Por Alberta Pérez, @alberta_pv

Poco después de la noche de San Juan, un sábado por la tarde en Badalona, se celebraba «La Velada del Año 2», un evento tras el cual se encuentra el bilbaíno Ibai Llanos, que ha creado historia en Twitch, con un récord de audiencia que ha alcanzado durante la retransmisión picos de 3,3 millones de espectadores, o mejor dicho «viewers», tal y como expresa la plataforma -que en realidad serían muchos más espectadores, dado que la metodología del medio identifica únicamente los dispositivos conectados, por lo que los grupos de personas que se juntaron para ver el evento contabilizan como una unidad-.

El éxito del evento ha sido tal, que, al día siguiente, los directos de Twitch con mayor audiencia eran creadores de contenido que comentaban lo ocurrido la noche anterior. Ibai Llanos, de profesión streamer, parece entender cuáles son las claves del éxito a la hora de entretener a las generaciones más jóvenes. Un ejemplo contemporáneo de hombre hecho a sí mismo, que ha sabido tejer su propia red dentro y fuera de Internet, liderando el cambio del entretenimiento y la comunicación a partir de la revolución que han generado las nuevas tecnologías. Todo con una naturalidad y sencillez abrumadora, mientras que, a nosotros, el resto de los mortales, se nos profundiza la arruga del entrecejo mientras teorizamos acerca de cómo la tecnología nos está cambiando o debatimos acerca de si los premios Óscar siguen siendo relevantes. Mientras te haces viejo, Ibai populariza el boxeo entre las masas y reformula la televisión con una alfombra roja llena de gente famosa que probablemente, si eres mayor de 30, no sabías ni que existía, porque sus trabajos exigen que tengas mínimo un B1 de inglés para poder pronunciarlos, y tú todavía estas en proceso de entender qué significa ser «millennial».

Internet ha permeado en la sociedad, pero lo ha hecho a niveles muy distintos. El hecho de que todos hagamos uso de él no significa que nos situemos en el mismo plano. Esto es algo de lo que se ha dado cuenta Hugo Travers, conocido en redes como HugoDécrypte, que cuenta con 1,6 millones de suscriptores en su canal de Youtube y se ha convertido en una muy importante fuente de información política para los jóvenes franceses, en un momento en el que su implicación estaba cayendo en picado. La premisa de Hugo es que todos aquellos que han nacido con las redes sociales y las utilizan en el día a día, no van a comenzar a consumir las noticias en televisión o a comprar el periódico de repente, por el mero hecho de cumplir los 30. No es solo una cuestión de formatos y costumbres, también tiene que ver con la percepción. Para las nuevas generaciones, los medios tradicionales no van ligados a una mayor veracidad de la información, reina la desconfianza y puestos a no fiarse de nadie, escogen quedarse donde se lo pasan mejor, es decir, en redes. La informalidad, la rapidez, la cercanía que ofrecen los youtubers engancha, en parte porque también pueden adaptar con mayor facilidad su formato en base al contenido y dar al espectador justo lo que necesita de una forma profesional e independiente.

En realidad, aunque nos aislemos cada vez más a través de las pantallas, pedimos el calor humano. No queremos marcas, empresas, sociedades, sino personas con nombre y apellido con las que dialogar, alguien a quien podamos apoyar o echar las culpas. Es esa falsa sensación de hermandad y amistad que generan las redes lo que atrae a la gente. Una cercanía y naturalidad que tanto el periodismo clásico como la política, por sus estructurados protocolos suelen carecer: exigen pensamiento crítico, resultan fríos y predecibles ¡qué aburrimiento! La trampa detrás de todo esto es que, aunque en redes los estímulos nos hagan sentir cómodos y acompañados, realmente estamos solos y mal sentados mirando el móvil, así que al menos empieza por sentarte recto, como diría tu madre.

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