Entrevista a Juan Verde, es asesor internacional de gobiernos, instituciones y empresas. Además, Verde es licenciado cum laude en Ciencias Políticas y en Relaciones Internacionales por lA Universidad de Boston y Máster de Administración Pública en lA Universidad de Harvard.

Juan Verde despierta filias y fobias, endivias y admiraciones a cada paso. Han sido de gigante desde que salió del barrio de La Rocha, en la ciudad de Telde, en la isla de Gran Canaria. Hoy camina por Washington, la capital de la nación más poderosa del mundo, con paso firme. “Los valores que aprendí y cultivé en el hogar familiar han sido siempre mi orientación y la guía que ha marcado mis pasos por la vida”. Acaba de publicar Soñar es poder y le hemos pedido que comparta con nosotros las experiencias y enseñanzas aprehendidas en su trayectoria.

Por Juan M. Zafra

Juan Verde no es sólo un tipo listo. Es licenciado cum laude en Ciencias Políticas y en Relaciones Internacionales por la Universidad de Boston y Máster de Administración Pública en la Universidad de Harvard. En la actualidad ayuda a las empresas a internacionalizarse y es consejero, entre otras, de Sovereign Bank y Abengoa. “La política me apasiona”, reconoce. En su CV presume de haber colaborado en catorce campañas políticas, entre las que destacan la del senador Ted Kennedy, del presidente Bill Clinton, del vicepresidente Al Gore -con quien colaboró también en la iniciativa The Climate Reality Project Spain-, del senador John Kerry, y de la secretaria de Estado Hillary Clinton. Marcó un hito en su carrera como co-director internacional de la campaña para la reelección de Barack Obama. Su trabajo se centró en la captación del voto hispano, determinante en la victoria frente al republicano Rommey.

Los latinos conforman la primera minoría étnica en los Estados Unidos, superan los 50 millones de personas y no deja de comentarse el creciente poder de esta comunidad en las grandes decisiones políticas de Washington. ¿Estás trabajando ya para que un candidato latino llegue a la Casa Blanca?

Estamos en un momento grande para la comunidad hispana en EEUU. Llevo 25 años viviendo en EEUU y oyendo sobre el gigante dormido. Hoy esa comunidad es un gigante, pero de dormido no tiene nada. En 2008 la comunidad hispana jugó un papel importante para Obama. En el 2012 fue la clave de la victoria.

Lo cierto es que la comunidad hispana es la de mayor crecimiento en EEUU y el de menor crecimiento es el segmento conformado por el anglosajón blanco de 35 a 55 años, que es la base del partido republicano. Hay cinco estados que son claves para ganar unas eleccio­nes en Estados Unidos -Florida, Nueva York, Illionis, Texas y California- y el 80% de los hispanos se concentran en esos cinco estados. Evidentemente, la importancia del colectivo hispano es determinante.

¿Y qué hay del candidato? ¿Quién se presentará por el Partido Demócrata para tomar el relevo de Obama?

Te puedo decir quién quiero que sea sin dudas: Hillary Clinton. Sería la primera mujer en el puesto más importante del mundo. Sería la presidenta, no el presidente, más formado, con más experiencia y más brillante que ha llegado a la Casa Blanca. Ha sido ministra de Asuntos Exteriores, senadora… fue el número uno de su promoción en Yale. Es una mujer con una trayectoria y experiencia impresionante, pero además tiene una visión y una capacidad de análisis y de trabajo especta­culares. Es una mujer que cree que llegar a la Casa Blanca sería no sólo importante para que el partido demócrata siguiera adelante con los avances, sino porque ella misma sería una referente para las mujeres de todo el mundo. Sería una magnífica contribución a EEUU y al mundo.

¿Es pronto aún para un candidato hispano?

Te doy un ticket interesante: Hillary-Menendez, el senador de Nueva Jersey. Sería el primer hispano vicepresidente y cuatro u ocho años más tarde podría ser presidente.

Los republicanos también deben ser cons­cientes del voto hispano y estarán estudiando las claves para cautivar a la comunidad….

Como demócrata espero que no sepan dar con ellas…(risas). Pero también debo reconocer que son muy pragmáticos e intentarán un acercamiento. La realidad es aplastante en cuanto a la sintonía de los hispanos con el partido demócrata.

Los republicanos saben que perdieron por el voto hispano y de que no alcanzarán la Casa Blanca si no cambian su posición respecto a la comunidad latina. Sin embargo, veo difícil que se produzca ese cambio porque hay un duro enfrentamiento entre el Tea Party -contrario a cualquier avance en la integración de las comunidades- y otros sectores más mo­derados del partido republicano.

