier plataforma de contenidos, televisión y otros canales de comunicación, hace que el cerebro del votante se incline mucho más por decisiones más irracionales. El mundo comercial lo sabe hace tiempo y aplica tecnología de inteligencia artificial para ahorrar costes y tiempo en la venta de sus productos.

Actualmente se analiza en neuromarketing visual y neuroimagen cómo reacciona el cerebro de una persona ante imágenes o mensajes recibidos de un líder político. Cada vez más se hace uso de elementos tridimensionales como los vídeos en 3D para presentar un programa electoral.

Los discursos políticos son trabajados minuciosamente para saber que impacto producen ciertas palabras y frases en las regiones del cerebro más emocionales y primitivas.

El cerebro humano busca constantemente rostros, es capaz de detectar y percibir a través de micro estímulos faciales la mentira, la alegría o atributos tan cotidianos de un político como puedan ser la capacidad, honradez, compromiso, fuerza.

Dicho de otra manera, si sé que transmito porque así lo percibe la ciudadanía, centro mi comunicación política y estrategia de marketing en esos apartados.

La era de todo aquello que empieza por neuro ha llegado a la política.

Cerebro triuno y campañas electorales

La neurociencia aplicada a la política demuestra que el proceso que lleva a cabo el cerebro cuando se encuentra ante el rostro de una persona, es automático. No se puede ocultar la confianza o desconfianza que transmite una persona dedicada a la política, incluso sin hablar, es imposible.

La comunicación no verbal representa el 93% de todo el conjunto de aquello que queremos transmitir. No hace tanto tiempo que se descubrió que tenemos neuronas en el corazón y que son capaces de llevar nuestras sensaciones hasta otra persona a menos de cuatro metros de distancia.

Somos una especie animal muy ‘envenenada’ con prejuicios sobre todo lo que nos rodea. La percepción que tenemos cuando vemos por primera vez el rostro de alguien puede estar afectada e influenciada por la sensación previa que tenemos al ver los rostros de las personas que pertenecen a un patrón facial similar.

Big Data en la política

Los partidos políticos modernos cada vez más se implantan técnicas y estrategias donde la neuropolítica y el big data guían e indican el camino a seguir por todos los equipos de trabajo. La tecnología y los algoritmos de los softwares más actuales y presentes en múltiples plataformas como las redes sociales, internet y otras analizan qué cosas preocupan a los votantes.

Los equipos de campañas electorales saben lo importante que es adaptar los mensajes y elementos de promoción política en función de esas señales cerebrales que emites de manera inconsciente. La prueba social o influencia de grupo nos hace ver que somos muy influenciables, nos dejamos llevar por lo que dice y opina la mayoría, buscamos siempre referencias que nos ayuden a reafirmar muchas conclusiones que el cerebro ya había tomado.

Es por lo que cuando nos encontramos ante un grupo o equipo político de personas, la percepción que tenemos de los integrantes que lo forman, es muy probable que pueda estar previamente condicionada por la opinión que nuestro cerebro se haya hecho del líder o candidato principal.

Neuromarketing electoral marketing político

El marketing político sabe que cuando un elector tiene que tomar una decisión difícil y que le haga reflexionar, sobre la que tiene muchas dudas, busca uno de los sesgos cognitivos como es la prueba social o lo que es lo mismo, tiende a hacer lo que hacen los de su misma especie.

Mariano Sigman, neurocientífico y director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Universidad de Buenos Aires, en una de sus investigaciones de psicología y neurociencia, demostraba que las personas pertenecientes a grupos sociales directamente relacionados como puedan ser las familias suelen votar en la misma línea.

Es decir, el votante hace lo que la mayoría del grupo o de la manada ha decidido hacer. Es una cuestión de ahorro energético cerebral, para que molestarme en gastar recursos en algo que el resto puede hacer por mí, explica el científico.

Las emociones en la neuropolítica

Estamos hechos de emociones y sentimientos. Las audiencias políticas se están centrado ahora, sin saberlo, en los campos de la tecnología y la ciencia. En esos dos enclaves, la toma de decisiones por parte del votante se ve influenciada entre lo que dice la razón y las emociones, siendo estas últimas las que suelen llevarse el gato al agua.

Tú piensa que yo ya decidí.

La sinapsis cerebral, la relación y asociación entre sí de las neuronas nos indica que el cerebro, cuando recibe información en forma de emociones, la guarda en su disco duro de forma inconsciente y las clasifica en sensaciones positivas o negativas. Ha creado un patrón de conducta para cuando se dé una situación similar y por lo tanto ya tiene la respuesta preparada para el futuro.

Por lo tanto, el resultado que se produce ante lo que pueda transmitir un mensaje o marca política, está ya condicionado por las situaciones, informaciones y contenidos anteriores que el cerebro de un votante recibió o experimentó en un pasado.

Si todavía piensas que la neuropolítica es algo del futuro y que no va contigo, no te preocupes, ya lo han tenido en cuenta otras personas o seguramente robots y máquinas.

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