Por Fitzgerald Cantero Piali @FitzgeraldCP78, politólogo, director de Zigma.uy

Uruguay vive su séptima elección presidencial tras la dictadura militar que finalizó en 1985. Con un cambio en las reglas electorales acontecido en 1996, reforma Constitucional mediante, se apresta a elegir parlamento en la elección nacional del 27 de octubre y si ninguna fórmula presidencial logra la mayoría absoluta del total de votos emitidos, el 24 de noviembre se elegirá presidente y vicepresidente de la República, entre las dos fórmulas que queden en primer y segundo lugar en octubre1.

El Parlamento bicameral se renueva en forma integral (99 diputados y 30 senadores), existiendo la reelección indefinida. También se renuevan el presidente y vicepresidente de la República (sin reelección inmediata).

Esta campaña se enmarca en el ejercicio del tercer período consecutivo de gobierno del Frente Amplio (FA), una coalición de partidos que van desde la centroizquierda a la izquierda más ortodoxa. En las tres ocasiones anteriores (2004, 2009 y 2014) conquistó el poder con mayoría absoluta en ambas cámaras. En esta oportunidad, todas las encuestas previas coinciden que no obtendrá esa mayoría. Lo que determina que, en caso de g­anar en la segunda vuelta de noviembre, deberá gobernar sin mayorías propias, lo que sería la primera experiencia en tal sentido para el FA. Tiene al ingeniero Daniel Martínez, exjefe del gobierno de Montevideo, capital del país, como aspirante a la presidencia.

En segundo lugar -siempre según los sondeos- se encuentra el Partido Nacional (PN), una colectividad de corte histórico liberal-conservador que, al influjo de la figura más joven de los candidatos a la presidencia, ha hecho un viraje hacia el pragmatismo y la modernización de las propuestas políticas. Luis Lacalle Pou, hijo de quien fuera presidente del país entre 1990 y 1995, es el desafiante con más chances de disputar el gobierno al oficialismo.

En tercer lugar aparece el Partido Colorado (PC), lema que más veces gobernó el país, desde su fundación en el siglo XIX. Ubicado en el centro del espectro político, tiene al economista de la Universidad de Chicago, Ernesto Talvi, como su candidato a la presidencia, con una fuerte entonación hacia los problemas educativos.

Luego aparece un partido emergente, de reciente creación, Cabildo Abierto, conducido por quien hasta marzo de este año fuera el Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini, con un enfoque claramente marcado hacia la derecha y con elementos de la extrema derecha, se posiciona disputando el tercer lugar al PC.

En términos programáticos, la campaña se desarrolla bajo algunos problemas estructurales que viene atravesando el país. Según todos los estudios de opinión pública, el tema que lidera las preocupaciones de los ciudadanos, es la falta de seguridad. Según cifras oficiales, el año pasado hubo 414 homicidios (46 % más que en 2017), de los cuales la mitad de ellos continúan impunes, elevando la tasa a 11,8 cada 100.000 habitantes. En lo que va del 2019, según cifras cerradas a setiembre, se contabilizaron 256 homicidios, mientras que las rapiñas (hurto con violencia) alcanzaron en 2018 las 29.904 rapiñas (53,8 % más que en 2017).

Lógicamente la seguridad es un tema de campaña. La actual administración del FA se había comprometido a reducir los hurtos y las rapiñas en un 30 %, lo cual claramente está muy lejos de cumplirse.

La economía es el otro tema que preocupa mucho. Se ha registrado un aumento importante del desempleo (9,1 % datos oficiales cerrados a julio); con un déficit fiscal cercano al 5 % del PBI y con una carga impositiva muy alta que no da margen para aumentar impuestos.

El otro gran tema que domina la atención de la campaña es la educación. Uruguay hace tiempo que viene cayendo en las Pruebas PISA. Solamente un tercio de los jóvenes que asisten a la secundaria completan ese ciclo.

Para simplificar la tónica de esta campaña, podríamos resumirla como en el título. El oficialismo reconoce que las cosas no van bien, compara con los gobiernos anteriores a 2005 y promete “vamos a hacerlo mejor”. La oposición le reprocha falta de credibilidad por las “promesas incumplidas” de 2014, básicamente en materia de seguridad y en el aumento impositivo.

Quien venza en estas elecciones, tendrá en la seguridad, la educación y el empleo, los tres desafíos más importantes de su gestión.

1 Este artículo se escribe a una semana de la elección nacional del 27 de octubre.

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