Los republicanos están ahora en manos del Tea Party y sin esa facción no se van a ganar unas primarias en el partido. Muchos de ellos creen que las últimas las perdieron porque se alejaron de los valores que deben defender los republicanos y que deben volver a ellas para ganar unas elecciones. No es eso lo que están diciendo los ciudadanos. Por eso hay otro ala del partido que está diciendo: los Estados Unidos han cambiado y tenemos que movernos hacia el centro; tenemos un país multirracial, multicultural y que el mundo avanza y no puedes volver hacia atrás. Lo que para otros, los demócratas, es una evidencia irrefutable, entre los republicanos provoca una durísima lucha interna.

Situémonos en el presente. ¿Ha cambiado el relato de Obama desde que llegó a la Casa Blanca?

No, no. El relato de Obama se basa en la búsqueda de un mundo mejor, en la gober­nabilidad responsable a largo plazo. Ese relato no ha cambiado. Lo que ha ocurrido es que la capacidad de cambio, la limitación que ha encontrado, nos ha condicionado. Me gusta esa frase de Obama que dice: “cuando gobiernas no haces lo que quieres, haces lo que puedes”. El ejemplo más claro es que Obama pro­mete cerrar Guantánamo y lo ha intentado, ha presentado hasta cinco iniciativas distintas, pero no lo ha conseguido…. Ha chocado con la oposición del Congreso, dominado por los republicanos, una y otra vez y lo mismo po­dría contarte sobre el impulso a las renovables o la firma del protocolo de Kyoto. Han sido luchas a morir. Aún así, hemos conseguido muchísimo.

Destaque alguno de esos logros

El primero, el más importante, es la recupe­ración económica y financiera del país. Obama recoge un país hecho añicos y hoy hemos salido de la crisis. Los indicadores están ahí para constatarlo: teníamos más de un 10% de desempleo y ahora está en el 6,9%; la Bolsa había perdido un 44% y hoy estamos a nivel pre-burbuja. Además hay crecimiento económico y las exportaciones tienen un buen ritmo de expansión. Todos demuestran que hemos salido de la crisis y estábamos al borde del cataclismo. Se ha llevado a cabo la mayor reforma financiera desde la gran depresión, estableciendo mecanismos de control para que no vuelva a suceder una crisis como la que hemos pasado.

No sólo se ha llevado a cabo la regulación bancaria más importante de la historia, sino que se han realizado otras muchas reformas como la de la sanidad pública, en un país con más de 40 millones de ciudadanos sin un sistema sanitario digno. A nivel interna­cional se ha restaurado la credibilidad de Estados Unidos, hemos retomado las relaciones con los organismos multilaterales como las Naciones Unidas y la OTAN. Se han sacado las tropas de Irak y de Afganistán, se han aprobado normas para erradicar la tortura; se han aprobado leyes para aprobar el matrimonio homo­sexual y mejorar los derechos del colectivo gay; se está intentando llevar a cabo una reforma migratoria sin precedentes y se han igualado los salarios y las condiciones laborales de las mujeres….y el impulso a las ener­gías renovables continúa.

¿Se ha hecho todo lo que se quería? No, pero se ha hecho mucho más que bajo el mandato de los presidentes anteriores.

Con todo, las lecturas desde Europa son muy críticas y la popularidad de Obama ha caído estrepitosamente.

A nadie se le escapa que el caso Snowden y antes Wikileaks han sido una sombra, una mancha en las relaciones bilaterales con Europa. Pero si quitas esa mancha, lo cierto es que jamás había habido una mejor relación entre EEUU y Europa. Ha habido más comunicación, más interacción entre el gobierno de EEUU y el europeo en los últimos momentos que en muchos otros periodos de la historia.

¿No es un poco exagerado…?

No. Esta misma semana se han producido dos grandes avances en esas relaciones. Ha habido dos delegaciones europeas en Washington. Una para explicar lo ocurrido con Snowden y lo que ha desvelado y, sobre todo, para trabajar conjuntamente para que haya una mayor transparencia en ambas partes. De ahí saldremos reforzados mutuamente. Además ha habido otra delegación encargada de avanzar en el Tratado de Libre Comercio. Llevábamos 40 años conjeturando sobre esta posibilidad. Hoy hay una realidad ambiciosa para que se firme una tratado de estas características en los próximos 18 meses. Era impensable antes y tendrá una repercusión enorme en la calidad de vida de los ciudadanos y el empleo porque hablamos de un acuerdo que permitirá la libre circulación de servicios y de personas. ¡Dios mío!, entre Estados Unidos y Europa. Estamos hablando de aumentar el PIB en un 1%, crear un millón de empleos…..el aumento de ingresos por familia podría llegar a aumentar entre 500 y 600 euros. De eso es de lo que deberíamos hablar; de lo que nos une y no de lo que nos separa.

¿Qué diferencias encuentras en la comunicación política que se hace en EEUU res­pecto a Europa?

