Por Ignacio Martín Granados, @imgranados
Dicen que la realidad supera a la ficción, pero los dichos populares no siempre se cumplen. Según una encuesta realizada hace unos días por Reuters-Ipsos, el 54% de los norteamericanos tienen una opinión desfavorable a Barack Obama y preferirían antes a cualquier otro presidente de varias series de ficción política televisiva preguntadas.
Según este sondeo, realizado durante el mes de marzo, los estadounidenses preferirían al maquiavélico, sin escrúpulos, ambicioso y cínico Frank Underwood de House of Cards (serie iniciada en 2013 y recién estrenada su tercera temporada en Netflix), interpretado por Kevin Spacey, con un 57% de aprobación, frente al 54% del real Barack Obama.
También obtiene peor aprobación comparado con otros líderes moralmente ambiguos para los estándares americanos, como el seductor y bebedor Presidente republicano Fitzgerald ‘Fizt’ Grant -interpretado por Tony Goldwin- en el culebrón de alta política Scandal (iniciada en 2012 y que va por su cuarta temporada), valorado con un 60% de aprobación. E incluso si es confrontado con la presidenta Laura Roslin, interpretada por Mary McDonnell, del sombrío universo de ciencia ficción de Battlestar Galactica (miniserie de SyFy, 2003), que es respaldada por el 78% de los espectadores que aplauden su liderazgo frente a los robots que amenazan la raza humana.
La comparación es mucho peor con otros presidentes ficticios más benignos. Por ejemplo, el 82% de los seguidores de El ala Oeste de la Casa Blanca (1999-2006), la celebrada serie de la NBC dirigida por Aaron Sorkin, tienen una opinión favorable del compasivo y humano presidente demócrata Josiah Barlet, interpretado por Martin Sheen.
En el caso de 24 (2001-2010), la serie sobre antiterrorismo de Fox, el patriótico presidente David Palmer -interpretado por el afroamericano Dennis Haysbert- contaría con el 89% de la aceptación si estuviera al frente del Gobierno de EEUU.
El único consuelo para Obama es que, según la encuesta, es más popular entre sus compatriotas que el presidente ruso Vladímir Putin, que sólo obtiene un 24% de votos favorables (como en las series y películas del periodo de Guerra Fría donde los rusos siempre son los malos). Sin embargo, en la vida real, como refleja la tabla de valoración de los presidentes que recoge El Molinillo, el líder del Kremlin es el más popular, llegando al 86% de aprobación, el índice más alto desde que llegó al poder por primera vez hace más de 15 años.
Según Tevi Troy, historiador de las presidencias y autor de What Jefferson Read, Ike Watched and Obama Tweeted, un estudio sobre la cultura popular en la Casa Blanca, los americanos están tan polarizados entre demócratas y republicanos que es improbable que algún presidente de la vida real pueda alcanzar esos astronómicos índices de popularidad
Además, a diferencia de los presidentes de ficción, siempre impecables para las cámaras y su infalible sentido de la oportunidad, los de la realidad muchas veces trastabillan. La única excepción, según Troy, fue el republicano Ronald Reagan, el actor reconvertido a político y luego presidente.
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