La principal diferencia es la profesionalidad que existe en Estados Unidos. Los líderes se rodean de los mejores, no sólo de aquellos que les dicen lo que quieren oír. En la última campaña electoral, por ejemplo, los demócratas, trabajamos con cinco agencias de comunicación. Tres tenían un sesgo demócrata, pero las otras dos eran claramente republicanas. El método de trabajo en Estados Unidos es más abierto; en realidad, todo el sistema electoral y de gobierno es más abierto que en Europa, y eso incide en la forma en la que se aborda la comunicación política.

La otra gran diferencia es que en Europa se hace una comunicación poca cercana al electorado. Gran parte del éxito de Obama o Clinton tiene que ver con la capacidad de explicar situaciones complejas de una forma sencilla, directa, apelando a los sentimientos. Te diría que la cercanía, la espontaneidad e incluso la simpleza son las claves de la comunicación política en EEUU. No por utilizar palabras complejas se comunica mejor. Profesionalidad, emoción, cercanía y franqueza son claves en una buena comunicación política. La pasión…. es difícil encontrar un político en Europa que mueva masas porque no ponen pasión.

La tecnología y, en particular, el análisis de grandes volúmenes de datos (big data) ha sido clave en las campañas. ¿Hasta qué punto las matemáticas alejan al político de la ciudadanía, lo convierten en un autómata que da a cada uno lo que quiere?

El análisis de datos, los data rooms nos permiten entender mejor qué y cómo comunicar. Permite hacer una comunicación más efectiva. Clave está en inyectar pasión, intuición y cercanía a los resultados que obtienes del análisis de los datos. Los datos nos acercan más al electorado porque nos permite conocerlo mejor. Es entender qué quieren y cómo lo quieren y a partir de ahí establecer una conexión. La tecnología nos acerca, no nos distancia.

¿Nos dejamos llevar más en Europa por la intuición?

No, no lo creo. En EEUU somos tan intuitivos como en Europa. Lo que ocurre es que se basa en una metodología y apela al rigor. Elegimos una opción no sólo por una intuición sino porque la experiencia, la estadística, las bases de datos, nos indican que es el camino correcto. Creo que en Europa no siempre es así.

¿Cómo se ha empleado el big data en el partido demócrata una vez que Obama llegó a la Casa Blanca?

Hay un antes y un después de la campaña electoral de 2008. A partir de ese momento cambia radicalmente la forma de abordar la comunicación política en campañas electorales. En 2012 se produce un cambio de paradigma. Se comprende que la tecnología, el análisis del big data, pasa a de ser una he­rramienta de apoyo a ser el motor de la campaña. Después se ha intentado transferir ese conocimiento a la comunicación del partido y también a la acción de gobierno, intentando que toda la información recabada impulsara el movimiento social necesario para mejorar el país. Lo que nos ha servido es para tomar decisiones desde la Casa Blanca.

¿Cómo se ve Europa desde EEUU?

EEUU ve a Europa con cariño y con preocupación. Sin una Europa unida y fuerte no habrá recuperación y progreso en el mundo. EEUU ve a Europa con la absoluta convicción de que deben estar unidos.

¿Cómo te ves tantos años después de salir de Canarias?

Son muchas las personas que me preguntan cómo pudo llegar un muchacho de Telde a formar parte del gobierno de Obama en Washington. Es a lo que he tratado de responder en el libro y como escribo en sus páginas: “La valentía, la fe y la audacia son las bases que marcan siempre la diferencia en la consecución de nuestras metas personales”.

¿Hay aún antiamericanismo en España?

No creo que exista un antiamericanismo endémico en España. Hay grupos minoritarios que lo muestran, pero no representan los valores de la sociedad española. Se combate a esos pocos mediante la cooperación y el acercamiento. Los programas de becas en EEUU son una de las mejores prácticas del gobierno y las ins­tituciones de EEUU para darse a conocer en el mundo.

¿Habrá encuentro Obama-Rajoy?

Faltan tres años todavía, creo que sí. Habrá alguna visita oficial.

¿Qué aspectos te llaman la atención de la comunicación del Gobierno de España?

Reconozco cosas muy mejorables en la gestión del gobierno. Por ejemplo, en lo referido a las energías renovables, la educación o la I+D+i. En cualquier caso, lejos de decir lo que tienen que hacer, a mi me gustaría señalar algunas cosas que sí han funcionado en Estados Unidos cuando se han enfrentado graves situaciones de crisis. La primera de ellas es que debes ser directo, cercano; no eludir el diálogo con los ciudadanos que esperan respuestas a las cuestiones que se pueden estar planteando respecto a tal o cual asunto por delicado que este sea. En segundo lugar, se deben unificar los mensajes. Para ello es importante que haya transparencia entre los propios miembros del gobierno y del partido. Se debe afrontar la situación de forma directa y a partir de ahí sentar los mensajes que todos y cada uno de ellos trasladará a los medios de comunicación y a los ciudadanos, a los que es inútil intentar eludir.

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